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Hombres de negro, candados y sierras

Sobrevivían de mala gana y peor disimulo pero sabían que era cuestión de esperar. Agazapados, los hombres de negro mataban el tiempo jugando al escondite, al mentiroso y al piedra, papel o tijera. Hasta que salió tijera y abandonaron el tedio para repartir candados y activar la sierra. Llegan más recortes. Saluden.

La verdad es que los recortes nunca se fueron pero ya estábamos acostumbrados a flagelarnos con una cierta intensidad. Ahora nos suben la potencia no sea que nos acomodemos con tanto entusiasmo sobrevenido por una recuperación económica tan frágil como desigual.

Y para elevarla a fuerza máxima nada mejor que un cierre presupuestario anticipado sellado con un gran candado. Sin disputas. Si no hay nada que repartir, no hay nada que discutir. La frase "está cerrado" es lo más efectivo que se ha inventado en los departamentos de Hacienda desde que existe la cosa pública porque por ahorrar, ahorras hasta en explicaciones. Y punto.

En esas andan el Gobierno de España, desde el mes de ju-lio, y el Gobierno de Canarias, próximamente en sus pantallas. Por razones bien distintas pero con el mismo resultado: empeorar los servicios públicos y contribuir a la ralentización de la economía.

La actitud presupuestaria poco contenida -por ser fina- de la Administración central la sitúa bajo amenaza de una multa de Bruselas por importe de 6.000 millones de euros como no enderece pronto las cuentas públicas. Paciencia infinita la que tiene la Comisión Europea con un país cuyo gobierno no cumple ni que lo amarren.

Pero eso sí, muy suelto para demonizar y amedrentar a las comunidades autónomas, cabildos y ayuntamientos para que se sometan a una ley de sostenibilidad financiera que en los ministerios tienen el arte de pasársela sistemáticamente por el forro.

Hasta que llegan las duras y, entonces, a trancar las transferencias a las autonomías que de esta forma tú te sacrificas, arrastrando con ello los servicios esenciales, mientras yo me lavo la cara ante Bruselas. Chicos listos donde los haya.

Así, en cadena, y ante la escasa fiabilidad de Montoro a la hora de garantizar los ingresos que restan hasta finalizar el año, Canarias mueve ficha poniendo también su candado por lo que pueda pasar. Un cierre presupuestario adelantado que coincide con las millonarias desviaciones aireadas en sanidad. Fíjate tú, qué casualidad ésta que ahí va una vía para ayudar a cuadrar las cuentas.

Aunque habrá que decir que para que sean efectivos, los cierres presupuestarios no se anuncian, se hacen. Ya me imagino a todos los centros directivos de la Comunidad Autónoma trabajando a destajo para sacar los expedientes presentes y futuros antes de que llegue el cerrojazo oficial de la Consejería de Hacienda.

Una vez avisados, comprometer el gasto deprisa y corriendo hará que la eficacia del cierre sea tan grande como la que pueda tener yo haciendo queques. Es decir, malamente.

Con todo y con mayor o menor efectividad, los hombres de negro estatales y autonómicos vuelven a estar sobre nuestras cabezas fuertemente armados para impedir que los euros salgan de su caja. Y ni que se asomen, que están las sierras sueltas.

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