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Miradas

El misterio de 'el Greco'

Acabó 2014, y con él el cuarto centenario de la muerte de Domenikos Theotocopoulos o Theotocopuli, el Greco, pero nada he leído sobre el misterio que envuelve su figura. Famoso en el siglo XVI, cayó en el olvido durante los siglos XVII y XVIII, es en el siglo XIX cuando se rescata su maravillosa pintura.

El primer misterio, que se planteó, fue el de su nacimiento, no se conocía la fecha pero, en los archivos toledanos, se encontró su asistencia a un pleito en 1606, en el que declara que tenía 65 años, por lo que nació en 1541. En cambio, la fecha de su fallecimiento sí se conocía por el libro de defunciones de Santo Domingo el Antiguo de Toledo, en donde quiso ser enterrado, en donde se anota que murió el 7 de abril de 1614. Otro misterio fue el del lugar de su nacimiento. Durante siglos, solo se supo del pintor que había nacido en Grecia, a pesar de que en algunos lienzos firmaba con su lugar de origen. Tendría que llegar el historiador del Arte Justi, para que leyera en un cuadro del pintor, firmado con caracteres griegos "Domenikos Theotocopulos, cretense , hizo", o sea que la isla de Creta fue su patria publicándolo en 1888, en su libro sobre Velázquez. Tampoco ningún estudioso observó que el famoso orador sagrado y poeta, Fray Hortensio Félix Paravicino, gran amigo del pintor, que lo retrató, quien dedicó un soneto al túmulo del artista, que decía "Creta le dio la vida y los pinceles/ Toledo...", con lo que indicaba el lugar de su nacimiento, o que Julio Clovio, el mejor miniaturista e ilustrador de libros del XVI italiano, también retratado por El Greco, escribiera una carta al cardenal Farnesio recomendando al pintor, "como un joven candiota discípulo de Tiziano", con lo cual nos indica que nació en Candía, capital de Creta. Nuevas investigaciones revelaron que su padre se llamó Jorge y que tuvo un hermano mayor, Manusso, recaudador de tributos y aduanero de la República de Venecia, a quien pertenecía la isla, que había nacido en Candía, capital de la isla y que la familia pertenecía a la baja burguesía. Pero, el mayor misterio es el de sus amores con Doña Jerónima de las Cuevas, que muchos autores identifican con La dama del armiño, retrato femenino de una dama desconocida de gran elegancia, que debió pertenecer a una clase elevada de Toledo, amante del pintor más que esposa y con la que mantuvo relaciones apenas llegar a la ciudad imperial en 1577, pues Jorge Manuel, único hijo conocido del pintor nació en 1578. Nadie sabe quién fue a pesar de las investigaciones realizadas. Solamente un historiador, Llaguno, nos dice que fue su esposa, los demás opinan que nunca contrajo matrimonio y, aunque estuvo unido estrechamente a su hijo, que fue su principal seguidor, no debió reconocerlo como hijo legítimo, aunque en su testamento le lega todos sus bienes, afirmando que era hijo suyo y de Doña Jerónima de las Cuevas.

Su formación pictórica la realizó en Candía con los maestros de iconos, él mismo los pintó, aunque se conserva muy poco de esta época. En 1560, marcha a Venecia, y allí debió ser discípulo de Tiziano, allí realiza obras religiosas y alguna costumbrista, como El soplón, niño que sopla una candela, o su variante, en la que aparece acompañado por un hombre y un mono, y diversos retratos, su obra más importante de esta etapa es el tríptico de Módena. Estuvo en Roma, en donde admiró la pintura de Miguel Ángel, regresando a Venecia. Su venida a España se debió producir por la construcción del monasterio de El Escorial por Felipe II, que atrajo a muchos pintores. En 1577, estuvo un tiempo en Madrid, pasando a vivir a Toledo definitivamente. Pintó para el rey San Mauricio y la legión tebana, que no gustó al monarca porque no la encontró piadosa, por lo que no contrató al pintor para El Escorial, contentándose con unos pintores italianos mediocres. Ya en 1577, comienza pintar en Toledo su primer encargo, el retablo de Santo Domingo el Antiguo, en donde en la escena de La Trinidad, el cuerpo de Jesús recuerda las anatomías de Miguel Ángel, recibiendo el encargo del cabildo catedralicio de El expolio, por el que tuvo problemas con la Inquisición por el lugar y el modo de colocar a la Virgen y a dos de las Marías, y con el Cabildo por el precio. El pintor era un hombre al que le gustaba el lujo, tal era así que, amante de la música, tenía contratada una orquesta para que tocara mientras él comía. En su trabajo alternaban la realización de retablos con las de obras de caballete, religiosas o retratos de caballeros vestidos de negro que se contrapone con el blanco de gorgueras y puños, retratos femeninos apenas se le conocen. El santo más representado es San Francisco.

Las figuras del pintor se van alargando, sobre todo a partir de su obra maestra, El entierro del conde de Orgaz, en donde se retrata y a su hijo todavía niño, realizado para la iglesia de Santo Tomé. Se suceden los apostolados, en donde pinta a los apóstoles de modo individual, los retratos, y sólo dos paisajes de Toledo, siempre envuelto en nubes de tormenta y en uno con el plano de la ciudad que lleva un joven en las manos, en otro, pinta las cercanías de la ciudad, aunque Toledo aparece como fondo en muchas de sus obras religiosas. Una obra diferente, el Laocoonte, en donde aparece el sacerdote troyano y sus dos hijos estrangulados por dos serpientes marinas enviadas por Poseidón, una de las pocas obras en que emplea el desnudo, junto con el fondo del San Mauricio y de "el quinto sello del Apocalipsis", en donde se ven desnudos de ambos sexos muy estilizados. Al final de su vida, los cuerpos se alargan cada vez más como si fueran llamas y sus inigualables tonos carmesíes, azules y amarillos, usados por este genio único de la pintura que fuera el Greco.

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