La Provincia - Diario de Las Palmas

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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

Terror y orden

Aún podría ser demasiado pronto para conocer la dimensión sociopolítica de la violencia que se vivió en el Capitolio, pero sí ha pasado el tiempo justo para conocer el desideratum más compacto y genuino de lo que se llama trumpismo en Estados Unidos y Europa. A medida que se deconstruyen las imágenes del asalto al Congreso empieza a extenderse una espesa mancha de veteranos de guerra, fanáticos de las armas, líderes de sectas, visionarios religiosos, patriotas con delirios y negacionistas mancomunados por su fervor al lado oscuro de las redes sociales. Da igual que vayan ataviados de vikingos, o que parezcan una extensión de los Ángeles del Infierno, una versión 3.0 de La naranja mecánica o una revisita por las hordas a El ocaso de los dioses. Lo valioso a efectos de la química que apuntala el orden político es que por primera vez aparecen en escena no sólo el populismo, sino su capacidad para aterrorizar, como buen movimiento revolucionario que toma la institución más representativa del país, atemoriza a sus electos, pone en peligro las vidas de las más altas instancias, y lo más importante, demuestra la vulnerabilidad de la nación más poderosa del mundo con lo que ello conlleva a efectos propagandísticos. La perversión más profunda del asalto al Capitolio está precisamente en la estética, gestos, bravatas y burlas a los símbolos democráticos. La espectacularidad de las imágenes, obtenidas casi en tiempo real, nos podría situar en la idea de que son sólo un centenar de energúmenos, cuando en realidad es un movimiento organizado, muy ramificado, con conexiones que conforman una trama interestatal. ¿Cómo encajar lo sucedido? Juan Ezequiel Morales reflexionaba (12/12/2020) en el suplemento Cultura de este periódico sobre la evolución general del golpe de Estado y sus posibilidades de éxito bajo un modelo que lo rechaza por impensable y antinatura. Y al respecto decía: “Para que ello ocurriera se haría preciso, por ejemplo, que un gran protagonista planetario, como la democracia norteamericana, sufriera algún tipo de alteración institucional o caos guerracivilista”. Los individuos que atienden al espíritu verbal de Trump, como ha sido cotejado, están dispuestos a todo, y lo peor es que no faltarán los que vean en ello el espejo más fiel para sus acciones, ya sea a la ultraderecha como a la ultraizquierda. El galopante grado de idiotismo viene siendo el gran obstáculo para la democracia. Ya estamos de lleno en ello.

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