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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

Los banqueros y el mundo

Para Patricia Botín, presidenta del Banco Santander, los bancos tienen que hacer las cosas de otra manera "porque el mundo ha cambiado", por lo que se deduce que si el mundo no hubiese mutado nada se hubiese meneado en el trato de los bancos con sus clientes. La alta ejecutiva se refiere, por supuesto, a asuntos tan oscuros como la cláusula suelo aplicada a los hipotecados, las preferentes vendidas a analfabetos o a analfabetos funcionales, a los gastos bancarios endilgados también a los hipotecados... La autocrítica, si se le puede llamar así, no deja de ser simpática: ¡qué pena, la gente es más lista! ¡Qué lastima, van a los tribunales para pleitear por lo suyo! ¡Qué agobio, tienen políticos que los defiendan! ¡Qué horror, los gobiernos legislan a favor de ellos! ¡Qué escándalo, tienen abogados! A los bancos, claro está, se les sube el sarpullido a la frente al ver que ahora hay un conocimiento minimal sobre lo que ocurre entre sus cuatro paredes. Y no es que vayan en movimiento armónico con una sociedad cambiante, rebelde contra los abusos, sino que las entidades financieras van un poco más despacio, reticentes aún en reconocer sus errores o intenciones, y hasta empujados en caricia maternal por un PP ansioso por hacer algún tipo de política social, la que mejor le cuadre. "No significa que antes se hacía mal", afirmó Botín ante sus accionistas a la hora de defender la tradición bancaria, y recordó no sin cierta nostalgia que todo empezó a ser distinto desde una década atrás. Me imagino que se refería a que ahora se preocupan mucho para que sus contratos no caigan en los ininteligible, que no te ponen cara de murciélago ante la petición de papeles que guardan como oro en paño y que el cliente exige para llevarlos a pleito, que cuidan al máximo el rigor de los productos que lanzan... ¿Hubiese seguido todo igual si el mundo no hubiese cambiado? Seguro que sí. A nadie le pasa por la cabeza una confesión general bancaria, voluntaria, para retroceder tantos y tantos abonos cargados a las familias.

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