Los psiquiatras del enfermo mental acusado de asesinar a su madre la Nochevieja de 2019 en la casa donde vivían en la capital grancanaria han manifestado este martes ante la Audiencia de Las Palmas que ese día sufrió un brote psicótico grave que "jamás se esperó que ocurriera", aunque sus familiares creen que se pudo haber evitado.

En la segunda sesión del juicio que se sigue ante Jurado contra David B.J., de 54 años, el jefe de Psiquiatría del Hospital Doctor Negrín de Gran Canaria, José Luis Hernández, ha señalado que el acusado sufría esquizofrenia paranoide desde los 30 años y ese día estaba "completamente fuera de la realidad" y se sintió atacado por su madre, de la que pensó que era "una bruja" y por ello actuó de esa forma.

Una tesis que han mantenido otros tres psiquiatras que atendieron al acusado, mientras que la familia de la víctima entiende que los hechos se podían haber evitado si no se le hubiera suspendido la medicación desde hacía más de un mes, una decisión que ha calificado de "sorprendente" su hermano mayor, Javier B.T., que ejercía la figura de curador (su responsable civil).

Uno de los hermanos de la víctima ha declarado que "esta tragedia se podía haber evitado porque con medicación (su sobrino) estaba controlado", como así lo ha manifestado también el hermano mayor del acusado, Javier B.J., quien avisó al médico de su empeoramiento "pero no se hizo absolutamente nada".

Las vecinas y las cuidadoras que han declarado ante el tribunal han coincidido también en que el acusado cuando estaba medicado era "amable, cariñoso y culto", por lo que no se explican cómo pudo matar a su madre, quien, según la fiscal, murió después de que el procesado la empujara por las escaleras y le diera patadas y golpes en la cabeza.

Hernández ha subrayado que las personas que sufren esta enfermedad no son peligrosas y una agresión que acabe en muerte es "muy infrecuente" en este tipo de pacientes, pues son más dados al suicidio.

"Pasó lo que pasó porque estaba bajo un brote psicótico y en parte por falta de medicación", pero "medicar a este hombre era muy difícil" y precisamente por ello, Hernández -que lo había tratado como paciente en su centro de salud entre 2003 y 2008- ha señalado que propuso derivarlo a la unidad del Hospital Doctor Negrín para que tuviera una atención más directa y rápida cuando era preciso ingresarlo por descompensaciones.

Ha explicado que en las semanas previas a los hechos, ante su negativa a medicarse, les pareció más adecuado mantener un vínculo terapéutico y evitar métodos coercitivos para ganar su colaboración, ya que mostraba una actitud cooperadora y, aunque en los días anteriores a la Nochevieja "estaba rozando el ingreso, cabía que reflexionara y aceptara el tratamiento", que no siempre es farmacológico.

"Fue una desgracia y lo siento profundamente", ha afirmado Hernández, quien ha dicho que conocía a la víctima y a su familia porque iban a la consulta y se preocupaban por el acusado, quien era cariñoso con su madre y con un hermano que sufría síndrome de Down y con quienes vivía.

David B.J. ese día "no tenía capacidad de obrar ni de entender", sostiene Hernández, por lo que cree que no se le pueden imputar los delitos que se le atribuyen, el de asesinato y atentado a la autoridad por haber agredido a un policía, que también ha declarado este martes y ha dicho que el acusado le empujó por las escaleras cuando fue a detenerlo.

Según el jefe de Psiquiatría del Negrín, el procesado debe ser internado en un establecimiento psiquiátrico penitenciario hasta que se recupere, ya que entiende que la prisión "no es un sitio para enfermos mentales".

El psiquiatra de la unidad mental del Negrín que trató al acusado durante el 2019 ha manifestado que sí habían consensuado con el hermano mayor del procesado sobre la nueva terapia para ganarse su confianza y que se mostró de acuerdo.

Este médico ha indicado que desconocía que estuviera disconforme, que ni apreció ni recuerda que lo rechazara y que se le explicó que el seguimiento sobre David era "estrecho" y, si apreciaban signos de alarma, le ingresaría.

La última conversación que mantuvo con él fue el 30 de diciembre, cuando le trasladó su preocupación por el estado de su hermano, pero según este facultativo, dos días en un cuadro psicótico no es tiempo para que se presenten "grandes elevaciones de gravedad", por lo que quedó en que le vería el 2 de enero, pues en la conversación que mantuvieron "no vio ningún dato de gravedad" y cuando vio por última vez a David se encontraba estable.

El psiquiatra que atendió a David B.J. cuando ingresó en urgencias del Hospital Negrín también ha dicho que estaba "en un estado de descompensación psicótica muy grave" y la facultativo que la atendió hasta que se le dio el alta el 27 de febrero para su ingreso en prisión preventiva también ha referido que el "episodio que sufrió fue de gravedad extrema".

Ha insistido en que fue un hecho "inesperado e imprevisible" porque no era una persona violenta y que no se dio cuenta de lo ocurrido hasta después de más de un mes en el hospital, donde estuvo semanas en ayuno y sin hablar.

El juicio continuarán este miércoles con la intervención de los peritos forenses.