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Tú y yo somos tres

La crítica de Monegal: ‘Pasión de gavilanes’ también tiene su Ayuso

Rosario, una bomba en el culebrón (T-5).

Un despliegue colosal en todo el imperio Mediaset para arropar el estreno en T-5 de ‘Pasión de gavilanes’, el famoso culebrón latino (Colombia). Vayamos por partes. Hablemos primero del continente, y luego del contenido. Este serial estrenó su primera temporada en 2003-2004 en las sobremesas de Antena 3 TV.

Fue un éxito absoluto. Aquí y en otros 75 países del mundo. Veinte años después los propietarios de esta marca han decidido fabricar y emitir la segunda temporada. A Antena 3 no le ha interesado: consideró que el precio era excesivo –se habla de 10 millones de euros–, pero en T-5, que están desesperados por recuperar el liderazgo perdido, han decidido comprar, y rezar para que esta segunda temporada, 20 años después de la primera, siga enganchando al público.

El estreno en ‘prime time’ de los dos primeros capítulos ha obtenido un 16 y un 18,7% de cuota de pantalla. No son cifras gloriosas (el primer capítulo sucumbió ante la combinación de ‘El hormiguero’ y el final de la serie ‘Mentiras’), pero al menos es un arranque confortable. Es posible que la próxima semana Mediaset coloque ‘Pasión de gavilanes’ en la franja de tarde, para intentar plantar cara a ‘Tierra amarga’. Es decir, culebrón latino contra culebrón turco.

Vayamos al contenido. Pasados veinte años, los que estaban enfrentados (los Reyes contra los terratenientes Elizondo) se han transformado en una familia feliz. Los Reyes se han casado con las Elizondo, y ya tienen hijos veinteañeros la mar de chulos y conflictivos. Pero la gran novedad de esta segunda temporada es cuando estas dos familias contemplan, con cara de miedo y de susto, la llegada de la tremenda y bellísima Rosario Montes.

¡Ah! Esta señora, hace 20 años tenía un bar, un cabaret, un club, donde llevaba de cabeza todos los pollastres de la zona. Los Reyes incluidos. Pero tuvo que salir pitando, humillada, porque urdieron contra ella una venganza para hundirla. Ahora regresa transformada en una mujer riquísima. Y lo primero que hace es lanzar un aviso. No es una rueda de prensa, pero casi. Y exclama con furia contenida: «Aquí fui señalada, rechazada y ultrajada por quienes tenían el dominio. Ahora les voy a demostrar la mujer que soy. ¡Les voy a enseñar mi poder!». ¡Ahh! Rosario Montes llega y planta cara. Desafía. Es una bomba. Es de una actualidad indiscutible Este culebrón también tiene su Ayuso.

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