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El islam regresa a las plazas de Las Palmas de Gran Canaria tras la pandemia

Los musulmanes de la capital conmemoran la fiesta del Cordero entre familias y amigos y recuperan el rezo multitudinario en la plaza de la Música

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Fiesta del cordero Juan Castro

La comunidad islámica de Gran Canaria tenía algo que celebrar este sábado. La celebración de la Fiesta del Cordero, del Sacrificio o Eid al-Adha cobró más sentido que nunca ayer al suponer la vuelta a las plazas. «Nos llena de alegría poder volver a estar juntos», destacan. En una vida ya sin restricciones por la pandemia, los fieles pudieron festejar la unión y la solidaridad entre los suyos pese a las adversidades.

Ataviados con la vestimenta tradicional para celebrar un día como este, cientos de fieles musulmanes de toda la Isla se aglutinaron a primera hora del sábado para conmemorar en comunidad el Eid al-Adha, Fiesta del Sacrificio o del Cordero. La plaza de la Música de Las Palmas de Gran Canaria fue el lugar escogido para festejar el regreso de una fecha especial tras dos años de pandemia. Los mensajes de solidaridad y de unión volvieron a brillar con luz propia, según resaltaron los presentes.

«Estamos muy contentos por volver a compartir todos juntos», explica Omar Khasse, líder de la Liga Islámica, satisfecho por vivir la fiesta sin restricciones sanitarias después de dos año. A pesar de la ola de calor que azota el Archipiélago estos días, la mañana en la capital grancanaria presentaba una cara completamente diferente, con una densa capa de nubes que, por momentos, dejaban caer unas cuantas chispas que al final alentaron a los fieles a recogerse un poco antes de lo previsto.

No obstante, cuatro gotas no fueron impedimento para que cientos de personas pudieran disfrutar de la también conocida como fiesta del Cordero. Padres e hijos, hermanos y primos, familias al completo con bebés en los brazos; y una multitud de nacionalidades que hoy día forman parte ya de la sociedad canaria. Sin duda, había ganas por volver a festejar en comunidad. «Ha habido más gente que en los años anteriores a la pandemia», indica Sanusi, vicepresidente de la Liga Islámica. Y eso que más de uno se despistó y acudió a rezar a la plaza del intercambiador de Santa Catalina, lugar que hasta 2019 utilizaban para celebrar el culto.

«Ya celebramos aquí el fin del Ramadán en mayo y nos parece un lugar acogedor», resalta Khasse, agradecido por la ayuda prestada por el Ayuntamiento capitalino. «Esta es la fiesta más grande que tenemos los musulmanes, por eso nos llena de alegría poder celebrarlo todos juntos otra vez», detalla. Lo cierto es que el acto religioso que acogió este sábado la plaza de la Música destacó por su solemnidad y, por supuesto, por esa ganas de reencuentro tras dos largos años de pandemia. Un espíritu que se veía en la cara y en los ánimos de los asistentes. «Ha sido especial», repetían varios.

«El mensaje que nos ha transmitido el imam ha sido de solidaridad y de unión en familia», apuntan los asistentes, «de no cortar los lazos con tus seres queridos pese a los problemas que puedan surgir en la vida». Abdelhamid Saber, quien habitualmente oficia en la mezquita de la calle Nicolás Estévanez, fue el encargado de verbalizar ese reencuentro festivo y de transmitir ese sentir de la comunidad en un día especial.

Comida en familia

«Ahora solo queda la fe en nuestros corazones», apunta Paris Ruano cuando los asistentes empezaron a recoger. Las familias y grupos de amigos asistentes no dudaron a la hora de inmortalizar el momento, sacar el móvil y hacer un foto para dejar constancia de que volvían a estar todos juntos al aire libre después de dos años. «Fueron días tristes, rezábamos cada uno en nuestras casas y no es lo mismo que estar aquí todos juntos, viendo la plaza llena», destaca Khasse.

Y tras la parte más solemne de la fiesta, toca vivir la comida en familia; uno de los motivos que marca esta fecha en el calendario. «Es un día en el que se come mucha carne», resalta Ruano. El cordero es el animal predilecto en este día, «pero hay quien no se lo puede permitir y come cabra». «Lo acompañamos de muchos dulces, mucho té», comentan.

Una familia disfruta al completo de la fiesta del Cordero. Juan Castro

También es un día que las familias aprovechan para reunirse si hace tiempo que no lo hacían, «muchos llaman a sus familiares que están fuera para felicitarse», más teniendo en cuenta que la mayoría de los musulmanes residentes en Gran Canaria son migrantes -eso sí, algunos llevan en la Isla hasta 20 años o más- o descendientes de segunda o tercera generación; por lo que acordarse de aquellos que han quedado en Marruecos, Senegal o Egipto es primordial en un día como este.

La fiesta del Sacrificio o del Cordero tiene lugar 70 días exactos después del Eid al-Fitr o Fiesta del Fin del Ayuno, que es cuando acaba el mes de Ramadán. Las fechas varían cada año al no seguir el calendario gregoriano y sí el islámico. El sentir de esta celebración es dar gracias a dios por salvar la vida de Ismael, hijo del profeta Abraham, cuando este iba a ser sacrificado. De ahí que un significado como este cobre «más importancia que nunca», apuntan, tras una crisis sanitaria que ha dejado en la incertidumbre a millones de personas en todo el mundo.

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