Opinión | Editorial

El empleo bien, pero...

En las Islas, el número de afiliados a la Seguridad Social subió en 1.015 y el total de cotizantes se colocó en 903.196

Terrazas en San Barolomé de Tirajana.

Terrazas en San Barolomé de Tirajana. / S. B.

Los datos de empleo de febrero registrados en el conjunto de España han sido esperanzadores pues el número de afiliados a la Seguridad Social subió en 103.000, el mayor aumento en un febrero desde 2007, antes de la gran crisis. Y el total de cotizantes llegó a 20,71 millones, la cifra más alta registrada nunca durante este mes.

Entre los sectores que más han contribuido está la hostelería (29.000 nuevos cotizantes) y en una cifra similar la educación, pero también la industria (13.000). Ha sido pues un febrero positivo, aunque el optimismo debe matizarse porque puede compensar la tradicional caída de enero, que fue más elevada que otros años, y quizá se deba también a un anticipo de los contratos de Semana Santa, que este año es muy temprana.

En el caso de Canarias, los datos de febrero no son tan espectaculares, sí los interanuales y muestran que la generación de empleo en el Archipiélago pisa el freno, aunque aún se crean puestos de trabajo.

En las Islas, el número de afiliados a la Seguridad Social subió en 1.015 y el total de cotizantes se colocó en 903.196. No es la cifra más alta de la historia de la región, que se alcanzó en diciembre, con 910.207 afiliados, pero permite atemperar la caída experimentada en enero.

A nival nacional, el aumento de 532.000 trabajadores en los últimos 12 meses es un dato menos temporal que indica que el empleo es uno de los motores de la economía que este año –sea el 1,5% de la mayoría de los analistas o el 2% que mantiene el Gobierno– será una de las que más crezcan de Europa. Y datos sectoriales muy recientes –como el tráfico en los aeropuertos de Aena o las ventas de automóviles– indican que el turismo y el consumo siguen saliendo de la crisis de la pandemia y de la invasión de Ucrania.

Canarias mejoró en febrero de 2024 las cifras de afiliación a la Seguridad Social en 35.493 personas respecto al mismo mes del año anterior y en casi 100.000 en relación a la que se registraba en febrero de 2019, antes de que la pandemia hundiera la economía mundial, europea, española y canaria.

El paro también ha tenido una evolución satisfactoria en España porque el número de parados descendió en 7.500 en el mes y en 150.000 en los últimos 12 meses, con lo que el total de parados está en el mínimo de 2,67 millones. Los parados bajan menos (150.000) que el incremento de afiliados a la Seguridad Social (538.000) porque sube la población activa, la que quiere trabajar, lo que indica dinamismo. El Archipiélago, por su parte, disminuyó el número de desempleados en apenas 88, clara nuestra del enfriamiento del mercado laboral canario. En los últimos doce meses la caída fue de 18.436, un poderoso 10,27%, que doble el retroceso porcentual del 5,17% que se registra en toda España.

España crea ahora mucho empleo, menos Canarias, que sí lo generó en el último año, pero sería absurdo lanzar las campanas al vuelo (lo ha hecho la ministra de Seguridad Social) porque nuestra tasa de paro (11,7% nacional y 16,18 regional), aunque ha bajado mucho (en la gran crisis llegó al 27% nacional y 33,09 regional), sigue siendo –como es habitual– el doble de la media comunitaria (6%) para España y casi el triple para Canarias.

Además, este paro –alto para la media europea– casa mal con la escasez de mano de obra en muchos sectores y no solo los que exigen una mayor cualificación. Algo funciona mal en España y en Canarias. Hay muchos parados, aunque menos, y faltan trabajadores. ¿Alguna protección social desactiva a ciertos sectores de la población? Es una cuestión que habría que analizar sin prejuicios.

Otro buen dato es que la inflación en España, aunque el precio de los alimentos sigue alto, bajó en febrero al 2,8%. La subyacente también descendió, al 3,4%, pero estamos algo por encima de la media de la UE (2,6%). En febrero, último dato conocido esta misma semana para las autonomías, el IPC de Canarias subió un 0,4%, como el estatal, y registró un acumulado interanual del 3,1%, tres décimas por encima del nacional.

Es un avance porque a mediados del 2022 –tras la invasión de Ucrania– el IPC nacional y regional llegó a superar el insufrible 10% que fue aún más elevado en un bien tan básico como los alimentos, que en Canarias siguen creciendo por encima de la media española. Pero aquel disparo de la inflación ha dañado el poder de compra de muchos hogares. Por eso la Encuesta de Condiciones de Vida del INE constata que el 26,5% de los españoles está en riesgo de pobreza, algo más que el año anterior.

En Canarias, ese porcentaje es del 33,8%, por debajo del 36,2% anterior. El crecimiento, el aumento del empleo, la subida de las pensiones y el salario mínimo y el ingreso mínimo vital no han reducido la pobreza y la desigualdad en España. Sí algo en Canarias, aunque siguen en tasas inadmisibles. La causa de que el esfuerzo de la administración pública obtenga tan poco resultado es la gran inflación, que siempre castiga más a los que menos tienen. Y los vientos de cola para la economía amenazan ahora con aflojar o desaparecer.

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