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La Isleta llora a ‘Pacuco’ el del pingüino

El isletero fallecido a los 75 años hizo historia con su pájaro bobo llamado Macario | «Su partida nos ha roto el corazón», sostiene su primogénita Esther Martín

Francisco Martín Pérez LP / DLP

La Isleta llora a 'Pacuco'. El barrio porturario despidió ayer a uno de sus hijos, Francisco Martín Pérez, a los 75 años, al que muchos conocían como 'Pacuco', 'Pecas',' Cuco', 'El Loco' y otros apodos que le fueron asignados durante toda su vida. «Quien le conoció en vida sabe que era un hombre de mundo y conocido por todos», sostuvo su hija Esther Martín en sus redes sociales donde anunció el lamentable fallecimiento de un hombre que en vida fue muy querido.

Francisco Martín Pérez nació en La Isleta el 20 de junio de 1947, tuvo cuatro hijos, Esther, Francisco Javier, Bianka y Roberto Carlos. Cuando su hija mayor cumplió nueve años, 'Pacuco' y su mujer se separaron y es que a él le «gustaba mucho» andar de fiesta en fiesta. Falleció el 23 de septiembre tras padecer diversas patologías.

Amable, tranquilo, noble, humilde y divertido, así es como será recordado por quienes tuvieron la dicha de conocerle y es que él siempre estaba allí para ayudar a quien lo necesitase pese a que en sus últimos años no estuvo rodeado de riquezas. Su vida estuvo llena de «aventuras», así lo manifestó su hija y es que la vivió intensamente. Acumulaba amistades por doquier por su carisma y sus anécdotas que sacaban risas a cualquiera. Los últimos años de su vida no fueron los mejores a nivel de salud y es que quienes le conocieron sabían que necesitaba de mucha medicación para estar de pie porque los dolores insoportables que sufría le «pusieron freno» a su energía. Sin embargo, no había día en el que 'Pacuco' no mostrase una sonrisa.

Francisco Martín Pérez era también conocido como «el chabolista de La Punta» y es que ahí construyó con sus propias manos su casa de madera. Pese a esto, su hija recuerda que no les «faltaba nada» e incluso era de los pocos que tenía un teléfono, por lo que los vecinos y amigos acudían a su hogar para hacer llamadas. También construyó, cuenta su primogénita, un bar en La Punta a base de madera al que iban muchas personas «incluso gente que no era del barrio, políticos y demás», rememora con nostalgia.

Pero ese no fue el único negocio que montó Pacuco y es que también construyó una especie de cine con un bingo que él llamaba Hollywood y que ponía a funcionar los fines de semana. «Era un hombre de fiesta, de estar en la calle», explica Martín al tiempo que narra que su padre llegó a conocer a mucha gente porque «iba a todos los pueblos cuando se celebraban las fiestas patronales». «Era un hombre emprendedor», reitera.

También llegó a «salvarse» de cumplir con el servicio militar y es que el día que le tocó entrar llegó con una jaula y unos pollitos de colores que metió en su taquilla «para hacerse el loco». «Se metía completamente en el papel», añade Esther Martín, de hecho, cuando le tocaba formarse en la fila optaba por «dar brincos como Heidi». Así que logró lo que quería y fue expulsado de la milicia.

Francisco Martín, Pacuco, junto a su hijo Francisco y su pingüino Macario LP / DLP

El pingüino Macario

'Pacuco' se hizo popular en 1987 cuando rescató a un pingüino al que le puso Macario. «Iba a todas partes con él desde que se lo encontró. Una vez se lo llevó a la plaza de Santa Ana», recuerda la hija mayor de Martín. Sin embargo, en un momento dado, el animal se le escapó y llegó a parar a la Tenerife.

Francisco Martín preocupado por su mascota se fue a parar a la isla vecina a recuperarlo tras enterarse por los medios de comunicación que había llegado a la playa de Las Teresitas. Allí tuvo que demostrar que el pájaro bobo era de él pero no hubo problema ya que el animal respondía a su llamado y además lo describió antes de recuperarlo. Cuando por fin estuvo de vuelta en la capital grancanaria con su adorado Macario, decidió entregarlo a un complejo de protección de animales para que le dieran los cuidados que necesitaba. Su hija mayor también rememora que en aquellas épocas le decían El Loco porque, además de andar con su pingüino para todos lados, «también llegó a aparecerse en una discoteca con un burro». De hecho, si su hija se iba de fiesta, 'Pacuco' le cuestionaba para saber adónde iría con el fin de acompañarla en la celebración.

«Me han escrito amigos de él diciéndome que cuando eran jóvenes se la pasaban yendo a fiestas porque mi papá era muy divertido», apunta Esther. La hija mayor de Francisco Martín prefiere recordarle con alegría por todas las anécdotas que deja en su recuerdo y en el de los que lo conocieron. Sin embargo, apunta a que, pese a que estos últimos meses tuvo que ser ingresado unas cinco veces en el hospital por diversas patologías que incluían una neumonía, Pacuco no paraba.

«Yo lo llevaba a caminar porque se la pasaba acostado y tardaba horas en llegar de La Isleta hasta el parque Santa Catalina porque a cada rato lo paraban para saludarlo», indica la primogénita de este emprendedor canario y vecino del barrio portuario que no sólo le vio crecer, sino que fue testigo de las aventuras de él.

«Su partida nos rompió el corazón», añade con tristeza Esther y es que apunta que incluso su madre «pese a estar separada de él desde hace muchos años, siempre estuvo pendiente de su salud». Su primogénita finalizó con el deseo de que su padre «arme una fiesta» donde quiera que esté junto con los amigos que se fueron antes que él. «Ahora que ya todo el sufrimiento y dolor» que sintió en los últimos años, a raíz de las enfermedades que padecía, ya han desaparecido. Feliz viaje y que descanses en paz, 'Pacuco'.

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