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CRISIS DEL CORONAVIRUS El sentir de los ciudadanos

La inquietud se apodera de La Isleta

Los vecinos evitan salir de casa y sostienen que sienten "respeto" hacia el coronavirus

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Coronavirus en Canarias | Preocupación entre los vecinos de La Isleta

La inquietud se ha apoderado de La Isleta. Los vecinos de la zona prefieren evitar salidas a la calle por miedo a contagiarse de coronavirus, tras darse a conocer que el distrito, que también comprende el Puerto y Guanarteme ha albergado, hasta ayer, 395 casos positivos, de los que 195 permanecen activos. Muchos residentes siguen extremando medidas, ya que temen especialmente por la población de adultos mayores que viven en la zona.

Los letreros de "no pase si no utiliza mascarilla" y los geles están presentes en los comercios del barrio. Y es que los habitantes aseguran tener entre sus conocidos a algún caso positivo. "La Isleta está llena de gente mayor que ahora tiene miedo, no quieren salir, a no ser que sea para comprar algo que necesiten. Mi negocio solo recibe clientes por la mañana, en las tardes están las calles aún más vacías", apunta el dueño de Comercial Eli, Rafael Amuedo. "Se nota la preocupación en la gente, lo bueno es que cumplen las normas, pero la situación es un poco fea. Nos estamos jugando la vida", insiste el comerciante de 75 años.

Amuedo ha visto cómo sus ventas han bajado un 60% "porque hay mucha gente desempleada, en Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y compran sólo lo imprescindible". Una situación que también vive el Autoservicio Puchita, atendido por Desiré Castillo, local en el que la facturación también ha disminuido pese a dedicarse a la venta de productos alimenticios.

"Hay preocupación en el ambiente, miedo al contagio, los jóvenes se notan más tranquilos. Yo misma siento miedo, la gente ha dejado de estar presente en la calle, supongo que por el mismo temor al virus, incluso obsesionados por este tema. El virus nos ha afectado a todos", enfatiza, "hay personas que creen que la Covid- 19 está en el aire y otros que se molestan porque no pueden entrar al local al negocio sin mascarilla", cuenta con preocupación.

Por otro lado, está un grupo de señoras que se reúnen en el local social Inés Chemida para realizar manualidades con el fin de "distraerse" y olvidar durante dos horas todo lo que se vive en el barrio. "No tenemos miedo, sólo sentimos respeto hacía este virus, hacemos esto para apoyarnos entre nosotras y escucharnos", resalta Loli Pérez.

Carmen Peña, de 72 años, dirige el grupo de cinco mujeres de manera voluntaria y cuenta que al llegar e irse desinfectan todo lo que utilizan para realizar sus actividades y se mantienen con la mascarilla puesta para cuidarse entre ellas. "Cada vez que nos reunimos hago una lista con la fecha y las personas que acudimos por si llega a existir un caso positivo en el grupo", afirma Peña.

"Esto nos ayuda a estar entretenidas, sentimos respeto por el coronavirus, tomamos las medidas necesarias, vamos a nuestros controles médicos, pero no dejamos de reunirnos porque, si seguimos con el miedo, no saldremos a ningún sitio", narra Nina Santana.

Otro barrio al que también ha llegado la pandemia es al de Guanarteme, donde algunos vecinos sienten preocupación no sólo por la cantidad de contagiados que hay en el distrito, sino por el efecto económico que, consideran, está dejando el "bicho" en la zona.

Es el caso del dueño del bar Pedregal y de la pensión Neptuno, Cristóbal Vega, que ve como día a día las ventas y reservas disminuyen por la falta de vecinos y turistas en las calles. "Temo tener que cerrar los dos negocios mis empleados se encuentran en ERTE y si seguimos así no podré continuar", lamenta. Vega se asegura que nadie fume dentro ni a las puertas de su local, además no permite la entrada de clientes que no cumplan con las medidas de protección. "Yo soy el primero en insistir con el uso de las mascarillas, yo mismo me la cambio unas tres veces mientras estoy trabajando", relata el dueño del bar.

Asimismo, cuenta que algunos vecinos están saliendo sólo para pasear el perro o ir a la paya, unos pocos pasan por su negocio en la calle Pelayo a tomar un café para luego regresar a sus casas y encerrarse hasta el día siguiente. Mientras que Juan Bernetta, otro residente de la zona, expresa angustiado que "suelen ser los jóvenes los que más se están saltando las normas".

"La situación es fatal, no sabemos qué va a pasar. Hay miedo, esto parece una guerra, todos estamos asustados por culpa del virus ya que no sabemos su alcance, ya ha logrado separar a las familias y amistades, contra esto no hay quien pueda", sentencia el habitante del barrio José Sosa.

Por su parte, el Ayuntamiento con determinación de frenar la propagación del coronavirus se mantiene efectuando labores de limpieza en las que ha se han utilizado unos 45.000 litros de desinfectante desde el comienzo de la pandemia. 70 efectivos y 30 vehículos se encargan de efectuar las medidas de saneamiento en las" zonas de mayor concentración ciudadana y mobiliario urbano" que se sitúan en los accesos de playas, áreas comerciales, centros hospitalarios, parques, ramblas, paseos, farmacias, mercados, zonas de interés turístico, espacios ocupados por contenedores y papeleras, así como lugares de ocio o de concentración nocturna.

Sin embargo, la portavoz del Partido Popular (PP) en el Ayuntamiento capitalino, Pepa Luzardo, asegura haber constatado el "escasísimo" personal existente en la Policía Local y en el Servicio de Limpieza de que la ciudad "alcanzó anteayer el 57,5% del total de casos positivos por Covid-19 en el Archipiélago". Destaca que recibe "quejas" de trabajadores municipales por el escaso control y desinfección en las diferentes oficinas.

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