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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

Tenerife quiere el gobierno de los volcanes

Muchos creían que el rancio del pleito insular había quedado sumergido bajo una bóveda atlántica, pero no es así, ni mucho menos. Con la canícula dando fuerte y con el gremio científico de sopita y pon en la costa, la rivalidad entre islas no viene con el sello chicharrero-canarión, sino con el palmero-chicharrero, una novedad por tanto en el contexto de las luchas de poder interinsular. Ha sucedido lo que tenía que pasar y que viene ocurriendo desde las últimas erupciones: el Cabildo tinerfeño, que tiene al socialista Pedro Martín al frente, quiere que el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), el chiringuito de Nemesio Pérez, fagocite el Centro Vulcanológico nacional, concedido por la gracia de Moncloa en las vacaciones virreinales de Sánchez.

Y es que Involcan, tanto con el episodio de El Hierro como con el de La Palma, siempre ha querido abrirse hueco frente al Instituto Geográfico Nacional (IGN), cuyos expertos dependen de Madrid. Los socialistas tienen un buen enredo, que se podría despejar con la visita a La Palma de Sánchez y el anuncio de que el centro científico tendrá su sede en la sufrida Isla. De hecho, la alcaldesa de Los Llanos de Aridane, del PP, ya ha pedido que la sede esté en su municipio, muy dañado por la erupción. Una petición que se une a la del presidente del Cabildo, también popular. Ángel Víctor Torres no ha dicho esta boca es mía, pese a que su compañero Martín asegura que la guinda será para Tenerife, como ya le ha hecho saber al presidente canario presumiendo de Teide.

El rompe y raja chicharrerista, como decía, estaba más que anunciado: nadie les puede invalidar la criatura involcánica con Nemesio en el puesto de mando. Lo peor que puede pasar ante el guirigay alrededor del poderoso Vulcanológico es que la propuesta se arrugue y quede oculta en el fondo del congelador hasta tiempos mejores, o con menos pleito. Involcan seguiría en el puesto de mando bien alimentado por el Cabildo: es decir, o soy único o nada. Tirar la toalla por la toxicidad de los gases pleitistas sería un éxito involcánico.

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