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Alfonso González Jerez

Retiro lo escrito

Alfonso González Jerez

El silencio de Rodríguez y un señor bajito

Román Rodríguez insistió ayer con la convicción de un apologeta encantado de sí mismo en que el Gobierno central no había vulnerado el REF en los dos últimos años. Lo hizo en la comisión de Hacienda del Parlamento canario donde, como es habitual, se inclinó más hacia los cuentos que hacia las cuentas. Por cierto, la diputada Vidina Espino le preguntó si había asistido a alguna de las cuchipandas que convocó el viceconsejero de Presidencia, Antonio Olivera, en lo peor del posconfinamiento, para pedirle a importantes empresarios isleños patriotismo a lo Pedro Ximénez y proyectos tractores para arar el futuro en salsa bearnesa. Se gastó una buena pasta el señor Olivera en los almuerzos de cinco tenedores, pero no ha ofrecido ninguna explicación al respecto. Román Rodríguez optó, igualmente, por no contestar a Espino, un silencio distraído y sin énfasis, lo que no deja de ser ligeramente sospechoso. Si no tuviera dudas el vicepresidente se hubiera quitado la chaqueta para enseñar su cinturita de avispa: «¿Comilonas yo? Fíjese en esto que mi trabajo me cuesta y a veces paso más hambre que el perro de un ciego».

Es un propio chusco que el vicepresidente que votó a favor de presentar dos recursos de inconstitucionalidad contra el Gobierno español para rechazar la ley de medidas de prevención y lucha contra el fraude fiscal y un decreto ley de fiscalidad energética porque en ambas normativas se vulneraba el REF cuente ahora que el REF es exquisitamente respetado por el gabinete de Pedro Sánchez. Rodríguez votó como los otros 69 diputados del Parlamento de Canarias el pasado septiembre, pero ya se le ha olvidado. Eso y otros muchos desplantes, amenazas, torpezas, dilaciones y desinterés a lo largo de los dos últimos años evidencian que este no es ni ha sido nunca el Gobierno más sensible y respetuoso con las singularidades económicas, fiscales y geoestratégicas de Canarias. La diferencia es que ha transigido, a veces, en aparentar lo contrario. Eso y no otra cosa es lo que ha rogado siempre Ángel Víctor Torres a la jerarquía madrileña de su partido. Por favor, que parezca lo que tenga que parecer para no darle argumentos al nacionalismo canario. No al que tenemos dulcemente secuestrado en el Gobierno. A Coalición Canaria y adláteres.

Esta semana, por ejemplo, vendrá el ministro de Exteriores, un señor bajito de aspecto oficinesco, a «explicar» la carta de Pedro Sánchez a Mohamed VI. Llega un poco tarde, el señor bajito, porque Sánchez ya ha explicado (sin detallar demasiadas explicaciones) el cambio que él solito decidió dar a las relaciones políticas y diplomáticas entre España y Marruecos. Aquí abajo Torres sigue tratando a sus conciudadanos como auténticos oligofrénicos, repitiendo una y otra vez ya no los mismos argumentos, sino las mismas frases. Que es bueno llevarse bien, que lo de apostar por el Sáhara como región autónoma de Marruecos es solo una propuesta y que nada se decidirá sin acuerdo sancionador entre marroquíes y saharauis. Cada uno que escriba lo que quiera; a mí se me antoja ofensivo que el presidente de mi país me trate como un estúpido. Aquí no hay dos potencias resolviendo un contencioso civilizadamente, sino un país que ha invadido un territorio que no es suyo, ha sojuzgado a la población, la ha obligado al exilio y todavía hoy detiene, tortura y mata a los disidentes que no reconocen la autoridad del Rey de los Creyentes. La propuesta de regionalización del Sáhara ha sido rechazada por el Frente Polisario una y otra vez y no figura en las iniciativas y pronunciamientos dictados al respecto por Naciones Unidas. El jefe del Gobierno de Canarias insiste tercamente en un argumentario de párvulos que violenta la realidad y esconde puerilmente la naturaleza del giro del Ejecutivo español sobre el Sáhara y otras revindicaciones marroquíes. Si el señor bajito viene a las Islas a insistir en estas majaderías puede ahorrase el viaje.

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