Punto de vista

¿Ahora sí hay ‘emergencia energética’ en Canarias?

Fuentes de energía eólica.

Fuentes de energía eólica.

Javier Santacruz | Oscar Bermejo

La declaración de «emergencia energética» por parte del Gobierno de Canarias no resulta sorprendente a estas alturas, atendiendo al aluvión de declaraciones y ruido mediático en los últimos días. Sin embargo, sí resulta llamativa tanto por la coyuntura energética del territorio como por la regulatoria tanto a nivel autonómico como nacional. Empezando por la parte última, resulta cuanto menos arriesgado elevar el rango de una crisis con un Gobierno recién constituido que apenas ha tenido tiempo y esfuerzo para estudiar a fondo las debilidades del modelo energético y un Gobierno central en funciones y a la espera de una negociación política intensa para formar un nuevo Ejecutivo.

Pero aún es mayor el riesgo de esta «emergencia energética» si atendemos a la situación actual del modelo energético de Canarias. Por estas mismas fechas de hace cuatro años, advertíamos en estas mismas páginas de la crisis del modelo energético de las islas no sólo por el estado del parque de generación térmico sino también por los problemas iniciales que estaban teniendo las alternativas como el bombeo reversible, la expansión de la generación renovable o la actualización de los equipos auxiliares, entre otros.

Entonces, ¿qué hechos justifican que en cuatro años el nivel de la crisis haya ascendido a tal nivel como para declarar una «emergencia energética»? En realidad, poco o muy poco. Siendo cierto que cada año que pasa y no se invierte por parte del operador mayoritario del mercado la situación se deteriora, al mismo tiempo ha habido un progreso notable en la instalación de nuevos parques renovables (se ha superado la barrera de 1GW de potencia instalada renovable), autoconsumo, racionalización del consumo energético y, especialmente, en almacenamiento empezando las primeras obras para el Salto de Chira en Gran Canaria. Aquí obviamente hay que mencionar el ‘cero’ de La Gomera de este verano, pero incluso este caso no es un agravante de la crisis energética sino una manifestación más de las graves carencias del modelo energético insular.

Por tanto, esta declaración de ‘emergencia energética’ no parte de un ejercicio de sinceridad tanto de los reguladores como de los actores del sistema eléctrico, sino de una convergencia de intereses particulares que hace años hicieron todo lo posible por bloquear la reforma del modelo energético y que ahora urgen a hacerla para extender, al menos otros 30 años más, la existencia de un parque de generación fósil que va en contra de los objetivos de descarbonización marcados para 2040 a nivel insular y para 2050 a nivel europeo.

El proceso de reforma debe enfocarse de una manera muy distinta y no es imprescindible tocar al Gobierno central para que, a través de lo dispuesto en la Ley 17/2013, abra un nuevo concurso para repotenciación de instalaciones existentes y otras nuevas. Esto sólo se hace porque el interés es la introducción del gas natural como nueva fuente de generación eléctrica en las islas. En un momento en que el mundo energético y financiero gira hacia la sostenibilidad y los criterios de inversión ESG, invertir en energías altamente contaminantes como el fuelóleo (por mucho que se ‘venda’ la eficiencia de grupos más pequeños) es un contrasentido y una acción inaceptable para los inversores. Sólo el gas natural, contemplado en el Reglamento Europeo de Taxonomía de Finanzas Sostenibles como ‘energía de transición’, sí es visto como ‘inversión elegible’, aunque con límites y restricciones como es el caso de un territorio donde previamente no ha existido el gas natural canalizado.

Dentro del actual paraguas regulatorio no sólo es posible económicamente, sino que es un imperativo por parte del regulador realizar la auditoría del funcionamiento de las instalaciones y, muy especialmente, de los equipos auxiliares. Sobre la base de esta auditoría e identificando concretamente todas las necesidades de actualización de las instalaciones (sin repotenciación ni nuevos equipos), se puede avanzar en la introducción de nuevos competidores, avanzar en la integración de renovables y dar la vuelta al actual modelo energético.

En suma, utilicemos de manera más adecuada y prudente términos como “emergencia energética”, especialmente cuando se utilizan para ocultar o dejar a un lado los debates más urgentes en Canarias.

Oscar Bermejo, por la Asociación para la Transición Energética, y Javier Santacruz, por el Colectivo «Salto a la Transición Ecológica»

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