Abrieron la panadería y pastelería hace 34 años, ¿Cómo ha cambiado esta zona de La Isleta en este tiempo?
Ahora está todo más tranquilo, antes la gente hacía vida de calle, había niños jugando, venía mucho portuario. Aquí la gente salía de casa a las nueve de la mañana y no volvía hasta las nueve de la noche, a las tres de la tarde parecía Triana en hora punta.
¿Qué cree que ocurrió?
La crisis hace 10 años se notó mucho por aquí, en todos los sentidos; ahora no ha vuelto a ser como era antes porque las costumbres han cambiado pero se nota más movimiento.
Entiendo que las ventas se resintieron, más en un barrio donde muchas familias tienen escasos recursos económicos.
Tuvimos un tiempo muy malo por culpa de la crisis. Los panes precocinados e industriales de supermercados y de franquicias empezaron a tirar mucho. Pero de hace unos años para acá se han empezado a dar cuenta que aquello no era sano y prefieren salud y calidad. Pero hay clientes que nunca volverán a comprarnos.
¿Por qué decidieron abrir en esta parte de La Isleta, frente a las viviendas del grupo Fermín Sanz Orrio?
Mi suegro ha sido de toda la vida isletero y tenía una panadería en Artemi Semidán, durante muchos años. Luego montó esto con mi marido y conmigo, esto era una calle muy concurrida.
¿Han cerrado numerosos comercios en esta zona?
Realmente por aquí nunca ha habido muchos locales, así que no es como en otras partes del barrio. El antiguo cine Litoral [calle Bentagache] había un supermercado y cerró hace unos años. Y aquí al lado reabrió el bar Mojo Picón hace justo un mes, en su día fue muy famoso y siempre estaba lleno de gente, de portuarios que venían a pasar la tarde o la mañana.
Al final, entiendo, es un bar de los de siempre, de los de La Isleta de verdad.
Como los que hay en otras calles. La gente de La Isleta hace vida en el barrio, el que vive aquí se queda en la zona sin ir a otras partes. Hay bares, fruterías; no te hace falta bajar a La Carretera [Juan Rejón], sobre todo es así para los de nuestra generación.
