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Ángel Tristán Pimienta

Después del 9

Hoy acaba oficialmente el estado de alarma en España. Bien: matizo. Termina la vigencia de uno de los tres estados que contempla la Constitución para situaciones críticas. El más suave: el de alarma. Los otros dos son los de excepción y sitio. La ley Orgánica que lo desarrolla lo contempla entre otros supuestos para emergencias sanitarias. Si hay una pandemia y el Gobierno de la Nación considera este procedimiento un instrumento adecuado para afrontar un virus de alta mortalidad y enormes secuelas… pues procede su uso.

Pero el principal partido de la oposición se ha dedicado desde la primera hora a combatirlo en nombre de muchas cosas todas ellas gaseosas y nada profilácticas. La situación llegó pues a ese punto que el refranero contempla con varios ejemplos: la gota que colmó el vaso, tanto fue el cántaro a la fuente, la tan manida justicia poética… que mucho me temo que el presidente Sánchez en vez de usar un discurso de gobernante, de estadista, utilizó el de “pues si no quieres arroz, dos tazas”.

O sea: si no has querido una Autoridad Única que ponga orden y coordinación entre tantas autonomías y tanto órganos competentes (y salvo honrosísimas excepciones incompetentes y hasta con notables chaladuras, como estamos viendo en la nueva España del cañeo) pues a ver qué haces ahora. Si se hubiera hecho esta pregunta, que no lo creo, se hubiera dado cuenta de que el dúo Casado – Díaz Ayuso diría lo contrario a lo que dijo.

Esto comenzó mal desde el principio. Nadie parece recordar, y yo tampoco hasta tener una corazonada y releer el diario que empecé a hacer en una Moleskine negra de pega que compré en Barajas, y que ya he pasado con una idea inicial de título al ordenador: iba a ser un escueto diario de una larga reclusión… Pero quizás tenga que afinarlo un poco más siguiendo el curso de las actualidades que se han ido superponiendo como capas tectónicas en esta historia.

Hay un libro básico sobre la llamada gripe española de 1918, que en realidad debería de haberse llamado gripe USA o de Kansas, del divulgador científico norteamericano Willians Greer que se llama Cazadores de virus. Una crónica minuciosa como la que hice durante aquellos cien días con todas sus noches podría llamarse también perfectamente Cazadores de cuentistas o Cazadores de liantes…

Lo cierto es que la despreocupación ayusista y las piruetas casadistas siempre sembrando dudas tan invisibles como el coronavirus mutante ha provocado un grave incremento de la irresponsabilidad colectiva. Después del 9, o puede venir el caos, o puede que la sociedad llegue a uno de esos puntos críticos que solo se ven cuando se escucha el rugido del oleaje golpeando allá abajo en la rompiente del precipicio. Dejar que las distintas autonomías tengan la competencia en organizar la estrategia tiene un serio inconveniente: lo que haga una afecta directamente a sus colindantes. La despreocupación madrileña incidió en la tasa de contagios de las dos Castillas. Pero la Covid no es autonómica. Ni nacional. El SARS no tiene fronteras. Y según se mueve va generando nuevas cepas. El Madrid de cañas que es tan grande y polícromo, que, según su presidenta, si te divorcias no vuelves a ver a tu ex, tiene algunos antecedentes europeos, como las revueltas organizadas en la racional Alemania por una triste combinación explosiva de idiotas, antisistemas y nazis de AfD. También en Francia e Italia hay confusión ciudadana.

Ante esto, y reflexionando según voy aporreando el Mac con mi clásico estilo mezcla aún de Urderwood, Adler y la híbrida IBM, la verdadera solución, como en tantas otras cosas es Más Europa y no menos.

Esta pandemia puede ser también una oportunidad, como todas las crisis… para los que sobreviven. Los que abandonan la unidad tienen costes a veces impensables. El consumado charlatán que es Boris Johnson mandó dos patrulleras de la Royal Navy para disuadir una manifestación marítima de pescadores franceses en aguas de la islita de Jersey, un caladero que ahora los jerseyanos’quieren administrar en plan duro. Los franceses dejaron el plante… Pero la luz del enclave la proporciona Francia con un cable submarino. ¿Por qué se alejaron las naves grises de Su Graciosa Majestad?

Aunque el brexit se haya interpuesto en el camino del objetivo Europa, tras una abundante siembra de nostalgia imperial, se han dado pasos impensables hace solo un año: un plan de reconstrucción europea, sometido a permanente vigilancia para evitar que las cañas se suban a la cabeza, liderada esta iniciativa por la canciller Angela Merkel, que en 2008 lideró una política antagónica que provocó enormes efectos secundarios… antes de descubrir que las compras de los pobres enriquecen por distintas vías a los ricos.

El problema está en mantener la cabeza fría hasta que llegue ese momento. En que los delirios ombligo-nacionalistas de Madrid no se expandan ni muten, y que los 17 gobiernos regionales se coordinen con lealtad y buena fe para formar un frente común. Y hasta que esté vacunada toda la población sería suicida relajar las medidas: semáforos de alerta, confinamientos y perimetraciones cuando sea necesario, mascarillas, higiene, distancia interpersonal… Aunque uno tenga dudas más vale seguir desde mañana 10 las orientaciones que dan ex aequo la ciencia y la experiencia.

Sí, de nosotros depende que no haya más olas. Esta no es una canción de los hermanos Calatrava. No adelantemos las fechas del tanatorio.

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