La presencia en una comisión del Congreso de algunos de los protagonistas de la crisis, el ex ministro Rato, primer presidente de Bankia; el ex gobernador del Banco de España, el célebre MAFO (Miguel Ángel Fernández Ordóñez), etc. demuestra que no hay un pensamiento único, una sola forma de afrontar la tormenta y superar las dentelladas de los mercados a través de los colmillos llamados primas de riesgo. Rodrigo Rato, ex director general del FMI, dijo con la solemnidad de la sede parlamentaria algo que les heló la sangre en las venas a miles de personas: el problema de Bankia se podía hacer solucionado con la cuarta parte de lo que ha empleado el gobierno de Rajoy. Fue una cornada directa a Guindos y a Montoro, o viceversa, culpables de la defenestración del legendario ministro de Economía, y doctor de ídem, de José María Aznar. ¿Así que nos podríamos haber ahorrado, los españoles todos, tres cuartas partes? ¿hemos entendido bien o Rato ha denunciado que se han despilfarrado unos 18.000 millones de euros de los 23.465 empleados? Y no se refería a Zapatero, que ya está fuera de plano.

Rato, en fin, se alinea con los que han venido sosteniendo que no hay una forma única y excluyente de afrontar la crisis. Si en Bankia se actuó irresponsablemente -según él- se pudo haber actuado igual de mal en otros episodios de la misma historia del ataque al euro y a la Unión Europea a través de los países más a tiro, que van aumentando según se debilitan las primeras víctimas.

Fernández Ordóñez también repartió estopa en su comparecencia del martes 24 de julio a diestra y a siniestra. Se pudo haber actuado de otra manera, pero no le hicieron mucho caso al Banco de España. Y luego, el ruido y la ceguera del PP en una circunstancia crítica. "En los últimos siete meses ha habido un hundimiento de la confianza internacional en España y su sistema financiero hasta niveles inimaginables hasta hace siete meses". Censuró al Ejecutivo por forzar la marcha de Rato con gran estrépito. "Nosotros destituimos a treinta [jefes de entidades financieras] pero sin ruido". El ruido asusta al dinero, desde siempre.

Dicen que las comisiones de investigación no sirven para nada; y no es verdad. Es una apreciación que no se ajusta al conjunto de la realidad. Lo real no son solamente los acuerdos que se tomen, que quizás sean un potaje de berros sin berros. Lo más importante es que los ciudadanos puedan contrastar las informaciones dichas delante de las cámaras.

Que la gente se haya enterado de que Rato cree que se habría podido ahorrar tres cuartas partes de lo entregado a Bankia para sanearla, con lo que habría para mantener y aumentar las ayudas a la dependencia, a los asilos, a las guarderías, y para no tocar la sanidad, ni la educación, ni el I+D, ni el IVA, ni la paga de Navidad de los funcionarios; que Fernández Ordóñez crea que había que haberle dado tiempo a Rato... todo eso bien vale esta misa oficiada en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo. Y quizás por ello el PP ha puesto tantas pegas.

En resumen: que ni las filas de lo políticamente correcto son políticamente correctas. Si Rato desvelaba la chapuza gubernamental del rescate de Bankia, constantes imprudencias ministeriales han estado dando carnaza a los especuladores y pescadores en los ríos revueltos de los mercados. El mismo día, pocas horas después de que Montoro dijera que a lo peor no hay líquido para pagar nóminas, la prima de riesgo marcó un nuevo récord. Si Soria declama como prima donna en teatros de provincias que Canarias debe 2.000 millones pagaderos ya mismo al Estado, después de haber asegurado que eran 1.000 y no los 400 oficiales reconocidos por la Comunidad Autónoma, sucede lo mismo. El PP parece que sigue en la oposición, que le cogió gusto al disparate sin consecuencias, mientras el PSOE marca distancias con su silencio de unidad nacional. ¿Se podría cuantificar cuánto perderá España con estas ligerezas y procacidades? Porque los euros que salen del esfuerzo y la miseria de los españoles van a parar a alguna parte. No hay un limbo para ellos. El día que los jueces extrapolen ciertas jurisprudencias que ya empiezan a menudear en los ayuntamientos y hagan pagar a los ministros de sus bolsillos el coste de sus tonterías, a más de uno se le va a acabar el cuento, y las cuentas.