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Rubén Reja

En voz baja

Rubén Reja

La unión del Metropole

El Metropole logra movilizar a sus socios para evitar la moción de censura. Juan Carlos Castro

El Club Natación Metropole está inmerso en una de las travesías más tormentosas de su dilatada historia. La lastimosa situación económica que arrastra con una deuda millonaria incensante y una fuga sangrante de socios (cuatro mil en los últimos años) han llevado al límite a una institución que requiere medidas urgentes y efectistas.

La conjunción de fuerzas al margen de los egos y clanes, optimizar recursos y agudizar el ingenio se antoja necesario para recuperar el pulso de un nonagenario al que no se le puede dejar morir. Su historia, su palmarés y su aportación a la sociedad canaria merecen el apoyo incondicional de todos, sin excepción. Los dimes y diretes, la división interna, los graves errores del pasado y también los aciertos, deben quedar atrás para comenzar una etapa de esperanza.

La regeneración y tradición deben ser el combinado que marque su inexorable futuro. Reinventarse para avanzar con ilusión y entrega inmarcesible es el único camino. Su frágil estado es fruto de la maltrecha coyuntura y de las gestiones pasadas que poco importan ya a un socio, siempre sabio, que ha aprobado una derrama inevitable y que pide con vehemencia nuevos gestores.

El fin del pago por unidad familiar (la cuota tiene que ser por usuario), la aportación de los extentos jubilados y maximización de activos son imprescindibles en el mandato que se abrirá en los próximos meses. La refinanciación de la deuda a través del proceso concursal, la capitalización a medio plazo y el control de gastos corrientes sigue siendo vital. Panorama que también se repite en otros centros deportivos del territorio nacional por culpa de la maldita economía.

La singladura que comienza, no exenta de enormes dificultades, requiere del empuje de todos y cada uno de los socios. La fragmentación social debe hundirse en el fondo de la piscina de saltos y tender puentes es clave para reflotar una veterana entidad que da vida a muchas personas. Sólo con humildad, consenso y trabajo podrá emerger este club de la apnea forzada en la que se encuentra para volver a sentirse campeón. Comienza una competición contra reloj cuyas ‘brazadas’ hacia el horizonte deben ser firmes y donde tiene que primar, por encima de todo, la unidad del Metropole.

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