La Provincia - Diario de Las Palmas

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Alfonso González Jerez

Música de fondo

Solo tres de los objetivos del Plan Reactiva aparecen explícitamente en el texto de las cuentas diseñadas por Rodríguez, lo demás es silencio, indiferencia

Foto de los líderes de las formaciones del Pacto tras la aprobación de las cuentas.

Después de la aprobación final ayer, a primera hora de la tarde, del proyecto presupuestario para 2021 del Gobierno de Ángel Víctor Torres, apenas salpimentado por un puñadito de enmiendas admitidas a la oposición, los cuatro fantásticos (el Presidente que se Estira, la Mujer y su Política Social Invisible, la Antorcha de Hacienda y La Cosa Gomera) volvieron a reunirse en el mismo salón plenario para una nueva foto que conmemorase su victoria. Eso una foto realmente rara. Primero, porque nunca corrió peligro la aprobación de los presupuestos generales de la Comunidad: la mayoría parlamentaria es tan sólida como el primer día de legislatura. En segundo lugar, y en contra de lo que ha ocurrido en España, Canarias siempre ha conseguido aprobar sus presupuestos. Pero, sobre todo, la situación del país es ya lo suficientemente espantosa como para sacarse fotitos triunfadoras. No puede contarse lo que opinan o podrían opinar de la imagen de los cuatro dirigentes enseñando sus sonrisas de satisfacción los desempleados, los sometidos a un ERTE, los enfermos o los comerciantes tinerfeños, porque el cronista terminaría en un juzgado.

Por decirlo paradójicamente – pero apenas con un pizco de exageración – el principal rasgo distintivo de los presupuestos generales recién aprobados es la irrelevancia de la economía en su orientación estratégica básica. En otras ocasiones alguno de los portavoces de la minoría – por no hablar del vicepresidente Rodríguez – los caracterizó por unos presupuestos keneysianos. No lo son en absoluto, salvo en lo que se refiere al arranque del Plan de Viviendas y de los proyectos de inversión que, presentados por Canarias al Gobierno central, puedan ser finalmente financiados por la Unión Europea. Es significativo que a lo largo del último trámite de enmienda ningún partido de los que apoyan al Ejecutivo hayan hablado de economía. Ni siquiera, sensu stricto, se ha debatido sobre políticas sociales, exaltándose, en cambio, todos los programas y gestos de política asistencial. Ha funcionado retóricamente una operación de sucesivas sustituciones: se ha querido hacer pasar una política asistencial por una política social y una política social por una política económica. En un futuro a medio plazo, cuando haya sido vencida la pandemia, cuando se hayan agotado los últimos céntimos de los fondos europeos extraordinarios, ¿qué tejido empresarial en Canarias será tan sólido, próspero y productivo como para sostener un Estado de Bienestar floreciente?

No es casual que la consejera de Economía y Empleo apenas haya pronunciado palabra desde el estallido de la crisis covid. No es solamente que no sepa absolutamente nada de economía ni haya tenido jamás relación con el mundo empresarial canario. La razón es más sustancial: el Gobierno autonómico carece de una estrategia económica. Hasta mediados del pasado marzo lo suyo, en esta materia, era un continuismo más o menos remozado, con el subtexto de una sincera apuesta por las energías renovables y la ecologización de una actividad empresarial involucrada en la sostenibilidad. Desde entonces, nada.

Por eso cuando ayer José Miguel Barragán, de nuevo portavoz de CC en el debate, se quejó de la ausencia del Plan Reactiva Canaria en el articulado de los presupuestos generales, en realidad se quedó corto. Solo tres de los objetivos del PRC aparecen explícitamente en el texto de las cuentas diseñadas por Román Rodríguez. Lo demás es silencio o, más vale decir, indiferencia.

El Plan Reactiva Canaria fue, sobre todo, un vistoso suflé propagandístico en el que se gastaron semanas y semanas de reuniones, debates, propuestas y borradores.

Dicen que alguien le preguntó a Franco como se debería introducir el Movimiento en la Ley Orgánica del Estado de 1966. El dictador le respondió con un cinismo irreprochable: “Bueno, habrá que poner alguna referencia, alguna alusión…Algo de fondo, como las nubes de un paisaje…como la música de los ascensores…” El Plan Reactiva Canaria es mucho menos que la música de fondo en los presupuestos generales de la Comunidad autonómica aprobados ayer. Unos presupuestos que no reforman ni transforman dinámicas políticas, económicas y sociales, y sobre el que algún espíritu maligno podría imaginar que no están diseñados pensando en las próximas generaciones, sino en las próximas elecciones.

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