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El análisis

Padre Mathew

Los claretianos, reunidos en Capítulo General en Roma, han designado al padre Mathew nuevo Superior General. Es un religioso sencillo, abierto, cercano, creyente sin etiquetas, muy metido dentro del Carisma Claretiano. Nacido en Kalathoor, Kerala (India), el 30 de mayo de 1959. Ingresa en la Congregación en 1975, profesa en 1978 y es sacerdote en 1986.

Desde muy pronto se dedica a la formación de los aspirantes a claretianos. Estudia en la Universidad Gregoriana de Roma Teología Sistemática y Psicología. Maestro de novicios en Bangalore, Consultor General y Prefecto de Formación en dos legislaturas. Por fin en 2015, Superior General. Con este nombramiento, los Claretianos están viviendo, humana y cristianamente, unos tiempos nuevos. El Papa nos pide abrir ventanas para que entre aire fresco, estar en una actitud de "salida" para llegar a todos. Por lo mismo, sabe bien la tierra que pisa. Conoce el mundo y la Congregación como pocos, desde su dimensión de misionero animador, recorriendo distintos continentes. Es el General número 13. Todos españoles, menos tres. Uno, alemán; otro, argentino; y el padre Mathew, de la India. Un hermano con el corazón de Dios.

La Congregación no ha dejado de abrirse al mundo con alegría y esperanza. Con entrega siempre. El mensaje del Papa Francisco ha estado presente y anima a vivir su carisma en un ambiente misionero, para llegar a todos, a los más desfavorecidos, en un tono de misión y de misericordia. Por su nacionalidad puede entender mucho mejor la línea misionera del Evangelio, dentro de las pautas marcadas por el Fundador: "mi espíritu es para todo el mundo", y también "hacer con otros". En comunidad, el Evangelio sabe a mucho. Una brisa fresca entra por todos los rincones del alma de las comunidades claretianas. Entre los capitulares se encuentra el padre Pedro Cabrera, director del Colegio Claret de Las Palmas.

Se insiste en romper la cultura del relativismo, acogiendo, no condenando, animando. Procurar vivir la alegría del Evangelio como vocación misionera, en medio de la gente. Asumir y anunciar con pasión el servicio misionero. Formar a los laicos para que colaboren en la misión claretiana. No dejar de lado la misión compartida caminando bajo la fuerza del Espíritu, con apertura y disponibilidad a sus llamadas. No olvidar el carisma claretiano, siempre con el Evangelio en la punta del alma.

El Papa, hace unos días, tuvo unos consejos salidos del corazón para todos los capitulares, para toda la Congregación. Su discurso giró en torno a estas tres palabras:

Adorar: con frecuencia se ha perdido el sentido de la adoración. "En la adoración rezamos, alabamos al Señor, pedimos, agradecemos? pero la adoración, ese estar delante del único Dios, de aquello que es lo único que no tiene precio, que no se negocia, que no se cambia? y todo lo que está fuera de Él, es ídolo. Hagan un esfuerzo en crecer en este modo de oración: la adoración. Ese perder tiempo, sin pedir, sin agradecer, incluso sin alabar, solamente adorar con el alma postrada... "

Caminar: es el segundo consejo que da a la Congregación. "Dios quiso caminar, no quiso estar quieto? Desde el primer momento caminó con su pueblo? Y caminar es abrir fronteras, salir, abrir puertas, buscar caminos? No estar sentados. No instalarse? Es verdad que hay que organizar cosas, que hay trabajos que exigen estarse quietos, pero con el alma, el corazón y la cabeza. Caminar, buscar. Ir a las fronteras, a las fronteras de todo tipo, incluso las de pensamiento. Los intelectuales, ir a las fronteras, abrir caminos. Porque el que está quieto, el que no se mueve se corrompe como el agua estancada. Caminar como caminó Dios que se hizo compañero de caminos? No quedarse quieto? Caminar, caminar." No asegurar su vida o quedarse quieto.

Acompañar. No caminar solos? "porque es medio aburrido, sino acompañar al pueblo porque Dios caminó acompañando. Me viene tan lindo eso de Jesús cuando se hizo el tonto con los que se escapaban de Jerusalén a Emaús? Se les puso al lado y acompañó, acompañó todo un proceso, hasta que ese corazón frío se volvió a calentar y ardía el corazón, y se dieron cuenta. Acompañar los momentos de alegría, acompañar la felicidad de los matrimonios, de las familias. Acompañar los momentos duros, los momentos de cruz, los momentos de pecado. Jesús no le tenía miedo a los pecadores, los buscaba, los van a criticar? Acompañar a la gente, acompañar tantos deseos que el Señor siembra en el corazón, dejarlos que crezcan bien?"

Siempre los claretianos hemos tenido marcado el camino. Ahora, si cabe, este camino sale reforzado y renovado. Salir a la calle, testimoniar, adorar, acompañar. Y la alegría del Evangelio nos espera a todos, pues es para todos.

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