Opinión | Volando bajito

Sorpresas de la profesión

Entre todos salvamos la vida del niño

UCI de un hospital.

UCI de un hospital. / EPE

Hace unas semanas durante una manifestación me ocurrió algo tan curioso como sorpresivo. Una mujer se puso a mi lado y dijo conocerme hacía “26 años”, precisó. La miré extrañada “¿No me recuerdas?», preguntó. Le dije “no” y entonces contó con el fin de refrescar mí memoria que su sobrino tenía 4 años cuando sufrió una enfermedad que lo puso al borde de la muerte. El padre del pequeño era Testigo de Jehová, organización pseudoreligiosa, que como saben prohíbe a sus seguidores las transfusiones de sangre.

El enfermo estaba en la UCI esperando transfusiones para salvar la vida, pero el padre se empecinaba en prohibirla aunque ello situara a su hijo a las puertas de la muerte. La tía del pequeño me pidió entonces, y me lo recordó el día que hablamos, que denunciara en LA PROVINCIA la situación que estaban viviendo la familia para forzar a la administración sanitaria canaria a posicionarse.

Hablé con los médicos y escribí un reportaje, que ella tiene localizado aún hoy, relatando todos los detalles del caso. Los jueces respaldados por los informes de los facultativos ordenaron que el pequeño fuera sometido a las transfusiones y le salvaran la vida.

La tía del pequeño me contó aquel día que llevaba años localizándome para contarme el final feliz. Aquel niño tiene hoy 40 años, vive en Las Palmas y trabaja en una empresa de seguridad. Sano y salvo. Cuando estaba enfermo sus padres vivían en Santa Lucía de Tirajana.

Un comentario que dejé en las redes sobre el suceso tuvo como respuesta la de un hombre que conocía el caso y escribió “lo recuerdo porque mis padres conocían a la familia”. Hablando con compañeros de la época he comprobado que aquel reportaje tuvo mucha repercusión social, aunque yo lo tenía olvidado.

Sea como sea, entre todos salvamos la vida del niño.