La tirijala de hoy no es apta para horario infantil por cortesía del señor Antonio Vélez Pérez, secretario de una cosa denominada Federación Empresarial Canaria de Ocio y Restaurantes, o Fecao maravillao. Para una correcta lectura de lo que está por venir, que no va a ser un asunto flácido, hay que subrayar que los entrecomillados son exclusivamente de este ser multicelular, el Vélez, que o bien se chifló, se engrilló, le cayó un tornillo del meteorito de ayer o tiene un fusible cambado. Él opina sobre el hecho de lo que es estar en bolas en una playa, en un estrafalario ensayo sobre la génesis, desarrollo y erección de tener los aguacates al oreo y lo que a él le ocurre escrotalmente en dos momentos bien diferenciados: cuando da frente a un "viejo" o una "vieja" con su desnudo "repulsivo", algo que le da mucho fos, en contraposición con las gratas y polucionantes consecuencias de él ponerse a acechar cuerpos de jóvenes, "de proporcionadas formas, que se presenten desnudos" y "sin afeites", es decir, a mato grosso, como cuando el tupido Amazonas antes de que llegara Francisco de Orellana.

Vélez, pues, en un primer análisis de texto, tiene tres problemas. El primero es un exceso de tiempo libre a pesar de ejecutivo de una federación de pene caído. Donde este voyeur debiera estar haciendo números parece pasearse en gabardina por las dunas.

El problema dos es que le falta un espejo en casa de cuerpo entero para calibrar el verdadero significado de la palabra repulsivo en primera persona y, el trasunto tres, quizá el más turbador de todos, es que con sus pendejadas se va a cargar la boyante industria de la depilación insular.

Fecao maravillao está hoy sábado en su mejor momento para dejar a su secretario en pelotas. Los indígenas, que llevamos más de medio siglo recibiendo cortésmente a millones de personas de todo el mundo y condición, no nos merecemos la ´poltavocía´ de este casposo veleta suelta y potencial candidato a portar una pulsera, y que no es precisamente la del todo incluido.