La Provincia - Diario de Las Palmas

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Empresas de saldo

No voy a hablar de las compañías zombies, aunque se estima que alrededor del 20 % del tejido empresarial español se podría calificar de esa manera. Aprovecho para recordar al estimado lector que una empresa se considera zombi cuando sus beneficios no cubren los gastos financieros de su deuda y se mantiene en ese estado de muerta en vida gracias a las continuas refinanciaciones. Como les decía no voy a poner el foco sobre estas, sino sobre una parte de las mas importantes de España que integran el Ibex-35.

Miren ustedes, la mayoría de estas han perdido en ocho meses la mitad de su valor y achacan esa debacle a la crisis provocada por el covid. La verdad es que, en algunos casos, como el de las sociedades vinculadas muy directamente a la actividad turística, el virus les ha asestado un golpe muy duro, pero en otras de ellas me temo que la influencia directa de la pandemia no justifica el desplome de valor que ha supuesto la ruina de millones de pequeños accionistas que invirtieron sus ahorros en acciones de esas empresas. Es el caso de los bancos, Repsol y algunas mas. Hay excepciones como Inditex, Iberdrola, Cellnex y otras pocas que han preservado razonablemente la inversión de sus accionistas. Un caso significativo de descalabro es el de Telefónica, que de ser una empresa de referencia y la primera cotizada en capitalización ha pasado a ser una medianía colocada en el décimo puesto. En algunas importantes compañías del Ibex, su cotización actual está muy por debajo del valor en libros, lo que significa que ha volado mas de la mitad de su valoración empresarial. Sin embargo, esta situación no se da en las Bolsas de otros países, incluido USA, a pesar del golpe que también sufren por el covid. ¿Entonces a que se debe que muchas de nuestras empresas punteras hayan destruido alarmantemente su riqueza y estén en esta situación de saldo?

Al margen de la crisis provocada por la peste, hay que achacar el drástico recorte de la capitalización de esas empresas del Ibex a la deficiente gestión de sus equipos directivos que no han sabido adaptarse y reconducir una situación que requiere una política diferente de gestionar y hacer las cosas. Se les nota como paralizados, como si el actual escenario les hubiera cogido por sorpresa y sin capacidad de idear y aplicar soluciones para salir del atolladero. Esta carencia de iniciativa para aplicar soluciones esta poniendo en peligro, no solamente los fondos que han invertido sus accionistas, sino también la retribución de sus trabajadores. Sorprende que los mas importantes directivos haya obtenido tan pocas enseñanzas de la profunda crisis de 2008. Uno pone en duda de que, en estas sociedades, se este facilitando el afloramiento del talento y la toma de decisiones imaginativas para aumentar los ingresos y no recurrir, como siempre hacen, a la reducción de estructura y de gastos salariales.

¿Por qué estas entidades, para que no de la sensación de que siempre pagan los mismos, toman la decisión de rebajar la retribución de los miembros de sus Consejos de Administración en el mismo porcentaje que ha perdido la cotización de las acciones?

Parece irrefutable el hecho de que las empresas de un país son la pura representación de lo que es ese país y, en nuestro caso, ha tenido que aparecer esta pandemia para demostrar que somos una nación de segunda, lo que se ve en el Gobierno, los dirigentes políticos y ahora también en el mundo empresarial.

Fíjense a que nivel de baratura han llegado nuestras principales empresas cotizadas que Amancio Ortega (solo es un ejercicio hipotético) podría comprar todos los bancos del Ibex (valen 60.000 millones) y seguir manteniendo sin ningún problema su posición en Inditex.

No me digan que no es de preocupar que las principales fuentes de creación de riqueza y empleo en nuestra nación estén cotizando a precios de saldo.

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