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Manolo Ojeda

Cartas a Gregorio

Manolo Ojeda

Inhibidores enzimáticos

Querido amigo.: Si algo se está poniendo en valor con la llegada de la pandemia, es el efecto que va a tener en nuestra salud mental.

En el nuevo programa presentado por el gobierno se destinan 100 millones de euros para abordar el impacto que el COVID 19 tendrá en nuestra salud mental, a la vista de que 1 de cada 4 españoles tiene o tendrá problemas psíquicos a lo largo de su vida.

Y es que la mayoría de nuestros problemas los llevamos dentro de cada uno, Gregorio, problemas que son producto de nuestras condiciones de vida, la precariedad laboral o la incertidumbre en el futuro, un comecocos que nos lleva a la ansiedad y a la angustia, y que puede incluso acabar en el suicidio. Sobre todo, por la preocupante tasa de suicidios a la que está llegando nuestra juventud.

El suicidio ha sido la primera causa de muerte no natural en 2020, y la primera, pero por poca diferencia de los tumores entre jóvenes de 15 a 29 años.

Sería una buena oportunidad, ahora que ha aumentado el interés y el presupuesto en investigación científica, de encontrar un tratamiento que frene nuestros peores instintos, como, por ejemplo, un inhibidor de apetencia sexual para los culpables de violación o violencia de género, y, tal como se les condena a una pena de 10 años de cárcel, se les imponga como pena un inhibidor enzimático reversible, que, además, nos saldría más barato a los consumidores que mantener cárceles de lujo como las que se están construyendo últimamente.

Y, puestos a inventar, Gregorio, podríamos pedirles a los científicos que crearan un inhibidor permanente para que los que se dediquen a la política se curaran de ese afán tan codicioso que les caracteriza.

Esa misma vacuna tendría que ser obligatoria para los banqueros y grandes empresas dedicadas a enriquecerse vendiendo productos de primera necesidad.

Por nuestra parte, ya me gustaría a mi contar con un inhibidor temporal que me permitiese no oír todos los bulos y engaños que nos cuentan, los concejos políticos que nos ofrecen y toda la publicidad engañosa con la que nos asedian continuamente.

Claro que todo eso está ya inventado, Gregorio, porque no hay mayor inhibidor que un buen chute, pero no de metanfetaminas, que son las drogas más peligrosas, pero dicen que las llamadas setas mágicas apenas tienen contraindicaciones, aunque todas las drogas son peligrosas.

Es curioso, pero, uno de los más importantes presupuestos con los que cuentan los científicos actualmente es el dedicado a la investigación de otros planetas donde vivir, una especie de obsesión por buscar fuera cuando la mayoría de los problemas los tenemos dentro de nuestra mente.

Por lo pronto, para mí no hay droga más adictiva que una buena siesta, y ya pueden caer rayos y truenos, políticos y banqueros, que yo voy a seguir inhibiéndome cada día como si la cosa no fuera conmigo.

Un abrazo, amigo, y hasta el martes que viene.

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