NAVIDAD /Callejero

Las Rehoyas, en eterna Navidad

El barrio de Las Palmas de Gran Canaria, construido por el Patronato Francisco Franco entre 1959 y 1965, tiene una plaza que se llama de la Navidad

Los bloques de viviendas se sufragaron en parte con campañas navideñas

Los pisos forman parte del Plan de Reposición de Las Rehoyas

La Pascua es perpetua en Las Rehoyas. Una de las vías del barrio de Las Palmas de Gran Canaria lleva el nombre de plaza de La Navidad y su designación no es aleatoria, puesto que la construcción de los pisos fue sufragada en parte con las campañas de navidad que se promovieron a mitad de la década de los 50 y durante los 60 del pasado siglo por el Gobierno Civil y el Patronato Benéfico de Construcción Francisco Franco, operativo desde 1950 hasta 1976, para solventar la falta de vivienda pública que había en la ciudad y acomodar a las familias que vivían en cuevas, chabolas e infraviviendas. 

Ocho bloques de viviendas de cinco plantas conforman esta plaza casi cerrada, a la que se accede por la calle Virgen de Begoña y que preside un ficus de gran altura. Antaño los vecinos le decoraban con cintas y bolas cuando llegaban las fechas navideñas, pero hoy es un quebradero de cabeza para algunos de los residentes por su altura y follaje, ya que sus ramas impide que entre la luz en las casas y la caída de las hojas hace que la plaza siempre esté sucia.

Carlos Carballo Perdomo, es uno de los vecinos de la plaza, a donde llegó siendo muy pequeño del Risco de San Nicolás. «Seguimos aquí y morimos aquí», dice sobre lo poco que ha cambiado el vecindario, ya que la mayoría de las viviendas fueron otorgadas en régimen de alquiler a familias humildes y sin recursos. El Patronato también recurrió al alquiler con derecho a compra, a la venta directa e incluso a las donaciones por sorteo.

Vista de la plaza de la Navidad, en el barrio de Las Rehoyas de Las Palmas de Gran Canaria.

Vista de la plaza de la Navidad, en el barrio de Las Rehoyas de Las Palmas de Gran Canaria. / JUAN CASTRO

Carballo señala que el barrio era conocido como el de San Luis y que cerca había un núcleo de chabolas. «Luego dieron casas en El Polvorín e hicieron más casas aquí; incluso los maestros daban clase en la plaza», rememora, a escasos metros del Ceip Las Rehoyas, entonces José Calvo Sotelo. «Detrás de estos bloques había vaquerías y luego los convirtieron en comercios», prosigue en referencia a los ultramarinos, tiendas, bares, peluquerías que había en la calle de arriba, cerrados hoy como en tantas otras zonas de la ciudad por los cambios sociales y el efecto de las grandes superficies.  

"Las promociones benéficas para solventar la falta de viviendas en Las Palmas de Gran Canaria y erradicar chabolas y cuevas también se hicieron en Schamann, San José y Tamaraceite"

En su caso, la vivienda fue otorgada a sus padres en régimen de alquiler y al extinguirse el Patronato en 1983 pudieron hacerse con la compra de las escrituras de la casa. «Este es un barrio tranquilito, de los de toda la vida, nos conocemos todos», asiente el hombre, que hoy no se iría a vivir a los riscos, aunque echa en falta más limpieza en las calles. 

Las primeras casas de Las Rehoyas se construyeron en 1959, pero no sería hasta mediados de los años 60 cuando el barrio se conformaría, tal y como se conoce en la actualidad. Se levantaron más de 3.170 viviendas.

Plan de Reposición

La rapidez con que su construyeron los bloques de viviendas, la baja calidad de los materiales empleados y la falta de conservación de las mismas debido a los escasos recursos de sus residentes contribuyó al deterioro de los inmuebles en un barrio de por sí degradado al ser construido sin planificación alguna para dar salida tanto a la falta de vivienda pero también a la explosión demográfica y al éxodo del campo a la ciudad. 

