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Lomo Apolinario, en vilo por la desaparición de Manolín en el naufragio en Terranova

Familiares y amigos del biólogo grancanario que iba en el pesquero hundido están todavía a la espera

La búsqueda de los desaparecidos, por mar y por aire

Lomo Apolinario, en vilo por la desaparición de Manolín en el naufragio en Terranova LP / DLP

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Lomo Apolinario, en vilo por la desaparición de Manolín en el naufragio en Terranova Adzubenam Villullas

«El barrio está de bajona». El Lomo Apolinario está en vilo por la desaparición del biólogo Francisco Manuel Navarro Rodríguez, tras el hundimiento de un pesquero gallego a unos 400 kilómetros de la costa de Terranova -Canadá-. La tragedia, que por el momento se ha cobrado la vida de nueve personas, tiene en un sin vivir a familiares, amigos y conocidos de ‘Manolín’, como es conocido cariñosamente este joven de 33 años. Por el momento, los medios aéreos siguen buscando al grancanario y a los otros 12 miembros de la tripulación cuyo paradero sigue siendo desconocido.

Hijo de Carmen Rodríguez y José Navarro, Manolín nació y creció en el barrio del Lomo Apolinario de Las Palmas de Gran Canaria. Allí estudió, hizo amigos y volvía cada vez que podía de sus trabajos en alta mar. La familia es muy conocida en la zona por regentar el Bar Rodríguez y el Restaurante Balcón del Guiniguada. Una prima de la familia atendió a los medios este miércoles y señaló que había que respetar «su dolor» mientras seguían a la espera de una llamada milagrosa que le diera la vuelta a la situación por la que están pasando en estos momentos.

Mientras tanto, las calles del Lomo son prácticamente un desierto. Los vecinos de toda la vida no hablan de otra cosa al ir a la frutería, la farmacia o la tienda de toda la vida. La mayoría de vecinos conocía a Manolín, al menos de vista, aclaran. «Sí, claro que sabes quién es, el hijo de Pepe el del bar», le repetía Noemí Santana a una clienta en su tienda de comestibles, acto seguido la señora asentía con asombro.

Y es que este matrimonio, con raíces en Valleseco, regenta el establecimiento de la calle Pino Apolinario desde hace más de 30 años. Previamente fueron conocidos por vender bombonas de butano, señalan varios vecinos. En el bar Rodríguez esta mañana reinaba el silencio en lugar de las ruidosas tertulias típicas del día a día; la mayoría estaban atentos a la televisión y las noticias sobre el suceso sin mucha novedad.

«Es una familia a la que todos aquí conocen», señala Tania Hernández en su tienda de cachimbas mientras busca un canal de televisión donde estén dando la última hora sobre el hundimiento del Villa de Pitanxo. Esta vecina del Lomo lleva todo el día pegada, «anoche me lo comentaron pero no quería creérmelo, ya cuando lo vi esta mañana en las noticias y vi su nombre me quedé en shock», comenta, «está siendo un palo muy fuerte».

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