"De Norte a Sur, de Este a Oeste, la lucha sigue cueste lo que cueste". Al grito de originales consignas más de un millar de personas vistieron ayer las calles de la capital grancanaria de los colores del arcoíris durante la manifestación del Orgullo LGTBi, que desde hace ya cuatro décadas toma la ciudad. Bajo el lema, Mayores sin armario, la marcha marcó su inicio a las 19.00 horas, fijando en esta ocasión como punto de partida la plaza de Manuel Becerra - en lugar de la avenida José Mesa y López como hasta el momento había sido habitual-para concluir en el parque de Santa Catalina poco antes de las 21.00 horas. Pero la jornada sirvió también para celebrar el 50 aniversario de la popular revuelta de Stonewall en Nueva York, que supuso el comienzo de este importante movimiento reivindicativo de los derechos de las personas que integran el colectivo.

Revolución

"Desde un punto de vista social, el movimiento LGTBi es, sin duda, de los más revolucionarios, porque desmorona todos los cimientos de la sociedad patriarcal", apuntó Lucía González, una mujer de 69 años que no dudó en sumarse a la manifestación. Según relató esta socióloga, para ella no fue especialmente difícil declarar abiertamente su sexualidad. Un hecho que asocia a su espíritu "rebelde". De hecho, se trasladó a Madrid cuando tenía 20 años y pronto comenzó a militar en el movimiento feminista y en el colectivo de lesbianas feministas de la capital estatal.

"Me sentí muy respaldada y hacíamos muchas reivindicaciones, a pesar de que la policía cargara contra nosotras. Sin embargo, los veranos que pasaba en Canarias eran como volver a la clandestinidad", anotó, realizando una comparación entre los contextos sociales. Para después agregar que, "era una época difícil en la que los gays y los transexuales aún lo tenían más complicado que nosotras, que pasábamos algo más desapercibidas". Todo esto sin olvidar que las féminas, por entonces, eran educadas para casarse y "formar una familia con un hombre".

Consciente de la evolución que ha experimentado la sociedad y de las asignaturas que aún quedan pendientes, González aseguró que, desgraciadamente, todavía hay muchas personas mayores a las que la represión que vivieron durante la época franquista les ha dejado una huella imborrable, "que han convertido en autorepresión". Ante esta realidad, quiso poner en valor la importancia de celebrar la manifestación como una forma de reivindicar las ganas de vivir, el deseo de sentir, y sobre todo, "el orgullo de ser personas".

Entre la multitud se encontraba también Elizabeth del Pino, una activista del colectivo Gamá que no quiso faltar a la cita reivindicativa, y que valoró muy positivamente el lema defendido. "Las personas mayores son las que, en realidad, abrieron las puertas de todo este movimiento. Lo cierto es que hicieron un trabajo muy silencioso que nunca ha sido del todo reconocido", expresó con contundencia, instantes antes de iniciar la marcha.

Del Pino tiene muy claro que no se puede retroceder ni un solo paso en la lucha por la consecución de una igualdad real. Una meta que aún se encuentra en el horizonte, pero que cada vez está más cerca. "La gente no tiene que formar parte de esta causa para defenderla. La igualdad es algo que nos beneficia a todos. Es una lucha comunitaria que busca integrar a todas las personas que componen la sociedad ", sentenció la integrante de la agrupación.

Por su parte, la presidenta del colectivo Gamá en Canarias, Montserrat González, centró su atención en acentuar que, para el colectivo, es un "orgullo" poder celebrar este día, "porque ahora podemos salir a la calle a manifestarnos para defender nuestros derechos. Antes, todo era muy diferente y estábamos perseguidos".

Muy emocionada, González, de 61 años, echó la vista atrás para recordar que, durante la época de la dictadura -e incluso años después-"ni siquiera nos trataban como personas". Por esta razón, no titubeó a la hora de hacer pública su satisfacción con el hecho de continuar con una lucha que cada vez concentra una mayor participación social.

"Por suerte, en la actualidad, contamos con más apoyo. Pero eso no quiere decir que aún no quede mucho por hacer", dijo, haciendo referencia al episodio violento que se produjo el pasado jueves en Barcelona hacia un joven homosexual en una popular cadena de restaurantes. "Aún quedan personas que no aceptan nuestra condición. Si se creen que van a conseguir encerrarnos en un armario, se equivocan", defendió con ímpetu.

Ya en el parque de Santa Catalina pusieron voz al tradicional manifiesto la presidenta de Gamá, junto a Lorenza Machín -de 73 años-, y las jóvenes Eugene Criado y Gara Hernández. Todas ellas integrantes de la agrupación. "Ningún partido va a devolvernos a los años del armario. Ni quienes profieren discursos de odio, ni quienes hacen como que no les escuchan para pactar con ellos", rezaba parte del contenido.