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Crisis del coronavirus Entrevista al alcalde de la capital

Augusto Hidalgo: "Mucha gente ha pasado a la pobreza extrema; estamos ante una bomba social"

"No tendríamos problema en prestar dinero al Estado porque esta situación afecta a todos", afirma el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria

Cuando a finales de enero se detectó el primer positivo por coronavirus

Estuvimos tomando medidas una semana y pico antes de que el Estado decretara la alerta, desde que se dio la situación de La Gomera. Por eso, cuando se decretó la alerta, nosotros ya nos habíamos adelantado.

¿Se infravaloró al virus?

Es muy fácil ahora, a posteriori, ver toda la situación. Estamos en una situación totalmente extraordinaria en la que debe haber una unidad de mando clara y es la que ejerce el Gobierno central. Nosotros aquí somos meros soldados. Cuando se acabe esta situación y se pueda hacer un análisis más sosegado, más que los reproches, lo importante es prever situaciones futuras como esta. Creo que en estos momentos sobran las críticas políticas y tenemos que estar todos a una.

¿Hasta cuándo cree que se podrá mantener en hibernación a la economía? Ya se han conocido los datos del paro de marzo y no son nada alentadores.

Eso es algo complicado. Ya el impacto directo de esta situación es demoledor. Pero al margen de eso, está el impacto que produce en el tejido productivo: la capacidad de volver a arrancar. Ojalá estemos en un escenario en V como dicen algunos economistas. Es decir, que esto sea un paréntesis y que todo lo que ha caído vuelva a recomponerse prácticamente a la misma velocidad.

¿Lo ve posible?

Creo que no va a ser así porque la economía no arranca como si fuera un motor calado. La capacidad de liquidez que tenga la población es importantísima para que podamos salir del atolladero. Por eso las medidas tienen que ir fundamentalmente a dar liquidez a la gente para que, cuando salgamos de esta situación, vuelva a consumir y a generar actividad y así recuperemos la situación de empleo y productividad que teníamos. Esto dependerá también de lo que se alargue el proceso. A medida que se alargue, se volverá más complicado.

Ha generado bastante polémica entre los empresarios el cese de toda actividad salvo aquella considerada esencial, ¿le parece arriesgado?

Es una decisión siempre arriesgada, pero al final gobernar determina que tengas que tomar decisiones drásticas para evitar un mal mayor. En este momento le ha tocado al presidente Pedro Sánchez.

¿Baraja la posibilidad de hacer ajustes de plantillas?

Aunque algunas de nuestras sociedades estarían en la situación de ir a un ERTE por su caída de ingresos, como Sagulpa o Guaguas Municipales, tenemos una ventaja que hace que no nos veamos obligados a ello. El Ayuntamiento, porque ha hecho los deberes, tiene espalda financiera para soportar esta situación, incluso alargándose un tiempo. Incluso las propias empresas. Guaguas Municipales tiene un colchón de recursos propios para soportar esta situación durante un tiempo importante.

¿Cuánto tiempo?

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria tiene recursos para poder soportar a sus empresas y a sus empleados prácticamente durante todo este año, aunque apagáramos la actividad económica todo el año. Es un escenario irreal, pero estamos en condiciones de hacerlo. Algunos nos decían que por qué pagábamos la deuda en los bancos de forma abrupta y ahora eso nos ha dado un colchón de liquidez importante. Nos da la tranquilidad para ahora sí poder gastar recursos en quienes lo necesitan.

¿Cuántos recursos ha movilizado el Ayuntamiento para hacer frente a esta situación?

Solo en pérdida de ingresos por medidas en las que inhibimos a los ciudadanos de pagar, más de cuatro millones de euros. Pero el elemento más desastroso de esta situación de crisis económica están siendo aquellos que de forma abrupta, de la noche a la mañana, han pasado de tener ingresos a la pobreza extrema. Es algo que solo se produce en escenarios de guerra. Es algo insólito.

¿Tanto personas que vivían en la economía sumergida como quienes tenían un trabajo legal?

