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La obra de la terraza del Atlante comienza tras su odisea burocrática

El nuevo bar-cafetería subirá sus techos para incrementar la altura del local, que actualmente es de 1,94 metros, y creará nuevos baños y cocina

Obras en la terraza del Atlante, este lunes josé carlos guerra

La obra de la renovada terraza del Atlante, en la salida norte de Las Palmas de Gran Canaria, ha arrancado esta semana con el vallado perimetral del inmueble previo al inicio de los trabajos en su interior. Lo hace tras la odisea burocrática por la que ha pasado el promotor de la misma, que ha tenido que contar con el visto bueno de la Demarcación de Costas, al encontrarse dentro del dominio marítimo-terrestre de la capital, de Patrimonio del Cabildo de Gran Canaria, al tratarse este enclave de la ciudad de un Bien de Interés Cultural (BIC), y del propio Ayuntamiento capitalino para obtener la licencia correspondiente. En definitiva, desde abril de 2019, momento en el que cerró este bar-cafetería, lleva esperando a que le permitan iniciar los trabajos para su adecuación.

La principal actuación consiste en elevar el techo actual del quiosco municipal, que en su parte más alta solo tiene dos metros y que en la mayoría de superficie tiene una altura de solo 1,94 metros, lo que hace inviable llevar a cabo la actividad para la que está destinado. Precisamente, este hecho provocó que se retrasara todavía más el visto bueno, en este caso del Ayuntamiento, porque en el proyecto inicial que presentó el concesionario no estaba previsto que la distancia del suelo a la cubierta fuera tan baja, por lo que tuvo que adaptarlo y volverlo a entregar a Urbanismo, que se ha mostrado en todo momento proclive a ello. Además de ello, también se construirán nuevos baños para la comunidad usuaria, así como una nueva cocina en la que poder llevar a cabo la actividad sin inconvenientes.

La semana pasada, la contrata de la obra, a cargo del arquitecto Gustavo Verástegui, dispuso las vallas de obra alrededor de la terraza y se vio algo de movimiento en el interior, con los primeros trabajos de adecuación. La idea, con el retraso que ha habido en las distintas concesiones administrativas, es que pueda estar en funcionamiento en octubre en el mejor de los casos, cuando la idea inicial era que pudiera prestar servicio en verano. No obstante, la fecha menos arriesgada se marca para antes de Navidad.

La obra, debido al tipo de infraestructura en el que se va a actuar, es algo compleja porque hay que actuar con delicadeza por los materiales con los que se ha erigido, básicamente piedra volcánica y tierra, y no cualquier profesional la hace. En cualquier caso, la mayor exigencia que tendrá es el levantamiento del techo para poder cumplir los requerimientos técnicos que han de garantizarse para que se otorgue la licencia de apertura sin ningún problema. En general, el espacio se encuentra en buenas condiciones para realizar los trabajos y se espera no tener sorpresas de última hora conforme avancen los próximos meses.

Tras los trabajos propios de albañilería, el interior del bar-cafetería experimentará una completa renovación, en la que se dispondrán un nuevo motor de extracción y las correspondientes campanas, así como se modificará la red de cañerías y tuberías de transporte de aguas.

Además de la remodelación de la terraza del mirador, los trabajos para la reforma del sendero hasta este enclave protegido de la capital están próximos a iniciarse, después que el Cabildo sacara a licitación la actuación a finales del año pasado. Se comenzará con la sustitución de la barandilla, que en la actualidad se encuentra en un lamentable estado de óxido que supone un peligro para la comunidad usuaria, ya que les protege de posibles caídas por el talud a lo largo del paseo. El tramo más degradado es el más próximo al propio monumento, donde el pasamano tiene zonas literalmente comidas por la herrumbre. 

Han pasado tres años desde que el Consistorio otorgó la concesión de este local de restauración

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Sin embargo, desde el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria han declarado repetidamente que no es de su competencia actuar sobre el mirador del Atlante, cuya degradación también es visible. Quedaría pendiente, por tanto, la reforma de este espacio.

La terraza del mirador del Atlante, que había cerrado hace más de tres años, está más cerca de su reapertura, tras muchos meses de una auténtica odisea burocrática en la que el concesionario del servicio ha tenido que lograr la aprobación de tres administraciones distintas. Un hecho que tendrá que repetir en el futuro de querer realizar cualquier modificación, por pequeña que sea. El plazo de la duración de la concesión será de cinco años, prorrogable a otros cinco anualmente.

Según reza el pliego de condiciones técnicas que presentó a la licitación el Ayuntamiento de la ciudad en marzo de 2018, la terraza debe mantener un aforo de 49 plazas. Deberán disponer de dos aseos diferenciados por sexos. Además, el personal tendrá que disponer de uno propio. Es destacable que los baños para los clientes deben ser de uso público indiscriminado. 

El concesionario tuvo que solicitar un primer permiso al Cabildo y luego esperar por Costas

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Como principal novedad, se tendrán que eliminar las barreras físicas y de comunicación de la terraza, gracias a esto se podrá cumplir con todas las condiciones de accesibilidad. Por otro lado, los cuartos de baño tendrán que disponer de temporizadores o sensores de movimiento en la iluminación, además de economizadores de agua, para ser más sostenibles. El pliego incluye en su tercer anexo las condiciones mínimas que debe tener el mobiliario de la terraza. De esta manera, las mesas y sillas tendrán que ser de acero, fundición o aluminio, además de poseer unos colores determinados. Asimismo, no se podrán instalar máquinas recreativas ni de tabaco y no se podrá exponer género fuera del recinto del bar.

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