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Cabalgata de los Reyes Magos en Las Palmas de Gran Canaria, turno de mañanaA.V

Cabalgata de los Reyes Magos en Las Palmas de Gran Canaria, turno de mañanaA.V

Los Reyes Magos, «como un bólido»

A falta de cabalgata tradicional Melchor, Gaspar y Baltasar recorren los barrios de la capital - La Ciudad Alta vive por primera vez la magia de Sus Majestades

«Es que van como un bólido», exclama una madre mientras espera ansiosa junto a su hija el paso de Sus Majestades por la calle León y Castillo de Las Palmas de Gran Canaria. Casi, casi, está más nerviosa ella que la niña. El reloj marca poco más de las 12 del mediodía y las sirenas de la comitiva real ya se escuchan de fondo, por la plaza de La Feria. En las aceras los nervios están a flor de piel, algún que otro niño no duda a la hora de pegar un chillido, las ganas de ver a los protagonistas de la jornada pueden con él. Y es que, Melchor, Gaspar y Baltasar están a punto de llegar; eso sí, sin prisa, pero sin pausa. A falta de una cabalgata tradicional, los Reyes Magos recorrieron este miércoles las calles y barrios de la ciudad para repartir ilusión. 

El pasacalles -que contó con la voz del presentador Kiko Barroso- fue un visto y no visto, pero los chiquillos disfrutaron el momento. La Ciudad Alta vivió por primera vez la magia de una cabalgata de Reyes -aunque fuera descafeinada-. La calle Pintor Juan Guillermo en La Minilla llegó a parecer León y Castillo cualquier 5 de enero en prepandemia, llena de familias, aunque nada más pasar Sus Majestades la multitud se dispersó rápidamente. En general, no se produjeron grandes aglomeraciones -algo a evitar por parte de la organización para frenar la sexta ola de la Covid-19-, salvo en lugares concretos como los puntos de partida de cada ruta; el castillo de La Luz y el mercado del Puerto, por la mañana, y el centro comercial La Minilla, por la tarde.

Los Reyes llegaron al muelle de Sanapú, donde el alcalde les entregó la llave mágica de la ciudad

Sus Majestades de Oriente llegaron a media mañana al muelle de Sanapú, donde recibieron la llave mágica de la ciudad de la mano de su alcalde, Augusto Hidalgo. «Otro año especial, porque seguimos teniendo restricciones, pero les he dicho a los Reyes que todos los niños se han portado de una forma fantástica», apuntó el regidor en una ceremonia que, a diferencia de los tiempos anteriores a la pandemia, tuvo lugar a puerta cerrada, sin público.

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Llegada de los Reyes Magos a Las Palmas de Gran CanariaRTVC

Cabalgata de Reyes Magos de Las Palmas de Gran CanariaTony Hernández / Andrés Cruz / Juan Castro

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Llegada de los Reyes Magos a Las Palmas de Gran CanariaQuique Curbelo

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Ya con la llave en sus manos, Melchor, Gaspar y Baltasar se subieron a sus respectivas camionetas en compañía de los pajes reales y comenzaron su recorrido por la capital grancanaria. Al no ser posible la celebración de la tradicional cabalgata de Reyes, lo están haciendo en tres rutas por los barrios. Las dos primeras tuvieron lugar este miércoles, en la víspera, y la tercera será este jueves, día de Reyes, en los barrios periféricos del municipio, desde las ramblas de Jinámar a Costa Ayala, previo paso por Marzagán, Tafira, Lomo Blanco, San Lorenzo, Ciudad del Campo, Tenoya o Los Giles a partir de las 9 de la mañana.

Puntuales, la comitiva real partió del castillo de La Luz y cuando el reloj marcaba poco más de las 11 y media de la mañana, las familias se agolpaban en las inmediaciones del mercado del Puerto. Había padres y madres con sus hijos y muchos abuelos, pero nada comparable al gentío que puebla esta zona de la capital grancanaria cada año en una cabalgata de Reyes. Es más, nada más pasar, el público se dispersó a sus casas o a Las Canteras. «Normalmente bajamos con más de media hora de antelación para coger sitio, pero esta vez llegamos justitas y lo hemos visto todo en primera fila», señala Lucrecia Ferrera Azcona junto a su nieta Selena y su bisnieto Julen.

Cabalgata de Reyes 2022 a su paso por el mercado del Puerto.

Lorena Caraballo Santana, isletera igualmente, también disfrutó del espectáculo en primera fila. «Han ido rapidito pero por lo menos este año los vieron», indica. De hecho, el pequeño Julen, de año y medio, lo hizo por primera vez. «Estaba todo privado, no paraba de decir ‘¡Vienen los Reyes!’», señala la bisabuela Lucrecia. Mientras, el pequeño Eliel se agarraba de su madre y de su hermana Sara, «este es el que más ganas tenía, se ha pedido el catálogo entero», resalta Lorena.