Tanto en el ámbito regular como en el irregular. Hay personas que viven en la economía sumergida y desde el minuto uno pasan a ser pobres de solemnidad. Pero hay personas que, pagando sus impuestos, de repente se han encontrado también en la misma situación. Estamos hablando de que en comida más de 5.000 familias están siendo atendidas por Servicios Sociales.

De la noche a la mañana ya no tienen ni para comer.

Literalmente, ese es el escenario que estamos afrontando. Y esto aumenta a medida que se alarga el tiempo de confinamiento. Llevamos a diario a sus casas kits de comida o les damos tarjetas para que vayan a hacer la compra para unos 15 días. Ponemos entre 150 y 500 euros en cada tarjeta de comida. Ahora estamos en la fase de recarga porque a los primeros que les dimos esas tarjetas ya se le han acabado la comida.

¿Ha aumentado el número de quienes piden comida en la calle?

Se ha multiplicado el número de personas que tenemos constancia que están pidiendo comida en la calle. Algunas no es que no tengan casa, sino que han pasado a la pobreza aunque tengan vivienda. Hemos pasado de unas 60 o 70 personas a unas 200 que llegan a pedir comida. Muchos vienen de fuera. De repente aparecen extranjeros o nos encontramos con personas con problemas psiquiátricos. Hay situaciones variopintas, la situación se ha tensionado al límite máximo.

¿Está colapsado Servicios Sociales?

No hemos colapsado porque hemos inyectado un montón de recursos. Nuestro gasto en comida para gente que está sufriendo una situación extrema por el coronavirus está rondando ya unos dos millones al mes. Evidentemente, todo no puede ser ilimitado en la vida, pero la idea es poderlo sostener. El escenario es tremendo y nuestro coste está siendo en esos calibres.

¿Estamos ante una bomba de relojería social?

Ya eso se ha producido. La situación más grave es la de las personas que han pasado a una situación de pobreza extrema. Quitando la situación que están viviendo Madrid y las dos Castillas desde el punto de vista sanitario, aquí la verdadera crisis está en el ámbito social, sin lugar a dudas. Y lo estamos soportando las administraciones locales. Cada administración local, dependiendo de su capacidad financiera, podrá soportarlo más o menos.

¿Hay plazas suficientes en los albergues dispuestos para las personas sin hogar? ¿Se va a ampliar?

Estamos atendiendo gente que viene de todos los puntos de la isla. Tenemos 256 plazas solo para los sin techo. De ellas, 102 las hicimos nuevas con los dos albergues que hemos creado en la fábrica de hielo y en El Polvorín. Tenemos ya previsto otro con todo el material, solo pendiente de que le dé el ok a la concejala de Servicios Sociales, en el polideportivo San Román. Lo íbamos a hacer en La Isleta, pero San Román es mejor porque tiene más espacio para otras 50 plazas. Y siguen llenándose.

Está afrontando toda esta demanda con recursos propios, ¿cuándo espera recibir los fondos del Gobierno?

Lo estamos solventando con recursos propios y tenemos espalda para poderlo solventar, pero es verdad que hay varias vías. Por parte del Gobierno central se han habilitado 300 millones para las administraciones autonómicas, que tienen que repartir con las locales y nosotros estamos siendo seguramente la administración que más está invirtiendo en la gente que lo necesita. La otra vía de ingresos es poder utilizar nuestros propios recursos.

¿Y está de acuerdo con el límite del 20% impuesto para el gasto del superávit municipal?

Si Europa definitivamente decide que no se tengan en cuenta los límites de déficit de los países en esta situación extraordinaria, el Estado español tendría que liberarnos a nosotros para utilizar nuestro dinero. Sería llamativo, como mínimo, que no podamos utilizar todos los recursos disponibles, sobre todo aquellas administraciones que están totalmente saneadas y que tienen el dinero en los bancos.

¿Qué le parece la idea de que el Estado pudiera confiscar el superávit de las entidades locales?

