Tener un contrato temporal, una mascota o ser fumador son, hoy día, grandes hándicaps a la hora de alquilar una vivienda en Las Palmas de Gran Canaria. «Tengo una perrita, por lo que era imposible encontrar algo en la capital», apunta Giovani Cabrera, quien a principios de verano decidió independizarse con 27 años; ante la poca oferta que veía en los portales inmobiliarios y los precios desorbitados, decidió ampliar la búsqueda y mirar en Telde o el Sureste. Tras varios meses de búsqueda junto a un amigo alquiló la semana pasada un piso con terraza en Carrizal, Ingenio, por 650 euros, «de dos habitaciones, queríamos tres, pero no hubo manera».
Los precios desorbitados y los cribados entre candidatos que hacen las inmobiliarias -estas priorizan a funcionarios y salarios tres veces el coste del arriendo- ha hecho que los inquilinos busquen en otros municipios de la Isla. En los últimos meses han proliferado anuncios inmobiliarios con pisos a 780 euros en el polígono Cruz de Piedra o, incluso, mil euros en una vivienda de la Vega de San José recién rehabilitadas por el Ayuntamiento y el Estado, precios impensables antes.
«La oferta en municipios limítrofes como Telde o Arucas se nutre ahora de la demanda de la capital», apunta Juan Manuel Vega, secretario de la Asociación Canaria de Empresas de Gestión Inmobiliaria (Acegi). Y, aún así, tampoco hay demasiados pisos. En el portal Idealista, apenas hay poco más de 1.300 anuncios de alquiler diarios en toda Gran Canaria, de los cuales 500 son en la capital, un número ya de por sí escaso -hace dos años se rondaban los 800-.
Este viernes -los anuncios de casas en alquiler pueden desaparecer en unas pocas horas ante la alta demanda- el piso más barato de Las Palmas de Gran Canaria es un primero interior en el risco de San Juan por 480 euros al mes. En Las Canteras los precios oscilan entre los 650 euros de un apartamento interior y los 3.500 de un chalet en La Puntilla. A esto hay que sumarle la escasez de oferta; en Ciudad Alta apenas había ayer 69 anuncios, más de la mitad en Siete Palmas y Las Torres. Y es que los alquileres están apretando más a los canarios que una hipoteca.
La diferencia entre viviendas disponibles en alquiler y el número de posibles inquilinos hace que los propietarios sean «más selectivos», apunta Vega. Esto provoca que las inmobiliarias descarten a un buen número de perfiles que no se ajustan. Por lo general, no entran en la criba estudiantes, parados o personas con contratos temporales. Por el contrario, priorizan a funcionarios o salarios estables y de tipo medio-alto.
