Pasaba un solo minuto de las ocho y media de la tarde. Los informativos ya habían hablado de la crisis sísmica de El Hierro y en el hotel Villa El Mocanal, en las afueras de Valverde, ocupado casi al completo por científicos y periodistas, la gente se preparaba para la cena. No había sido un día especialmente intenso en cuanto a la cantidad de los terremotos y la intensidad se había estabilizado entre 2 y 3,5 grados en la escala Richter.

Pero de repente todo empezó a temblar. El techo parecía venirse encima de la recepción del hotel y el tintineo de una vitrina de cristal con botellas de vino servía de alarma acústica del temblor. "Le garantizo que este es el mayor de todos. Como este yo no he sentido ninguno", se apresuró a decir don Valentín, entrado ya en los ochenta años y que no se va de la recepción del hotel cada día sin que finalice el Telediario.

El terremoto que sacudió anoche El Hierro y que también se pudo sentir en La Gomera y Tenerife duró cinco o seis segundos que se convirtieron en una eternidad. Las miradas de los habitantes de la isla, acostumbrados ya a los temblores, delataban que éste no era uno más. El techo de la recepción del hotel, completamente de madera, pareció venirse encima por momentos. Inmediatamente comenzaron a recibirse llamadas y la frase más popular en la isla del Meridiano en las últimas semanas: "¿Lo sentiste?"

En la calle, en pleno barrio de El Mocanal, los clientes de un restaurante salían a la carretera con mirada de susto. "Éste fue gordo, ¿verdad?", preguntaba Alfonso Soto, que apuraba una cerveza antes de la cena. "Sí, sí, este es el más grande de todos", parecía certificar don Valentín, todo un experto en aquello de sentir bajo sus pies apoyados en el suelo el temblor de la tierra.

A los pocos minutos el Instituto Geográfico Nacional (IGN) informaba de que el terremoto, con epicentro en Frontera, muy cerca de la costa, tenía una magnitud de 4,4 grados en la escala Richter y una profundidad de 21 kilómetros. También informaba que su intensidad fue de IV, lo que luego elevó a IV-V. Pero don Valentín no las tenía todas consigo con los datos certificados por el IGN: "Le digo que este es el más grande de todos", insistía.

Tal vez fueron, los de anoche, los seis segundos de más incertidumbre de la crisis sísmica.