Si no fuera por los deportistas que salieron a hacer fitness a primera hora de la mañana del nuevo año, la ciudad parecería el escenario de una película de terror o de confinamiento, que viene a ser casi lo mismo.

La imagen tradicional del 1 de enero, con sus calles aún abarrotadas de juerguistas cosiendo la noche al día, ha sido suprimida por obra y gracia del toque de queda en este recién inaugurado 2021. A las seis y media de la mañana, hora en la que ya se podía salir de casa, apenas había un alma solitaria y más bien sobria vagando por la calzada

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Así de vacía amaneció Las Palmas de Gran Canaria este 2021 José Carlos Guerra

Guaguas vacías, taxis, pocos y parados, personal de la limpieza con poco quehacer y madrugadores deportistas eran los únicos que con su presencia daban algo de vida a la ciudad dormida. 

Este fin de año se salda con 3.700 kilos menos de basura en las calles de la capital

“Entré a trabajar a las seis de la mañana y no había nada de gente en ningún lado. El único signo de que anoche fue fin de año fueron unos restos de confeti que había aquí en Rafael Cabrera”, cuenta Bárbara Naranjo Quintana, barrendera del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria que ayer trabajó como cualquier otro día del año e incluso más solitaria y tranquila que nunca. “Ha habido una diferencia total con el año pasado”. Y tanto que la ha habido.

Resaca de 'fitness' año Jose Carlos Guerra

Manuel Sosa González, apostado y enmascarillado en la guagua que conduce, relata que en los tres viajes que hizo durante las primeras horas del año nuevo apenas ha llevado a cinco personas. “Iban todos a trabajar , principalmente. Otros años iba lleno y veías a todos los chiquillos por ahí, esto no parece ni fin de año”. Con tan sólo un pasajero sentado en el vehículo, la línea número siete y que realiza el trayecto Teatro - Campus Universitario, Sosa espera alguna aparición en forma de ser humano. “A ver si se anima algo la cosa, si la gente se va levantando de la cama y sale a la calle”, concluye alegre y esperanzado con el día que abre, a pesar de que anoche no se tomó las tradicionales uvas. “Tenía que levantarme a las cinco de la mañana, así que me fui a dormir prontito”.

Y aunque dicen que cumplir la tradición vitícola brinda suerte en el nuevo año, no hay mayor suerte que la de empezarlo trabajando y con salud en estos tiempos que corren

Es que ni las churrerías, antaño Meca de los más fiesteros y también de los madrugadores, tuvieron el trajín que se esperaba que tuvieran. “A las 6 de la mañana sí que hubo algo más de gente, pero qué va, en comparación con otros años esto no es nada”, comenta uno de los empleados de la churrería Los Ángeles, en la calle Perojo. Apenas diez clientes toman chocolate y café en las mesas del local. “Esperábamos encontrarnos cola, como otros años, pero está casi vacío”, añade una pareja que prefirió no dar sus nombres.

Los paseadores de perros también tuvieron su protagonismo en la mañana de ayer. El vacío dejado por los más fiesteros fue ocupado por los canes, que disponían de la ciudad entera para su uso y disfrute. Las esquinas y farolas de la isla estaban a su entera disposición.

“Me choca muchísimo está imagen, es increíble. Si no fuera por unos restos de confeti que vi en Rafael Cabrera no hubiera notado que ayer fue 31 de diciembre”, comenta, aún extrañada por lo insólito y desangelado del paisaje, Bedelia Suárez, quien paseaba a su perro Jade por una calle Triana insólitamente desierta y silenciosa. “Incluso anoche ya fue raro, no fue como un 31, fue como un día más”, añade. 

Resaca de 'fitness' año Jose Carlos Guerra

Y es que en todas las casas de las islas se vivió ayer esa sensación de extrañeza. Ya se estuviera en obligado Petit Comité, en pareja o en soledad, para todo el mundo fue un cierre de ciclo del estilo del año que ya acabó: raro

Otro de los trabajadores que empezó el año predicando es el cura de la ermita de San Telmo, que desde las nueve de la mañana abrió sus puertas para acoger a los feligreses que quisieron empezar el año escuchando misa y acercándose a la palabra de Dios. Cerca de 30 personas acudieron a oír la misa, más gente que en todas las calles aledañas juntas.

Alfredo Valle madrugó para ir a hacer deporte a la zona de máquinas que hay junto a la plaza de la Música, al lado del Auditorio Alfredo Kraus. Después de pasar una noche tranquila en compañía de su pareja, este hondureño residente en la capital desde hace cinco años, aprovechó la quietud del día para hacer deporte y reducir el estrés. “Anoche cenamos lentejas en el menú, que dicen aquí que da buena suerte”. A ver si la Fortuna toma nota y el año que entra sea más próspero y menos vírico que el que anoche se marchó. “Lo que más me extraña es que el día 25 había mucha más gente ahora, yo vivo por Secretario Padilla y hoy estaba todo súper vacío”, concluye el madrugador deportista. 

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Hasta las cifras fueron anómalas, pero positivas en cierto modo, durante la jornada de ayer. Según informa la Policía Local en nota de prensa, el número de personas que incumplieron el toque de queda y las restricciones de seguridad fue inferior al día 25 de diciembre. En esta ocasión hubo un total de 22 personas denunciadas por saltarse el confinamiento nocturno, siete menos que durante la Nochebuena. Otras 47 fueron multadas por no llevar mascarilla, dos menos que el día 25. Apenas hubo siete denuncias por consumo de alcohol en la vía pública y ninguna fiesta fue abortada, a diferencia de la Nochebuena, que hubo tres.

El cumplimiento del toque de queda por parte de la ciudadanía tuvo un impacto directo en la imagen de la ciudad al comienzo del nuevo año. No sólo por el silencio y lo desolado del ambiente, sino por las 3.700 toneladas menos de basura que se hubieron de recoger en esta ocasión. Apenas 200 kilos de basura contabilizó el Servicio Municipal de Limpieza de Las Palmas de Gran Canaria, nada que ver con los 3.900 kilos del fin de año anterior.