La odisea de Yvette para llegar a la universidad

La joven, con movilidad reducida, no cuenta con el espacio suficiente para subir en el transporte y es su madre quien la lleva a clase

La madre de la chica reclama soluciones a Guaguas Municipales como añadir un vehículo doble o reservarle un espacio

Mujer espera la Línea 70 en la parada de guaguas Severo Ochoa frente 10, en el Batán.

Mujer espera la Línea 70 en la parada de guaguas Severo Ochoa frente 10, en el Batán. / Juan Castro

Yvette es una joven con movilidad reducida que estudia en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Vive en El Batán y, para llegar a sus clases, debe coger la Línea 70 de las Guaguas Municipales para después subir en la 25. El proceso, que aparentemente resulta sencillo, se ha convertido en una odisea para la chica. Muchas de las mañanas, Yvette no cuenta con el espacio suficiente para subir en la guagua que le corresponde, la 70 de las 6.50 horas. Es su madre, Guacimara, la que tiene que alcanzarla hasta la universidad o a la parada donde puede coger la 25. Otras veces sube en la primera del día, a las 6.00 horas, que suele ir más vacía.

"Nuestra parada es una de las últimas, por tanto, cuando llega la guagua de las 6.50 horas para recoger a los ciudadanos está llena", explica Guacimara. Sin embargo, subraya que el principal problema es que entre la de las 6.00 y la de las 6.50 no pasa ninguna y la mayoría de personas de la zona se concentran en esta última.

Después de que la joven quedase en numerosas ocasiones fuera del vehículo, su madre decidió presentar una reclamación online en la página de Guaguas Municipales. A la queja se unieron "varios vecinos" y fue entonces cuando, en octubre, desde la empresa de transporte, la contactaron. "Planteamos alternativas para solventar el problema como, por ejemplo, reservar una plaza, añadir más guaguas entre esas dos horas o poner una doble para contar con más hueco para la silla de ruedas", explica Guacimara.

Limitaciones

Desde la empresa municipal reconocen que el tema "no es sencillo" porque enfrenta diferentes limitaciones como las estrechas calles de El Batán que debido al espacio no permiten circular una guagua doble o la disponibilidad de recursos. "Todas las guaguas y conductores que tenemos están en la calle. No hay medios para añadir más vehículos", cuentan. Aseguran que la intención para solucionar el problema está. Hay una bolsa de 350 conductores nuevos y se espera que en el mes de septiembre hayan contratados 80 y una vez finalicen las obras de la MetroGuagua "se incorporarán los vehículos de 21 metros".

En lo que respecta a los servicios de transporte del municipio, desde la empresa afirman que acogen a 185.000 viajeros al día, el pasado mes de marzo cerca de 4,5 millones de ciudadanos usaron el servicio público, y "dentro de las posibilidades, se hace lo que se puede". Asimismo, la Línea 70, explican, "ofrece lo máximo posible" y, además de que las calles de El Batán no permite la circulación de una guagua doble, habilitarlas supondría "un cambio en el recorrido".

Ahora mismo, por el barrio hay dos guaguas diarias que realizan el servicio en horario de mañana y tres que lo hacen en horario de tarde. "Es lo que los recursos permiten". Otro de los aspectos que desde guaguas municipales señalan como un obstáculo es la compra de nuevos vehículos. Pasa un año para finalizar con su construcción y, ahora, "hay problemas con los suministros de acero debido a la guerra de Ucrania y Rusia".

Un servicio de todos

Aunque desde Guaguas Municipales identifican el problema como "complejo" porque para ofrecer alternativas tienen que atender a características del trayecto y al volumen de pasajeros, entre otras cosas, trasladan disculpas por la situación y recalcan que hay atención al tema y voluntad de ayudar: "Desde que se pueda hacer algo se hará".

Por su parte, Guacimara se encuentra a la espera de respuestas por parte de la empresa de transporte y desea encontrar soluciones lo antes posible. La joven, de 19 años, "quiere ser independiente y poder ir a la universidad en guagua, al igual que lo hacen sus compañeros". Como madre siente "impotencia" porque su hija "no puede hacer uso, ya sea por motivos logísticos o de espacio, de un servicio que es público y es de todos".

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