En enero de 2023, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria aprobó el Plan de Reposición de Viviendas de Las Rehoyas, cuyo primer bloque se construye precisamente a escasos metros de la plaza de La Navidad, sobre uno de los campos de fútbol del parque de Las Rehoyas. La Reposición afectará también a los bloques de la plaza; en una primera fase a los números 1, 2, 3, 4 y 5, y en una séptima a los restantes 6, 7 y 8. Puede que tras la remodelación de los pisos y la redistribución del espacio público, la plaza de La Navidad sea solo algo del pasado.

Yolanda López tiene 65 años y también vino de pequeña a vivir al barrio cuando se construyeron las casas desde El Confital. «No me quería separar de mi madre y, cuando fui mayor, me quedé en el tercero», cuenta. Ella ha vivido tan a gusto en el barrio que ha solicitado que la reubiquen en el mismo sitio cuando acabe todo el proceso de reposición, aunque añora El Confital. «Jugábamos a la soga, al tejo. Cuando el árbol era más chico le poníamos luces y cintas y poníamos incluso un belén en una de las esquinas de la plaza», comenta la mujer, a la que no le gusta la Navidad porque le falta mucha gente en la familia.

"En los periódicos del Movimiento se animaba a la población a participar con donativos y se incluían listados con las personas, instituciones, empresas y organizaciones que participaban y la cuantía que otorgaban"

Las campañas de Navidad y de beneficencia fueron una tónica durante el Franquismo para solventar las penurias que padecía la población tras la devastación que produjo la contienda civil y el bloqueo internacional por el golpe de estado de Franco. En una sociedad en la que la Iglesia lo impregnaba todo salvarse de este mundo, asistiendo a los pobres; especialmente en fechas tan señaladas como Navidad y Reyes, constituía casi un deber no solo como cristiano, sino como franquista, pero también una obligación dado el régimen. «No es una Navidad ni para ti ni para mí, sino una Navidad para todos. Contribuye a la campaña de Navidad entregando tu donativo. Lo puedes hacer en el Gobierno Civil, Beneficencia, Caja Insular de Ahorros y Tesorería Provincial del Movimiento» anunciaba el periódico La Falange, el 20 de noviembre de 1952.

Grafitti de navidad en uno de los bloques de Las Rehoyas. Al fondo, la plaza de La Navidad.

Grafitti de navidad en uno de los bloques de Las Rehoyas. Al fondo, la plaza de La Navidad. / JUAN CASTRO

Los periódicos del Movimiento incluso publicaban los nombres y apellidos de los donantes, y entidades, así como las cantidades que abonaban para la causa. Las donaciones de mayor cuantía podían traspasar las 100.000 pesetas de la época [601,01 euros] y las más bajas rondar las 25 pesetas [0.15 euros]. 

Lo que empezó siendo una Campaña de Navidad para recaudar fondos para repartir entre las familias necesitadas se convirtió en unos años en un modo de contribuir a la construcción de viviendas del Patronato Benéfico de Construcción Francisco Franco, uno de los promotores de vivienda pública del régimen gestionado por el Gobierno Civil y que se beneficiaba de los préstamos otorgados por el Instituto nacional de la Vivienda; el Banco de Crédito de la Construcción, así como de subvenciones de instituciones como el Cabildo, el Ayuntamiento capitalino y fondos propios. A la promoción de estas campañas contribuyó el gobernador civil y jefe del Movimiento Nacional Honorato Martín-Cobos Lagüera, al que se sumaron los siguientes responsables en el cargo. 

 Las primeras 15 viviendas fueron en Schamann con la campaña navideña de 1957/58, cuyos solares fueron cedidos por el Ayuntamiento. Posteriormente, se construirían otras 60 en el mismo barrio. El 24 de diciembre de 1960 serían inauguradas por el Obispo Pildaín las 104 viviendas de la Campaña de Navidad de 1959/60 en el barrio de Las Rehoyas, precisamente en la misma plaza de La Navidad, según informó La Falange. El presupuesto para la ejecución de las 104 casas ascendió a más de 5 millones de pesetas [30.050,61 euros] más el coste de la urbanización. La obra se llevó a cabo con los 2.251.364 de millones de pesetas recaudados [13.530.98 euros] en la campaña navideña y los 3.129.503 millones de pesetas [18.808.70 euros] que aportó el Instituto Nacional de la Vivienda.

Las promociones de este tipo también llegaron a los barrios de San José y Tamaraceite.