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Empresarios del ocio nocturno no ven «rentable» abrir con las nuevas medidas

Desde la asociación cuentan que sólo trabajan los que cambiaron sus licencias por bar-cafetería

El local de ocio nocturno Mr. Vaho afectado por las restricciones sanitarias

Los empresarios del ocio nocturno en la capital grancanaria no ven «rentable» la apertura de sus negocios con las nuevas medidas sanitarias que establecen las dos de la madrugada como horario de cierre para discotecas, bares de copas y karaokes, desde el pasado viernes 18 de junio

Desde la Asociación de Bares, Cafeterías, Restaurantes y Ocio Nocturno comentan a este periódico que han sido «muy pocos» los que han podido abrir debido a las normativas sanitarias impuestas y es que indican que sólo quienes ya han cambiado sus licencias como bar-cafetería lo han hecho y es que no todos se atreven a hacerlo, no llega, sostienen, ni al 20% de los negocios que prestaban sus servicios antes de la pandemia.

El primer fin de semana comenzó «suave» para la discoteca Mr. Vaho Club & Lounge situada en la calle Montevideo de la ciudad, y es que su propietario, Argeo Tomás, agrega que no todo el mundo sabe que los locales de ocio nocturno ya están abiertos aunque apunta que han pasado toda la semana explicando a los clientes que, pese a volver a abrir, no pueden funcionar como una discoteca sino como un bar, algo que «muchas personas no terminan de entender» por lo que genera un problema en su negocio. «¿Cómo les explico que en un bar les permiten a seis clientes estar sentados en una misma mesa y a nosotros nos exigen un máximo de cuatro?», se pregunta Tomás a la vez de que se queja de esta normativa a la que no ve con fines sanitarios sino políticos.

«La gente tiene ilusión de salir, aunque algunos tienen miedo porque no conocen bien todas las medidas», cuenta el empresario al tiempo que apostilla que si a ellos mismos les cuesta interpretar todas las restricciones cambiantes a los clientes mucho más. La que más les dificulta que entiendan es que no pueden bailar en la discoteca ni estar de pie, así como los grupos grandes que llegan de los bares y deben ser separados a la hora de ubicarse en su local.

 Tomás no entiende la diferencia que establece el Gobierno de Canarias en cuanto a la cantidad de personas que deben compartir una mesa en un bar y las que lo pueden hacer dentro de un pub o discoteca. Algo que tampoco comprenden sus clientes a quienes tiene que reiterar en diversas ocasiones que es una medida que va en contra de su establecimiento, que él no la quiere y que, además, con ella «no me dejan trabajar. Es impactante» teniendo un ingreso del 30% a comparación con los años anteriores.

«La gente tiene ganas de salir, personas que solían venir todos los fines de semana porque hay locales que son como una familia para muchos y permanece la ilusión de volver a estar todos juntos», recuerda. La noche de San Juan tampoco se salvó este año y es que «muy pocos salieron a la calle. Había poco ambiente», por lo tanto tampoco recibió el mismo aforo que en épocas prepandemia. 

Sostienen que no todos se atreven a aperturar y estiman que sólo el 20% lo ha podido hacer

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Pide que las normas vigentes sean iguales a las del verano pasado en el que les permitieron abrir durante menos de dos meses. «El año pasado los clientes podían bailar en su reservado y respetando la distancia de seguridad», reclama Argeo Tomás a la vez que recapitula que han tenido que hacer diversas inversiones para su establecimiento con el fin de poder ofrecer el servicio respetando las normas sanitarias impuestas.

«Hemos tenido que comprar más de 100 sillas y mesas, hicimos un gasto en artículos que después no utilizaremos porque no son necesarios en nuestro negocio», lamenta. Añade que le permiten tener un aforo del 50% que «en realidad no se cumple» ya que al organizar todo el mobiliario en el local y estableciendo la distancia exigida entre personas, así como los espacios para el transito de los consumidores no pueden albergar ni a un 40% del aforo. Por lo que reclama que la medida se adapte según la distancia y no el porcentaje para ayudar a los empresarios del ocio nocturno pues pese a que en su negocio es pequeño y poca cosa podría hacer, el resto que cuenta con instalaciones más grandes podrían beneficiarse de admitir la «regla que hemos venido pidiendo desde hace tiempo», tomando en cuenta que llevan desde agosto sin generar ingreso alguno hasta el pasado viernes que han vuelto. 

El dueño de una discoteca se queja de tener mayores restricciones que los bares y cafeterías

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El tramo más flojo es entre las 20.00 y 22.00 horas explica el empresario ya que asume que las personas acuden a su negocio tras cenar que «es lo normal» porque en las discotecas no venden comida a diferencia de los bares en los que los clientes pueden degustar tapas mientras consumen alcohol.

«Abrimos a las 20.00 horas y los consumidores empiezan a llegar a las diez y once de la noche para echarse una copa. Vienen con ganas de bailar», ratifica. El propietario de Mr. Vaho también protesta sobre que «se responsabilice a los locales» de lo que hagan los clientes dentro ya que asegura que aunque les dan «toda la facilidad e información» respecto a las normas sanitarias que deben cumplir además de hacerles el registro correspondiente para poder contactarle en caso de algún posible contagio pero a pesar de ello hay quienes no la respetan.

«Nos hemos convertido en niñeras», narra Tomás al tiempo que revela que con estas normas se hace más «agotador» el trabajo que en la época prepandemia a consecuencia de estar durante toda la jornada pidiendo a los clientes que respeten las medida. Por ahora la única solución que ve viable para que los empresarios dejen de sufrir tanto económicamente es que les permitan trabajar con la distancia de seguridad y con un horario más extendido ya que reseña que ha visto como algunos tras salir de su negocio se quitan la mascarilla y se organizan para hacer botellones, mientras que si estuviesen dentro de los establecimientos dedicados al ocio nocturno cumplirían, con el esfuerzo de los propietarios y trabajadores, con las restricciones.

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