Comercios históricos de Las Palmas de Gran Canaria

Alemán Peluqueros, la pasión por la peluquería durante más de cuatro décadas

Juan Antonio Alemán abrió su propio negocio en 1977 después de trabajar nueve años en la reconocida Peluquería Pepín

Juan Antonio Alemán comenzó a trabajar en una pequeña peluquería de Moya donde aprendió lo básico de corte y peinado. Sin embargo, él quería progresar y mudarse a la capital donde estaban las peluquerías de renombre. Y así lo hizo, consiguió trabajar en una de las más famosas de la época, Peluquería Pepín, donde aprendió todo lo que sabe. Nueve años después abrió su propio local en Rafael Cabrera, Alemán Peluqueros, donde lleva 47 años entregado a sus clientes.

La agenda está llena de un cliente tras otro, los empleados pasan del lavado, al corte, la maquinilla o el tinte y vuelta a empezar. Dentro de poco el negocio cumple 50 años aunque ha sido casi un suspiro, sobre todo porque su dueño es un apasionado de su profesión. «Se lo debo todo a la peluquería», asegura. 

Cuando abrió su local, el barrio poco se parecían al de la actualidad. Alemán ha visto crecer el lugar exponencialmente desde entonces. «Todo se estaba trasladando a Mesa y López porque se iba a abrir el Corte Inglés, yo estuve mirando un local también por allí, pero era en un callejón y aquí, en cambio, se estaban terminando los apartamientos aunque por aquí todavía no había nada, no había salones bien puestos», recuerda Alemán. 

Premios

Al comienzo de su carrera se presentó a varios certámenes de peluquería masculina. «Gané unos premios en unos campeonatos provinciales que me dieron la opción de ir a los nacionales. Primero estuve en Alicante y dos años después en otro campeonato nacional en Jerez de la Frontera, y en este quedé el quinto de España», explica. Alemán recuerda que había que llevar un modelo para hacer un corte y peinado, y luego otro para hacer un postizo que había que peinar y adaptar a la cabeza del modelo para que el jurado se decantase por su favorito. 

El dueño se esforzó en sacar el mejor partido al local. En la época estaba de moda los compartimentos en las peluquerías de cara a mantener la privacidad. Él quería dar este efecto, pero con una solución arquitectónica menos extravagante que los biombos, por lo que optó por una peluquería con bóvedas, que aportaban esa solución de privacidad asegurando un estilo moderno. «Los clientes nuevos que vienen y preguntan cuántos años tiene esta peluquería y no se creen que vamos a cumplir 50 años porque parece una instalación o una decoración modernista», asegura Alemán.

El boca a boca de los vecinos y algunas personas que siguieron a Alemán desde Pepín fueron sus primeros clientes. Alemán conserva clientes de toda la vida que le han acompañado desde que estaba en la anterior peluquería gracias a tres pilares que siempre tiene presente como son la constancia, la profesionalidad y la seriedad. Además de estar actualizado de las nuevas tendencias que van apareciendo. Para ello Alemán visita todos los años las ferias que se celebran en Ifema para conocer los nuevos productos, materiales y los nuevos cortes que surgen. «Aquí vienen tanto personas mayores como jóvenes y también muchos niños porque ellos son el futuro de la peluquería», apunta.

De lo clásico a lo moderno

Por ello, saben realizar los cortes más clásicos con tijera y peine y los más modernos con maquinilla de afeitar. También con la motivación de estar siempre a la orden del día desde que abrió la peluquería incluyó la parte de estética en la que se centran en la manicura, pedicura, limpieza de cutis, y hace un tiempo añadieron también la depilación. «La gente viene aquí a relajarse, vienen muchos altos ejecutivos o empresarios, tenemos también un completo que son dos horas, en el que nos dedicamos no solo al pelo sino también a la manicura, pedicura y el cutis», detalla.

Aunque desde el principio es una peluquería especializada en caballero, han abierto la mano y arreglan a algunas mujeres. «Sí, porque desde que yo he estado en la peluquería era habitual que abrieran salones unisex y yo no quería eso, pero si alguien solicita el servicio lo hacemos», detalla.

En Alemán Peluqueros es habitual que los peluqueros aconsejen a los clientes los mejores cortes para cada situación. Son comunes los «cortes por desamor», es decir, cuando el cliente se separa de su pareja y busca un estilo diferente, en ocasiones, rompedor para verse guapo. «Si tiene canas, pues le teñimos el pelo, lo peinamos con raya o buscamos un poco el atractivo de cambio porque quiere verse bien», refleja. De esta forma, la confianza con el cliente la han construido con tiempo y las tres claves que para Alemán son el sinónimo del éxito profesional personal y de su peluquería: «La constancia, la profesionalidad y la seriedad». 

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