Reseteando

El enemigo no era la vacuna, sino el saqueo

Una enfermera vacuna a un hombre.

Una enfermera vacuna a un hombre. / EP

Javier Durán

Javier Durán

En tiempos de elucubración y virulencia máxima de la pandemia, el semiólogo palmero Jorge Lozano Hernández (fallecido meses después por contagio), decía sobre el estado social: «Pienso que por la misma razón que proliferan las mentiras, los rumores, se consolidan los estereotipos en esta semioesfera del virus, nuevo Jerjes, máximo enemigo». Los antivacunas veían una mano oculta tras el Covid-19, e incluso no faltaron los que creyeron en una artimaña de Bill Gates para dominar parte de la humanidad. Otros echaron la culpa al poder de las grandes farmacéuticas, y muchos siguen a la espera de que algún día se confirme que todo fue por una fuga en un laboratorio chino. ¡Estúpido, no había que escalar tanto! Ni el malogrado Jorge lo sospechó. Quizás creyó demasiado en la evolución de la bonhomía a mejor del ser humano. Era un enemigo más básico: la avidez por robar, la codicia de la acumulación de bienes, el enriquecimiento a costa de una enfermedad que ponía a prueba la capacidad del progreso científico, así como la suficiencia de los estados para salvar a sus súbditos. El oponente, como creyeron algunos, no estaba en el control de las mentes, en el adocenamiento social o en procurar un golpe bajo a los derechos fundamentales recogidos en los textos constituyentes. Mientras los negacionistas buscaban el Jerjes al que se refiere nuestro catedrático en los despachos de Manhattan, o entre la gerontocracia de los herederos de Mao, cuatro tipejos movían sus peones y se dedicaban a saquear las arcas públicas gracias a sus posiciones ventajosas frente al poder político. El caso Koldo y el caso Damco demuestran que todo era más mundano. Hasta uno de los chats de WhatsApp investigados, donde el expresidente Ángel Víctor Torres llegó a chatear, quedó bautizado como el de Los cuatro mosqueteros, una hermandad a sangre para un momento de operaciones especiales. Tiene gracia: ataque a la libertad, desborde de conspiranoicos, manipulaciones... Era más común, simplemente el saqueo sin compasión ni complejo.

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