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Calafateando

La voracidad de las eléctricas

El Partido Popular y el Partido Socialista están a lo suyo tomando las decisiones impopulares al comienzo de la Legislatura. Ambos lo han hecho siempre, sabedores de que transcurridos cuatro años, junto a alguna otra medida puntual positiva para los electores, éstos no se lo tendrán en cuenta. Es lo que en este momento hacen permitiendo la escalada del precio de la energía eléctrica justo en un invierno peninsular de los más crudos que se conocen, los consiguientes estragos calamitosos por el temporal y cinco millones de personas con pobreza energética. Un ministro de Energía que, anunciando subidas en la cuantía del recibo de la luz -mañana más caro que hoy- como en aquellas novelas por entregas, se ha convertido en eficaz portavoz- colaborador de las eléctricas, además de convencido, con esa cara de que anuncia algo de lo más normal y encima, para él, haciendo patria. El Gobierno defiende con más ahínco a estas grandes compañías que a las familias que han tirado a la calle desahuciadas.

Ingenieros expertos en el sector eléctrico ponen el acento en que se haya incrementado el precio de la energía precisamente cuando es más necesaria que nunca por el inesperado rigor invernal que se vive en estos momentos. Es decir, que aprovechan la ola de frío para subir los precios, cuando el beneficio del sector eléctrico alcanza los 54.000 millones de euros, con subidas en el recibo de la luz del 40% durante la crisis más dura, y el 88% durante los últimos tiempos. Todo esto tiene un precedente causa-efecto, pues en el año 1997 el Partido Popular desregularizó el precio de la energía nacional, porque su precio en aquellos momentos venía condicionado por las políticas del Gobierno, dejando ahora al albur de las grandes compañías regular a su conveniencia las tarifas. El suministro eléctrico es, junto al abastecimiento público de agua, un servicio esencial, nunca un lujo del que se podría prescindir. Además, las tarifas deben estar más claras, justas y transparentes, nunca sometidas a volatilidades, y el Mercado de Valores también debería investigar el comportamiento de tanta subida en el recibo eléctrico.

La franja horaria de menor precio es -casualidades- la que coincide con el menor consumo y, sensu contrario, la de más demanda y consiguiente necesidad la de más elevado precio. Los conceptos del recibo de la luz y su imposible entendimiento por los usuarios, consta de un 37% que responde a lo que se consume; el 21% el impuesto IVA y el 42% restante es lo que cargan por transporte, déficit y subvención a renovables. El portavoz del PP, Rafael Hernando, con esa práctica tan habitual de la derecha de negar la evidencia sin que se le mueva un pelo de la ceja, ha dicho a los periodistas que ¡han conseguido equilibrar los precios que el PSOE se encargó de subir! Cuanto más disparatado es lo que afirman, más se lo cree la gente confiada y bien pensante.

Estamos inmersos en el reinado del Oligopolio de las Eléctricas. Esto pasa porque los gobiernos del bipartidismo así lo han querido, abandonando, por aquello de las esperanzadas puertas giratorias -humanos que son- los sagrados intereses de los ciudadanos, aquellos que en teoría deben primar por encima de cualquiera otra consideración. Ahora, de súbito y para sorpresa de todos, saca la cabeza la Fiscalía de lo Civil del Tribunal Supremo anunciando que investigará el sospechoso aumento de la factura energética en la Península, tomando un camino diferente al emprendido por el Gobierno de Rajoy y su ministro de Energía, Álvaro Nadal. Por culpa de abusos de este tipo vienen luego los tan denostados "populismos". Y es que se ha puesto de moda que todos aquellos que critican y condenan prácticas abusivas del Poder, si además pertenecen a la izquierda ya sin duda ninguna son populistas, en la acepción más clara de sentido peyorativo, para desacreditar.

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