Horario laborable

Buena parte de los niños durante el recorrido matutino estuvieron acompañados de sus abuelos -o en todo caso bisabuelos- y es que al ser horario laborable muchos padres y madres no pudieron asistir. Es el caso de los del pequeño Diego, quien vio a los Reyes junto al mercado del Puerto «emocionado», recalca su abuela, mientras el abuelo sostenía un velociraptor de la nueva saga de Jurassic Park, «les pedí un dilophosaurus», confiesa con una sonrisa. De hecho, familias que viven en las zonas de la primera ruta se acercaron por la tarde a Ciudad Alta -especialmente a La Minilla- para poder ver junto a sus hijos a Melchor, Gaspar y Baltasar de cerca, ya fuera de la jornada de trabajo.

Carta en mano, los niños esperaron impacientes durante los recorridos, aunque en esta ocasión no pudieron entregársela a los pajes reales ni a Sus Majestades. Aún así, alguna que otra intrépida niña -en La Minilla más concretamente- logró colarse entre la multitud y dársela al séquito de su Rey favorito, Baltasar. Otros lo hicieron a la delegación de Correos presente en el pasacalles -por ser esta la empresa pública encargada de entregar las peticiones de los más pequeños a los Reyes-.

Nada más pasar los Reyes por los sitios más concurridos, el público se dispersó a otros lugares

Una vez salieron de La Isleta, la comitiva continuó por la ciudad baja en dirección al Cono Sur, donde finalizó el recorrido en la Vega de San José a eso de las tres de la tarde. Mucho antes de eso, cuando el reloj marcaba poco más de las 12 del mediodía, Mónica Batista y su hija Carla, de 10 años, esperaban impacientes en León y Castillo, unos metros por delante de la plaza de La Feria. «Van como un bólido, pero bueno, lleva ahora dos años sin verlos», apunta la madre. Normalmente ven la cabalgata desde el balcón, «a mi hija no le gusta el bullicio», admite, pero, esta ocasión era especial, «preferimos bajar a la calle que verlos desde arriba al ser tan cortito el tiempo que estarán por aquí».

Una vez pasaron los Reyes en ese visto y no visto, a esta familia le tocó darse un paseo hasta el parque San Telmo para dejar la carta en uno de los buzones que han puesto allí los pajes reales. «Pedí accesorios de kárate», indica Carla; de hecho, ya es cinturón naranja. Por la acera de León y Castillo camino de la zona Triana también van Joaquín Ortiz junto a sus hijos Carla y Lucas, «fue rápido, pero por lo menos los pudieron ver», se consuela el padre. Y es que los adultos parecían tener más magua de cabalgata que los más pequeños de la casa.

«No sabíamos a qué hora llegarían a Tamaraceite, por eso vinimos a La Minilla», apunta una familia

La segunda ruta a través de Ciudad Alta comenzó en La Minilla y continuó por Guanarteme, La Feria, Siete Palmas, Tamaraceite, Almatriche, Los Tarahales, La Paterna, Escaleritas, Las Rehoyas, Schamann, Barranquillo Don Zoilo, entre otros barrios, así hasta llegar al castillo de Mata por el paseo de Chil. Los vecinos de estas zonas pudieron ver a los Reyes por primera vez cerca de casa, pero aún así muchos prefirieron agolparse en las cercanías del centro comercial La Minilla para ver la salida de la comitiva real.

«Somos de Tamaraceite, pero no sabíamos a qué hora pasarían por allí, por eso decidimos venir y verlos aquí sobre seguro», apuntan Oswaldo González y Elena Santana junto a sus hijos Lucía y Diego. Los dos pequeños vieron el pasacalles subidos al maletero abierto del coche llenos de ilusión. Con la ilusión en la cara por volver a ver a los Reyes Magos, ella pidió un coche de la película Regreso al Futuro y una figuritas y él una moto y una muñeca nancy.

Cabalgata de Reyes por la tarde.

La abuela de las pequeñas Sira y Olivia, ataviadas con un par de coronas de Reinas Magas, esperaba al tío y a la madre de las pequeñas, mientras estas cada vez se ponían más impacientes. Él llega primero, la madre se retrasa mientras aparca, viven en Alcaravaneras y como trabajaban por la mañana fueron a ver a los Reyes a La Minilla. Este barrio de Ciudad Alta vivió así una estampa nada habitual de sus calles llenas, aunque por poco tiempo. Nada más pasar Sus Majestades y su séquito, el gentío se dispersó. «Ha sido rápido, pero están contentas», repiten en una y en otra acera de la calle.

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