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Desescalada en Canarias

Largas esperas para comprar los bonos

Con la desescalada, y al desaparecer el pago en metálico, los usuarios de Global soportan tediosas colas para poder adquirir alguna de las tarjetas para viajar

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Colas para la adquisición del bono de guagua en El Hoyo

Pagar en efectivo para utilizar el transporte público es agua pasada desde el pasado 14 de marzo, día en el que el Gobierno central declaró el estado de alarma por la pandemia de la Covid-19. En las últimas semanas, ante la reactivación de la movilidad urbana e interurbana por la desescalada, las colas para poder adquirir los distintos bonos de viajes disponibles y/o recargarlos se han convertido en todo un clásico cada mañana en la estación de San Telmo de Las Palmas de Gran Canaria.

Toca armarse de paciencia. Pero, sobre todo, lo ideal sería poder planificar y realizar todos los trámites con antelación para evitar llevarse un susto, donde perder la guagua sería un mal menor, hasta el punto de ir tarde al trabajo o, incluso, quedarse en tierra por haber llegado al aeropuerto fuera del horario de facturación. "Tendría que haber estado en Vecindario a la uno, pero resulta que cuando iba a subir me informaron de que no se podía pagar en metálico", señala Aitor Santana, mientras describe el largo tiempo de espera que le quedaba por delante en los bajos de San Telmo por no haber previsto este inconveniente.

En estos momentos, en la estación de San Telmo existen hasta tres colas para tres taquillas diferentes, donde por momentos las distancias de seguridad recomendadas de al menos metro y medio se vulneran con facilidad. "Esta no es la tuya", apunta una señora a su compañera delantera de fila. "¿Aquí no es donde se recarga el bono? Bueno, de momento ya me quedo aquí", le responde Diana Hurtado, vecina de la capital grancanaria; de hecho, lleva ya casi 10 minutos esperando su turno para ser atendida. "Estaba paseando por Triana, como tenía tiempo aproveché para venir y así quitármelo de encima", añade.

Pero no todos los que frecuentan estos días la estación capitalina han acudido con tiempo de sobra. Santana señala que primero hizo una cola, durante más de 10 minutos, que resultó no era la que precisaba para poder sacarse la tarjeta de transporte, pues normalmente sólo utiliza Guaguas Municipales y no con mucha frecuencia. "Falta información, dejarlo todo más claro al usuario", recalca.

Normalmente, para poder obtener algunos de los títulos de transporte público es necesario hacer los trámites por internet a través de la página web de Global y, posteriormente, ir a recogerlo a San Telmo y por último hacer recargar con dinero. Ahora, ante la alta demanda, el personal de la empresa está expidiendo bonos al momento en la estación.

Una empleada, tablet en mano, recorre la fila en busca de aquellos que todavía no han solicitado la tarjeta por internet desde su casa o lo están haciendo sobre la marcha en lo que esperan antes de llegar a la taquilla; en caso de no contar con una fotografía tipo carnet a mano. "¿Dónde hay una pared con fondo blanco para la foto?", se pregunta una de las mujeres que hacen la cola, lleva allí casi media hora y ya debería de estar camino de Arucas, repite todo el tiempo. No consigue hablar con nadie de la compañía y por eso necesita que alguien la retrate sobre la marcha en cualquiera de los insulsos muros de San Telmo.

Mientras, Santana espera impaciente, tendría que haber estado ya llegando a Vecindario y, todavía, se encuentra esperando en la segunda cola que hace en la mañana. Pasados unos minutos, logra que una de las empleadas de la compañía le haga una fotografía "tipo carnet" y así poder agilizar trámites, relata. Para cuando logra tener la tarjeta de Transporte de Gran Canaria en sus manos el reloj ha avanzado más de una hora desde que empezó "el procedimiento", afirma.

Pero, aún le quedaba una tercera cola, pues una tarjeta monedero sin dinero recargado no vale de nada. "Otros 20 minutos para pagar y eso que esta última fila va un poco más ligera", señala Santana, comercial de profesión. Lo cierto es que son varios los usuarios de Global que han mostrado sus quejas a través de las redes sociales en las últimas semanas. "Usa el transporte público, decían...", señalaba Cristina Birkin el pasado 29 de mayo a través de su cuenta en Twitter, mensaje al que contestaron numerosos usuarios indignados.

El citado tweet iba acompañado de una foto con una cola que se alargaba desde la oficina de información en el interior de la estación hasta la acera superior, donde paran los vehículos de Guaguas Municipales. "Mi madre en San Mateo esperando la suya [la tarjeta] para poder venir al médico. Ella ya la tenía, pero estaba caducada. Ni con esas pudo entrar en la guagua", reseñó Birkin en Twitter, mientras destacaba que la gente se encontraba "crispada" en ese momento en San Telmo.

Este periódico ha contactado con Global y Transportes sin obtener por el momento una respuesta en cuanto a si han reforzado el servicio para poder atender el alza en la demanda de tarjetas en San Telmo. Lo cierto es que la prohibición de pagar en metálico en el transporte público entró en vigor hace casi tres meses, pero ha sido en las últimas semanas cuando buena parte de los usuarios se han visto en la necesidad de cargar sus tarjetas o adquirir nuevas al permitirse la movilidad entre municipios y reactivarse la economía.

Esta semana, al entrar Gran Canaria en la fase 3 de la desescalada, Global y el resto de compañías de transporte público que operan en la Isla ya viajan al 85% de su capacidad habitual. Por lo que poco a poco, los distintos servicios entran en la nueva normalidad.

Lo cierto es que hay quien ha querido ser un poco más previsor a la hora de poder hacer todos los trámites para viajar en guagua. Es el caso de Macarena, vecina de Las Palmas de Gran Canaria y poco habituada a utilizar el transporte interurbano. "Hasta ahora siempre había pagado en efectivo, me hice la tarjeta hace tres semanas, pero no la recargué en el momento", señala, mientras reconoce, después de 10 minutos de espera [y los que le quedaban], que no estaría tanto tiempo en cola para pagar.

"Sabía que tenía que viajar y por eso me anticipé, pero ahora voy un poco justa", reconoce impaciente, pues tiene que coger una guagua para estar en el aeropuerto en apenas unas horas y la maleta aún la tiene en casa. "Si lo llego a saber vengo antes", añade resignada. Con todo, por el momento los usuarios deberían planificar sus horas e intentar salir antes con antelación para no llevarse ningún susto al llegar a la estación.

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