Eso es una elucubración que me sorprendería que se tomara. El Estado tiene una forma de financiarse con Europa a través del famoso Fondo de Financiación, de 700.000 millones. Aunque aún no esté decidido, parece que puede haber acuerdo. Lo lógico es que Europa diese ese dinero sin interés y sin condiciones. El Estado tendría ahí un fondo que es muchísimo más grande que utilizar los 27.000 millones que tienen los ayuntamientos en sus cuentas corrientes. Es dinero, pero es microscópico al lado de la cantidad que le puede dar Europa. Y al final lo tendría que devolver, entiendo. Sinceramente, creo que eso no se va a producir, pero bueno, se podría producir. No tendríamos problema en prestar dinero al Gobierno nacional para una situación como esta porque, al final, afecta a todos, pero lo lógico es que una parte la pudiéramos utilizar. Ahora nos han dejado un 20%. El Ayuntamiento tiene recursos para soportar la situación y para ayudar a las personas, pero nos tienen que dar capacidad para gastarlo todo y no nos dejan.

El Estado ha prohibido los desahucios y prorrogado alquileres. ¿Se puede producir en la capital una emergencia habitacional una vez que estas medidas se levanten?

Es muy difícil de prever. Nosotros hemos eximido del pago del alquiler durante todo el año a las viviendas, aparcamientos, trasteros e incluso locales de los edificios públicos dependientes del Ayuntamiento. Igual que hemos hecho con las tasas o con las concesiones administrativas como los quioscos. El elemento de la liquidez va a ser determinante para que el pequeño empresario y el ciudadano de a pie sea capaz de salir de esta crisis económica. Sin reactivar el consumo, no saldremos de esta situación. Es verdad que las medidas del Estado son concluyentes. Una vez termine la situación de alarma, esto no va a ser un encendido automático. Si va a ser progresiva la recuperación, las medidas que se han tomado seguramente se tendrán que alargar en el tiempo de forma progresiva para evitar que haya personas que puedan perder su vivienda.

¿Cómo definiría el comportamiento de los ciudadanos ante el confinamiento?

Increíblemente positivo. Independientemente de que en las redes y en las televisiones salgan casos estrambóticos de incumplimiento de las medidas de confinamiento, la inmensa mayoría de los ciudadanos tienen un comportamiento ejemplar.

La Guardia Civil cerró esta semana el acceso a la capital por el sur, algo que ha producido colas en pleno confinamiento. ¿Puede esto ser un problema?

Algunas medidas, como esta, no nos corresponden. Es verdad que genera un atasco importante al derivar toda la gente a la circunvalación. También desaparece prácticamente el tráfico en el centro de la ciudad. Si ese era el objetivo, lo han conseguido.

¿Pero ve lógica esta medida?

No sé cuál es el objeto de esa medida, lo digo con sinceridad. Como no nos han consultado, quiero creer que el objetivo es intentar que la gente vea las restricciones como un elemento disuasorio. Pero es verdad que necesitamos que la gente llegue con rapidez, por ejemplo, a la zona hospitalaria sur. Y también que el personal médico se mueva con rapidez para atender a las personas. Bueno, es una decisión de la Guardia Civil y estamos bajo las órdenes del Ministerio del Interior. Aquí somos un soldado más.

¿Era ahora el mejor momento para destituir a Teresa Cruz como consejera de Sanidad?

Desconozco por completo los elementos concretos para tomar una decisión así, pero sé lo que es gobernar y debe haber unanimidad de actuaciones en un Gobierno. Es parte de la responsabilidad. Para mí, chapó al presidente. Ha tenido que bregar con incendios, con tormentas de tierra históricas y ahora encima con una pandemia. La verdad es que le ha tocado todo tipo de situaciones extremas y tiene que hacerlo con la máxima solvencia.

Como alcalde, ¿qué siente al salir a la calle en una ciudad apagada?

Es una situación desalentadora y psicológicamente dura para una ciudad cosmopolita y de vibrar fuera de las casas. Pero estoy convencido de que la sociedad será mejor después de la pandemia, más capaz de afrontar los desafíos que haya por delante.

En lo personal, ¿cómo lo vive?

Tengo una hija preadolescente y también estoy preocupado por el curso escolar. Siempre es una desazón. Mi mujer, además, es sanitaria y los dos estamos trabajando. Ella de tarde y yo, aunque hago turno de 24 horas, intento estar por las tardes en casa.

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