Más de 1.300 rumberas, loros, patitos, mariposas, flores y otras criaturitas de la selva llevaron ayer al parque de Santa Catalina el espíritu más auténtico del Carnaval de Una noche en Río. Algunas no levantaban ni tres palmos del suelo, pero ello no impidió que desplegaran ritmo, alegría, espontaneidad y su tremendo amor por el baile y la fiesta carnavalera en un sambódromo que sirvió de gran escenario para la celebración del festival de disfraces infantiles.

La gente de la capital grancanaria parece haber cogido con ganas los carnavales de este año, como se pudo comprobar el pasado viernes, en la asistencia multitudinaria al pregón de Santa Ana, y también el sábado y ayer, con un parque de Santa Catalina abarrotado por los familiares que acudieron a ver como los más pequeños de la casa estrenaban el impresionante escenario del carnaval carioca, con sus 800 metros cuadrados de superficie, sus favelas y su gran portada-tocado de frutas. En total fueron 1.307 los niños y niñas que animaron el parque.

El espectáculo de los más pequeños contribuyó a caldear aún más un parque, en el que se notaban los efectos de un sol que rajaba las piedras. La fiesta se prolongó hasta las 14:30 horas, ante un auditorio entregado, que jaleaba a sus hijos, sobrinos y amigos más menudos mientras las niñas y los niños fueron capaces de ofrecer sus mejores dotes para el baile.

No hubo premios, pero todos los 49 participantes que actuaron -46 grupos y tres individuales- merecieron galardón, incluido el presentador, el actor y productor Rafa del Pino, un simpático clown que aguantó estoico y con el mejor humor del mundo las más de tres horas que duraron los bailes y gracias de los más chicos. Llegó con nariz de payaso y una cola de rumbera, que aseguró haberse encontrado arrumbada en un rincón del escenario entre los restos del concurso de comparsitas de la noche anterior; y adquirió un aire a lo Mary Poppins, cuando se armó con un paraguas de lunares para escapar de los rayos de un sol de justicia.

Entre diablos y unicornios

Rompieron el fuego las 25 niñas del grupo de baile Kendra, unas amigas del Rey León que con sus vestidos azules, dieron paso a los componentes del club deportivo Acedance, que de rojo y con mucho corazón ejecutaron en el escenario una tabla de gimnasia. Luego aterrizó la samba, la pluma, la purpurina y el sabor de Anyara Rodríguez Tavío, que se lo montó en solitario, poco antes de dar paso a la Escuela de Música y Danza Ciudad de Guía y Teror y a los chicos de New Generation, con una fantasía que recordaba a unos indios cherokees, con falda plateada y capa negra incluida.

A eso de las doce de la mañana, después de la intervención de La diablita loca, de las animadoras del grupo Attenery y unos maravillosos unicornios rockeros, el escenario se tornó sambódromo, cuando aterrizó el espíritu más puro del carnaval carioca, de la mano de los muchachos de Enseñanzas Artísticas Arraiz y las escuelas de danza de Suna Jiménez y Silvia Barrera. El escenario se llenó de aves tropicales y unas frutas pequeñitas que daba gloria verlas.

Poco después de las 13.00 horas le llegó el turno a las mariposas de Danza Las Palmas, entre las más pequeñas, con edades entre los tres y los cuatro años. Llegaron del Amazonas y entusiasmaron al personal con sus maracas naranjas y el baile del Tico Tico. Entre ellas revoloteaba la bella Irati, una de las más chicas, mientras sus padres, su hermana, sus abuelas y el resto de la familia, aguantaban a pelo el solajero en las gradas, llenos de orgullo del arte de su pequeña mariposa.

En representación del colegio Marpe actuaron cinco grupos, entre los que destacó la coreografía que atracó en el sambódromo con varios cruceros y un grupo de guiris de Altavista, a ritmo de la música de Vacaciones en el mar, las rumberas con sabor y las piruetas a ritmo de batucada de unos cariocas con mucho son.

El parque, que se llenó con más de 4.000 personas, casi se viene abajo, con aplausos y pitos, cuando uno por uno fueron ocupando el escenario los niños y niñas del Ampa Caluca del Colegio Público de Infantil y Primaria (CEIP) Las Mesas.

El barrio de Las Mesas en peso debió acudir al parque, tal era el estruendo que se oyó cuando salieron los patitos y las estrellas rockeras con sus melenas cardadas, todas con un diseño de Diana Gillén. Cuando más caldeado estaba el escenario, y no sólo a causa de la tremenda solajera, hizo su aparición la infantería del ejército de la reina del hielo, que contribuyó a elevar más la temperatura y el entusiasmo del público. El broche final lo puso Gabriela Suárez Melián -una de las tres participantes individuales- que maravilló al personal con la fantasía Y desperté de un sueño donde la música y el reloj no paraban de sonar. Gabriela deleitó a los que acudieron, metamorfoseada en una delicada violinista autómata de cuerda. Otros grupos que intervinieron fueron los de la escuela de danza de Suna Jiménez, New Ending, Danza Las Palmas, la escuela de danza Suleica Borges, el club de baile Letizia Mujica y Enseñanzas Artísticas de Alexia Rodríguez, que presentó cuatro coreografías de bailes, entre ellas de la de unas 25 preciosas flamencas rosas.

Jeannette Dorta Estudio participó también con tres coreografías de baile, a cual más buena. Empezaron las más pequeñas con unos maravillosos trajes de lunares y gorros rosas, estilo años 50, siguieron las mayores con un espectáculo de cabaret y terminaron con unas moteras de negro. Todo un broche para una mañana repleta de mascaritas.