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El relato de los sin techo durante la pandemia

El virus del cine como antídoto contra la exclusión

El cineasta Javier Croissier retrata en el documental 'Confinamiento' la vida de los sin techo del Albergue del Polvorín durante la pandemia v

El virus del cine como antídoto contra la exclusión

Una mala racha, fruto de una época de excesos, arrastró a la calle al cineasta grancanario Javier Croissier, de 51 años, y allí le pilló el 14 de marzo la declaración del estado de alarma, "sólo y con miedo", asegura, hasta que los servicios sociales del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria le derivaron por una cuestión de seguridad al Albergue Social El Polvorín ante el riesgo que suponía permanecer sin hogar bajo la amenaza de la Covid 19. Allí cumplió la cuarentena de casi tres meses y con la colaboración de otros usuarios que como él estaban en la indigencia, sumada a la complicidad de las trabajadoras sociales y el resto del personal del albergue, ha rodado el documental Confinamiento en el cuál relata desde dentro cómo han vivido la crisis sanitaria los hombres y mujeres que se encuentran en exclusión social y quienes trabajan con ellos.

Cuenta Javier Croissier que "desavenencias familiares" le llevaron a vivir en las calles de Las Palmas de Gran Canaria un mes antes de que la sombra del coronavirus se extendiera de China a España en febrero. "Nunca me había visto en una situación así y sobrevivía gracias a lo que me daban algunos vecinos de mi barrio, en Arenales, hasta que llegó la enfermedad y todo cambió", relata mientras se toma una Pepsi en una terraza del Parque de San Telmo escoltado por Francisco Santana Cabrera y Fany Rodríguez Hernández, usuario y Auxiliar de Enfermería, respectivamente, en el albergue del Polvorín y dos de las personas sin las cuales habría sido imposible la realización de Confinamiento.

La soledad de la calle no le era tan desconocida a Paco Santana y seguro que la picaresca desarrollada para sobrevivir en la indigencia le llevó a ver en el encierro del cineasta Javier Croissier una doble oportunidad: animar a un hombre decaído por sus circunstancias personales y retratar la realidad de los sin techo durante una situación tan excepcional como la generada por el confinamiento. Santana se implicó tanto que en el mediometraje - Confinamiento dura 52 minutos- figura en los créditos como productor.

"Le contamos a los responsables del albergue nuestra idea y cuando nos dieron luz verde comenzamos a solicitar los permisos necesarios y a hablar con las demás personas confinadas con nosotros", recuerda Croissier que con la ayuda de Paco consiguió que les prestaran una cámara digital "muy antigua", según el cineasta que llegó a trabajar con Pilar Miró y cuenta con una veintena de producciones a sus espaldas como Sólo tus ojos lo saben, Quizás fue mejor así, El aro, Gris azul, El hijo muerto o El caracol, entre otras.

No fue sencillo rodar Confinamiento, según relatan. "Se trataba de contar la vida en el centro durante una situación complicada retratando a hombres y mujeres poco acostumbrados a estar encerrados y, además, que arrastran sus propios problemas, cada uno el suyo", reconoce Fany Rodríguez Hernández quien admite que "tras ver y hacer esta película me ha cambiado la imagen que tenía de quienes están en exclusión social porque descubres que muchas de estas personas, algunas de ellas profesionales que han tocado fondo, vienen de un mundo que no es muy distinto al nuestro" pero que no encontraron mecanismos para esquivar la indigencia.

El equipo finalmente logró los testimonios de cincuenta personas entre usuarios y personal del albergue de Las Palmas de Gran Canaria de los cuales han seleccionado para el documental "los diez más interesantes", dice Javier Croissier sobre el valor de algunos de los relatos. "Tenemos a gente que lleva años en la calle y otros que no llevan tanto pero que en común tienen esta crisis sanitaria", añade.

Los entrevistados coinciden en que "el miedo" es el principal sentimiento que les embargaba cuando se vieron en la calle con la amenaza del Covid 19 sobrevolando la realidad. "Pero ese miedo lo sentía antes de que llegara el virus", confiesa Croissier, que habla también desde su propia experiencia. "Que te peguen o te roben, además de la desesperación por no tener ni para comer ni beber, se convierten en tu única compañía".

El documental se prevé estrenar en septiembre en el teatro Guiniguada de Las Palmas de Gran Canaria aunque a Javier Croissier y su equipo les gustaría proyectar la película en algún lugar de la ciudad "para que la sociedad conozca nuestras historias". Hablan incluso de proponérselo oficialmente a Augusto Hidalgo, alcalde de la capital grancanaria, quien conoció de primera mano el proyecto cuando se estaba gestando. "Fue genial su apoyo", reconocen sobre la actitud del edil.

Antes de despedirse, Croissier y Santana tienen un agradecido reconocimiento para Guacimara Sosa, Soraya García y Ruyman Batista por su colaboración en Confinamiento, una pieza que no sólo les ha dado vida sino que les ha animado a plantearse una nueva producción audiovisual. Y en ello están.

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