El Puerto de Las Palmas está a punto de acometer su segunda gran ordenación del tráfico de pasajeros y carga rodada de los últimos años. Tras la concentración de las operaciones de Naviera Armas y Fred. Olsen en sus nuevas terminales de la dársena de África y el Muelle Grande, la Autoridad Portuaria de Las Palmas planifica ya la consolidación en ubicaciones cercanas de sus participadas o socias, como Trasmediterránea o Baleària. Esto, a su vez, liberará espacio a pie de muelle que podrá salir a concurso para que otros operadores lo exploten.
El primer movimiento está teniendo lugar entre el muelle León y Castillo, desde donde Trasmediterránea ha operado tradicionalmente sus líneas con la Península, y la dársena de África, donde se encuentra la concesión de Naviera Armas. La gran terminal del grupo marítimo canario, inaugurada en 2019, ya acoge las escalas del buque de pasajeros y carga de su participada, aunque aún queda pendiente el traslado de la ruta exclusiva exclusiva de mercancía rodada.
La naviera dispone de más de 100.000 metros cuadrados entre el muelle Nelson Mandela y el Juan Sebastián Elcano, y la mudanza de Trasmediterránea está prevista para este año. Esto dejará libre la parcela del León y Castillo y las dependencias que ocupa en el edificio de la confluencia de este muelle con el Benito Pérez Galdós, cerca de la sede de la Autoridad Portuaria. Algunos elementos ya han desaparecido de la zona, como la pasarela de pasajeros que conectaba los buques con la terminal, aunque el traslado definitivo aún se demorará algunos meses.
La parcela que Trasmediterránea tenía en concesión desde finales del pasado siglo resulta muy atractiva por su céntrica ubicación a pie de muelle y por disponer de dos rampas para mercancía rodada en un puerto con la línea de atraque prácticamente ocupada en su totalidad, de acuerdo con fuentes del sector logístico. El espacio volverá a salir a concurrencia pública, según avanza el presidente de la Autoridad Portuaria, Luis Ibarra: “Nuestro objetivo es convocar un concurso para movimiento ro-ro de contenedores”.
El segundo movimiento previsto unificará las operaciones de las otras dos principales compañías de pasajeros y carga rodada del Puerto, Fred. Olsen y Baleària, y a la vez liberará un espacio clave en esa gran península logística de La Luz conformada por los terrenos entre el León y Castillo y todos los muelles nacidos a su lado naciente, al abrigo del dique Reina Sofía, como el de Cambulloneros. Es en este último, que en su día también acogió la actividad de Armas, donde las dos navieras llevan a cabo desde finales de 2018 las operaciones de la línea conjunta de pasajeros y carga rodada con la que conectan Canarias y Huelva.
La naviera de origen noruego desarrolla su actividad interinsular en el Muelle Grande, en una parcela que con el paso de los años ha ganado una terminal moderna y una superficie vallada para la distribución de los vehículos particulares y de mercancías, pero el objetivo de la Autoridad Portuaria es ampliar ese espacio hacia el pantalán de Fransari. De ese modo se gana un punto de atraque y más zona para posicionar los trailers con destino a Andalucía.
Para ello aún es necesario acometer la recuperación del vetusto pantalán, que vivió su edad de oro durante el apogeo de la pesca en el Puerto de Las Palmas y que, al igual que el sector al que daba servicio, acabó siendo una sombra de lo que un día fue. La estructura, deteriorada por el paso de los años, da cobijo a los buques abandonados de los que tiene que hacerse cargo la Autoridad Portuaria, embarcaciones que a mediados de la pasada década se contaban por decenas.
La agilización de los trámites judiciales necesarios para su subasta o desguace ha permitido a la administración encontrar un cauce que facilita la retirada de la gran mayoría de las desvencijadas embarcaciones que permanecían abarloadas, a veces de tres en tres, en este punto de la dársena interior. Sin embargo, aún queda pendiente la rehabilitación de su estructura, compuesta por un tablero de casi nueve metros de ancho con nueve vanos de 16 metros de luz apoyados en pilas. Con ese fin, la Autoridad Portuaria inició a finales del año pasado el procedimiento para adjudicar por concurso unos trabajos de mejora que deben volver a dotarla de las condiciones de operatividad necesarias para recuperar el trasiego habitual de buques.
Tras las obras, el Fransari dejará de ser un pantalán para transformarse en un muelle completo en su primer tramo, el más antiguo, que data de 1977. Esta primera fase de su renovación comprende los cinco vanos más cercanos a tierra, cuyas vigas pretensadas dan muestras de un deterioro importante, según se recoge en la memoria del proyecto. El Portal de Contratación del Estado publicó recientemente la resolución del presidente de la Autoridad Portuaria aceptando por delegación del Consejo de Administración la propuesta de adjudicación del contrato a Rover Maritime por 2.345.395,94 euros.
Reformas en el Cristóbal Colón
Mientras avanza la reordenación de las líneas de pasajeros y carga rodada, la Autoridad Portuaria continúa adaptando los muelles donde operan las navieras de contenedores y recientemente ha iniciado el procedimiento de licitación de los trabajos de mejora de la conexión rodada entre la zona de operaciones del muelle Cristóbal Colón -el antiguo León y Castillo naciente- y la zona de almacenamiento de la terminal de Opcsa, que presenta oquedades que dan problemas a los vehículos que mueven los contenedores hacia la zona de almacenaje y viceversa. Los trabajos son continuación de la tercera viga carril para grúas pórtico instalada el año pasado por los Puertos de Las Palmas para preparar el terreno de cara a la llegada de grúas de mayor capacidad que las actuales. | LP/DLP
