Fiestas | Día de los difuntos

El eterno descanso inglés

En el cementerio inglés creado en 1834 yacen multitud de historias de aquellos protestantes que murieron en la Isla cuando estaban de paso o como residentes

El cementerio inglés creado en 1834 contiene multitud de historias de las personas que están enterradas en el lugar. Los primeros en ser enterrados fueron las familias Miller y Swanson, de gran relevancia para Gran Canaria por su implicación en la construcción del puerto. La fundadora del partido fascista británico también está enterrada en el lugar, como una misionera inglesa que enfermó en Sierra León.

Ni una lágrima, ni un suspiro. El pudor sepulcral reinaba durante los entierros en el cementerio inglés, el dolor no vencía a los familiares y asistentes durante el sepelio de sus seres queridos. La rectitud y formalidad inglesa reinaba hasta en ese momento tan duro. Así lo reflejaba Alonso Quesada en su poema Una inglesa ha muerto. «Solemne el acto fue pasando sin dolor y sin pena por un cielo español», escribió el poeta. En el cementerio inglés descansan desde 1834 casi mil protestantes, cada uno con una fascinante historia de vida.

«Cada persona enterrada aquí es como para hacer un libro sobre sus vidas», cuenta el divulgador cultural Juan Carlos Saavedra, que organiza rutas turísticas en el enclave a través de Bilenio, una empresa que entre otras actividades organiza rutas culturales en la Isla. 

El cementerio fue creado a petición de la iglesia anglicana. Antes de la construcción de este espacio de descanso los protestantes eran enterrados en el cementerio de Vegueta, pero no estaba permitido hacer ningún tipo de oración. Además, si no seguían pagando a los cinco años podían desenterrar los cuerpos. La posibilidad de que en algún momento pudieran ser desenterrados atemorizaba a los anglicanos, ya que en sus creencias está completamente prohibido esta práctica. «Por eso, en el cementerio inglés hay 540 tumbas, pero más de 900 enterrados, porque una vez te enterraban ya no te podían sacar», refleja Saavedra. 

«Al principio eran solo anglicanos, pero hicieron presión porque en Tenerife se murió una norteamericana que no era anglicana, pero era protestante, así que la enterraron aquí porque cualquiera que fuera protestante lo traían aquí», explica Saavedra. También hay algunas tumbas de judíos, algunos residentes en la Isla y otros que estaban de paso.

Era exclusivo para anglicanos, pero más tarde todos los protestantes fueron enterrados ahí

Los primeros en ser enterrados fueron los Miller y los Swanson, dos familias de gran relevancia para Gran Canaria debido a su implicación en la construcción del Puerto. «Primero vino Swanson, él iba hacia América, pero su barco fue asaltado y lo soltaron en Fuerteventura y de ahí vino aquí en 1814», explica Saavedra. «Entonces cuando llegó aquí, vio las posibilidades económicas de este lugar y mandó llamar a su primo Tomas Miller», añade.

El sepulcro de las familias Miller y Swanson.

El sepulcro de las familias Miller y Swanson. / José Carlos Guerra

Sin embargo, el traslado a Gran Canaria de los Miller sería desafortunado para la familia, aunque ellos no podían saberlo una tragedia se cernía sobre ellos. En la epidemia de 1851 la mujer y los hijos de Tomas Miller se refugiaron en la finca de las Magnolias en Santa Brígida para evitar el contagio. Cada pocos días un servicio llegaba a la casa para limpiar y llevar la comida. Uno de esos días se toparon con una terrible imagen. Al abrir la puerta apareció la esposa fallecida junto a su hijo, y el otro pequeño a su lado moribundo.

El transporte de los cuerpos hasta Reino Unido era una tarea compleja y casi imposible para la época

Durante aquella época transportar los cuerpos hasta el Reino Unido era casi imposible, ya que las comunicaciones eran lentas y escasas. Fue el caso de la misionera en Sierra Leona Nina Botwood, que enfermó en el país africano e iba a ser transportada hasta su país de origen en barco, pero el capitán al darse cuenta de su estado decidió hacer escala en Gran Canaria para que fuera hospitalizada. «Si se moría a bordo la tendrían que haber tirado al océano y ella era muy religiosa», detalla Saavedra. 

El partido fascista británico

El cementerio también alberga la tumba de Rotha Berly Lintorn Lintorn-Orman la fundadora del partido fascista británico fallecida en 1935. «Ella se estableció con toda la comunidad británica en el hotel Santa Brígida, y dicen que estaba alcoholizada, que tenía muy mala leche. Al final murió muy joven», comenta Saavedra. A su vez, Lintorn fue conductora de ambulancia en Serbia durante la Primera Guerra Mundial y comandante del Departamento de Ambulancia de la Cruz Roja. 

Otra de las tumbas más singulares es la de Dennis Edward Bingham, llena de color y muy cuidada. Está cubierta de boliches de diferentes formas y colores. Bingham era un coleccionista de este juguete, por lo que cada año su mujer viajaba a la Isla para cambiar los viejos y rellenar con nuevos hasta que hace algunos años ella también falleció. «Al principio venía en avión y cuando se hizo más mayor se desplazaba en crucero», cuenta Saavedra. La pareja pensaba instalarse en la Isla tras su jubilación, pero el repentino fallecimiento de Bingham rompió los planes. Después del fallecimiento de la esposa, los hijos del matrimonio han continuado la tradición y han incorporado nuevos objetos como un perfume o la foto familiar. «Esta todavía tiene unos nietos que vienen, los bisnietos de Inglaterra o de fuera, cada vez será más difícil, por lo que, dentro de 15 o 20 años, quizás se convierte en cualquier otra tumba abandonada», refleja Saavedra.

La tumba del coleccionador de boliches.

La tumba del coleccionador de boliches. / José Carlos Guerra

El cementerio tiene algunas peculiaridades respecto a los católicos. Por ejemplo, en muchas de las lápidas está escrito el oficio o los principales trabajos que desempeñó la persona, como si de un currículum se tratara. Otras, dejan un espacio para el humor con un simple «Hasta luego» en la lápida para finalizar. El cementerio no suele ser especialmente transitado porque muchos familiares viven a kilómetros de la ciudad, pero muchas personas asisten para completar el árbol familiar, al tener la conjetura de que algún familiar pasó por aquí. Ya sea por una u otra razón el camposanto se ha convertido en parte de la historia grancanaria.

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El cementerio, a pesar de ser un Bien de Interés Cultural, se encuentra en mal estado de conservación. La pintura de los muros está descascarillada, y el muro exterior está afectado por el poco mantenimiento. La iglesia anglicana que es la única encargada del mantenimiento del lugar ha expresado en varias ocasiones que no pueden costear el precio de las reparaciones y el mantenimiento, y piden la colaboración de las administraciones públicas. Fue reformado en 2012 gracias a un intervención del Cabildo de Gran Canaria después de que fuera designado BIC dos años antes. Sin embargo, desde entonces el cementerio ha seguido su camino de deterioro sin una nueva línea de financiación y con el único sustento de la iglesia anglicana. «La gente piensa que es un cementerio británico, pero es que aquí también está enterrada la historia de Canarias porque esta gente trabajó aquí y aportaron bastante», asegura Saavedra.

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