"La guagua parece una licuadora". Así explica una usuaria de Guaguas Municipales la experiencia de salir con el transporte público por el intercambiador de Santa Catalina cuando uno de los vehículos queda atrapado en uno de los grandes socavones que le han brotado desde hace más de dos años al acceso. Los baches son de tal calibre que ya se ven hasta los forjados de los cimientos. Además de las molestias que causan a los viajeros, las zanjas dañan las guaguas, que sufren averías. La más reciente afectó a un vehículo, que tuvo que ser retirada de la circulación, al romperse un tirante, elemento que juega un papel importante en la dirección del vehículo.
El Sindicato Unificado de Guaguas (SUG) volvió ayer a denunciar el mal estado de la salida del intercambiador, mediante un comunicado en el que reclama al Cabildo de Gran Canaria y la Autoridad Única del Transporte que solucione de una vez el problema y se deje de poner parches. El acceso está repleto de hoyos desde hace más dos años. En agosto del año pasado, el Cabildo rebacheó el pavimento, una actuación que los guagüeros califican de parche, porque los baches han reaparecido y son cada vez mayores. Desde la Concejalía de Movilidad, que dirige José Eduardo Ramírez, señalaron que "el Ayuntamiento ha trasladado a la Autoridad Única del Transporte la necesidad de resolver el problema".
De bache en bache
Y desde el Cabildo, fuentes de la Consejería de Obras Públicas, Infraestructura, Transporte y Movilidad, que dirige Miguel Ángel Pérez, señalaron que la obra para acabar con los baches está pendiente de salir a concurso. Las fuentes achacaron el retraso a los "problemas que ha habido en el proceso de licitación". Aseguraron que el consejero es "conocedor del problema", pero "así como en San Telmo sí está en proceso de licitación, en Santa Catalina se ha alargado por la escasez de técnicos".
Añadieron que además de un asfaltado en condiciones del acceso se abordarán otras actuaciones que necesita el intercambiador, una intervención que espera que se lleve a cabo a lo largo del próximo año.
Por su parte, Feluco Marrero, miembro del Sindicato Unificado de Guaguas y portavoz del comité de empresa, denunció que el acceso es "intransitable para las guaguas y para los usuarios" y constituye además "una penosa imagen" en una zona turística de la ciudad. "Las guaguas, los conductores y los usuarios sufren las consecuencia de los socavones y el parcheo no es la solución, por lo que hacemos un llamamiento a la Autoridad Única del Transporte, Cabildo de Gran Canaria, Ayuntamiento, Guaguas Municipales y Gexco (empresa que gestiona el intercambiador) para que den una solución rápida" al problema.
Marrero recordó que "las obras se anunciaron, se dijo que estaban presupuestadas, pero nunca se hicieron. Lo único que han hecho es parchear. Lo que está pasando en el intercambiador es tercermundista, en plena entrada de la ciudad. Es para tenerlo como los chorros del oro y no está ni bien señalizado".
"Esto es un escándalo. El Cabildo tiene que tomar medidas ya y el Ayuntamiento mover al Cabildo. Que se dejen de marketing y solucionen los problemas de una vez", advirtió el sindicalista, que constató que el pésimo estado del firme repercute en la amortiguación y otros elementos de las guaguas y también en los usuarios, que tienen que aguantar el traqueteo.
Y eso que, por regla general, los conductores tienen cuidado para evitar los baches, pero cuando quedan atrapados en uno de ellos, la guagua entra de manera irremediable en modo licuadora, como diría una viajera que sufre de vez en cuando este tramo del trayecto.
De hecho, las guaguas tienen que reducir tanto la velocidad para evitar los baches que saldrían más rápido si las arrastraran. Por el intercambiador pasan a diario más de ocho líneas de Guaguas Municipales. Casi todas las líneas que van al Puerto y las que tienen correspondencia con el intercambiador pasan por allí unas seis veces al día y a veces más. Entre las líneas que entran en el intercambiado están las que van al Puerto (12, 33, 47 y 49) y todas las que tienen correspondencia. Las guaguas de Global soportan el mismo problema. No sufren tanto como las amarillas porque su carrocería es más alta, pero al final todas se resienten del pésimo estado del firme.
