El 14 de marzo de 2020 pasará a la historia en España por ser la fecha en la que el Gobierno decretó el Estado de Alarma en la nación y el posterior confinamiento de la población. Ese mismo día, el Real Club de Golf de Las Palmas echó la persiana y permaneció clausurado hasta el 11 de mayo del año pasado. 58 días de incertidumbre en el seno del equipo directivo del campo decano en España y que a través del compromiso y sacrificio de sus socios y trabajadores se han mantenido a flote a pesar de los estragos que ha dejado –y deja– el covid-19 en el país.
¿Y cómo se ha mantenido el campo de golf con mayor solera de España? Pues bien, el Presidente Don Salvador Cuyás Morales y su junta directiva se pusieron manos a la obra y ejecutaron una comisión de seguridad para hacer un seguimiento diario de la joya de la corona. El propio club diseñó un borrador de medidas Covid que conjuntamente con la Asociación de Campos de Golf de España, la Real Federación Española de Golf y resto de asociaciones que forman parte de la industria para poder hacer frente al virus.
Gracias al compromiso de la masa social del club, además de la intervención de sus trabajadores durante los meses críticos, se llevaron a cabo una serie de mejoras en el campo para que a la vuelta de la antigua normalidad, la oferta pudiera ser incluso mejor.
Así pues, tanto instalaciones como el campo de juego ha estado en constante mantenimiento. La hierba ha podido descansar y el aspecto del terreno es más satisfactorio por esta causa. No hay mal que por bien no venga.
Asimismo, la sección de hípica del Club también tuvo que llevar a cabo unos cuidados extremos sin la presencia de jinetes y amazonas en esta época de confinamiento.
Aun así, los estragos que está sufriendo la Isla en cuanto a la recepción de turismo está repercutiendo de manera directa a la sostenibilidad del club, que espera poder contar con ayudas económicas en un plazo razonable para que el calendario de competición se reanude satisfactoriamente.
