«Labor de ejemplaridad y enseñanza ha sido la del sabio e insigne músico, a quien la tierra canaria ha sabido agradecer sus merecimientos, sus nobles beneficios y los incansables afanes de toda una vida…». Con estas palabras, José González y Rodríguez introducía en 1927 la figura de Bernardino Valle Chinestra. La calle que nuestra ciudad dedica al Maestro Valle se encuentra en Ciudad Jardín, recorriendo este barrio de este a oeste desde la calle León y Castillo hasta la calle Pío XII en su encuentro con la plaza Milton, en la zona residencial que fue lugar de asentamiento de la comunidad británica, ligada a la actividad mercantil y diplomática a finales del siglo XIX y principios del XX.

Bernardino Valle Chinestra nació en Villamayor de Gállego, Zaragoza, en 1849. Estudió en el colegio de infantes de la Seo, donde pronto desarrolló también habilidades didácticas, y en el Real Conservatorio de Música de Madrid. En 1878 llegó a Gran Canaria por recomendación del maestro Emilio Arrieta para sustituir al fallecido director de la Sociedad Filarmónica de Las Palmas, Manuel Rodríguez Molina. Dio clases en la Academia de Música de dicha sociedad y dirigió la Orquesta Filarmónica durante 42 años, viviendo en Las Palmas de Gran Canaria hasta su fallecimiento en 1928. Asentó una gran familia, en la que encontramos, entre otros personajes destacados, a Bernardino Valle y Gracia, médico y alcalde de Las Palmas de Gran Canaria entre 1917 y 1920, con un papel destacado en la epidemia de gripe de 1918, y diputado a cortes durante la República; y a Emilio Valle y Gracia, también alcalde de la capital grancanaria entre 1920 y 1922, abogado, escritor y pianista, primer secretario del Cabildo de Gran Canaria, cargo que ocupó hasta que en 1936 fue encarcelado por encerrarse en el Gobierno Civil junto con las autoridades de la República en el golpe de estado del 18 de julio de 1936, pasando años preso en la Isleta, Gando y Fyffes.

El último cuarto del siglo XIX fue, sin duda, una etapa de plena ebullición intelectual en Las Palmas de Gran Canaria. El rico ambiente cultural se veía impulsado por personalidades de gran talento e iniciativa que contribuyeron a que la isla diera un salto cualitativo en materias artísticas, políticas y urbanísticas. En sus tertulias se daban cita el pensamiento crítico, la pasión creativa y el rigor científico. Este es el contexto en el que Bernardino Valle compaginó su labor docente con la búsqueda de la calidad en la dirección de orquesta y con una prominente labor de divulgación para fomentar el interés de la sociedad por la música en conciertos, en la ópera y en interpretaciones de música sacra. En palabras de Nicolás Díaz-Saavedra de Morales, el maestro Valle «se preocupó de incrementar la afición a la música, para lo que compartía su tiempo entre las obligaciones de director de la orquesta y la enseñanza».

Fue compañero de músicos de reconocido prestigio nacional, como Bretón de los Herreros y Ruperto Chapí. En Las Palmas de Gran Canaria, Bernardino Valle se codeaba con personas de gran interés artístico e intelectual de su época, como Camille Saint-Saëns, a quien conoció cuando este se encontraba en Las Palmas de Gran Canaria bajo el nombre de incógnito Charles Sannois, y con quien quedó pronto impresionado, uniendo sus caminos a partir de ese momento.

Como explicaba Lothar Siemens, quien fue presidente de El Museo Canario, la catedral era asistida por la Filarmónica en las celebraciones solemnes, ya que no disponía de capilla de música propia, y por ello la producción de música religiosa del maestro Valle fue tan extensa y relevante. Asimismo, eran los sentimientos intimistas, como los acontecimientos sociales, los que servían de impulso creativo a la producción civil de Valle. En palabras de Siemens, «la sólida formación musical del Maestro Valle se supedita a un pensamiento primordialmente melódico, al igual que ocurre con la inmensa mayoría de los compositores españoles de su época».

El archivo musical de El Museo Canario ha sido considerado por la catedrática y musicóloga Rosario Álvarez Martínez uno de «…los pilares de la recuperación y conservación de la música en Canarias…». Este importante depósito documental está integrado por más de 6.000 partituras desde el siglo XVII hasta el XXI, especialmente de los siglos XIX y XX. El archivo personal de Bernardino Valle Chinestra fue donado por sus familiares en 1968. De las obras catalogadas da cuenta Isidoro Santana Gil, quien destaca la música pedagógica y la música profana, con obras instrumentales, vocales, canciones de concierto y producciones sinfónico-corales; la música religiosa, con misas, plegarias, antífonas e himnos; y la música escénica, con zarzuelas y cantatas de escena. La obra de Bernardino Valle ha sido y es objeto de investigación por estudiosos que acuden con asiduidad al archivo musical de El Museo Canario.

De la extensa obra del maestro Valle cabe destacar Serenata española; Poema sinfónico del Descubrimiento de América, compuesto con motivo del IV Centenario del Descubrimiento; Suite sinfónica canaria; Cantos escolares y Misa pastorela. Asimismo, Valle compuso el Himno a Aragón para la Exposición Hispano-Francesa de Zaragoza de 1908, obra que fue recuperada cien años más tarde para la Exposición Universal de 2008 en la misma ciudad, por iniciativa del ingeniero y filántropo Gabriel Navarro Valdivielso, de la familia Valle, gracias a que la partitura original se encontraba en El Museo Canario. Para tal ocasión, fue interpretada por el Coro y la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, dirigida por Pedro Halffter, y entregada a las autoridades aragonesas por el Cabildo de Gran Canaria. La Misa pastorela fue asimismo recuperada por Gabriel Navarro en 2010 e interpretada por la Orquesta Universitaria Maestro Valle, dirigida por José Brito, en la misa del gallo de la catedral de Las Palmas de Gran Canaria, retomando una tradición perdida desde los años cincuenta del siglo pasado.

Por su labor compositora y divulgativa musical, Bernardino Valle fue nombrado Hijo Adoptivo de la Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y le fue concedida la Medalla al Mérito en el Trabajo.