"El secreto de la longevidad es comer poco y trabajar mucho porque todas las personas mayores de 100 años, que vienen de una posguerra dura, responderán que no han hecho nada más que eso, efectivamente, existen moléculas que se alteran a medida que pasa el tiempo y actúan de manera dañina porque tenemos una ingesta calórica muy elevada que no gastamos", advirtió ayer Dámaso Crespo Santiago (Santiago de Cudeyo, Cantabria, 1955), catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cantabria, antes de su intervención en la primera sesión plenaria del sexagésimo congreso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), que reúne hasta mañana a más de un millar de especialistas en la capital grancanaria.
Con el lema Cómo intervenir ante los retos del envejecimiento, la convención científica estatal, en coincidencia con el 31º Congreso de la Sociedad Canaria de Geriatría y Gerontología (SCGG), comenzó en el Auditorio Alfredo Kraus con una sesión centrada en los asuntos bioéticos de la última etapa vital con la intervención de, además de Crespo Santiago, los expertos José Carlos Bermejo Higuera ( Aspectos bioéticos de los cuidados) y José Montesdeoca Santana ( Decisiones al final de la vida. Instrucciones previas. Legalidad y legislación). Con una conferencia titulada Aspectos biológicos del final de la vida ¿Hay marcadores?, el catedrático santanderino aprovechó su "visión de conjunto" como médico, psicólogo y antropólogo para subrayar que "no se trata de vivir muchos años, sino de una longevidad saludable", es decir, que la esperanza de vida aumente con calidad de vida.
En su opinión, "existen muchos estudios en España que demuestran el incremento de la longevidad, una cifra que está muy bien y nos sitúa después de Japón en lucha con Francia por la medalla de plata, pero la calidad de vida de nuestros mayores es bastante desastrosa". Aunque "observamos gente mayor muy maja por la calle, el verdadero envejecimiento está escondido en residencias geriátricas y muchos domicilios, no lo conocemos porque no lo vemos o no lo queremos ver, pero realmente hay que mejorar su calidad de vida", reclamó Dámaso Crespo antes de aplaudir la "tranquilidad" vislumbrada entre los ciudadanos canarios durante su actual visita ya que "el ritmo de vida ayuda mucho para la longevidad, activos pero no demasiado, el estrés es muy malo porque libera muchas hormonas que nos destruyen por dentro, pero aquí tienen esdós".
Precisamente, el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales Méndez, coincidió con el catedrático cántabro en que "el primer reto que debemos vencer ante el envejecimiento es evitar su aislamiento social". Durante la inauguración de los congresos estatal y autonómico de las sociedades española y canaria de geriatría, el mandatario insular argumentó que el cambio demográfico, con un progresivo aumento de las personas mayores, sorprendió tanto a la Península como al Archipiélago "sin haber terminado de desarrollar el estado del bienestar en sanidad, educación, empleo o ingresos mínimos".
En opinión de Antonio Morales, "teníamos la casa a medio construir y llegaron nuevos residentes, lo que explica que los datos de atención en este sector nos tengan que estremecer a todos y obligarnos a incluir esta atención como un reto democrático ineludible". Junto a los presidentes de la SEGG, José Antonio López-Trigo, y SCGG, Carmen Dolores Acosta, el máximo responsable del Cabildo grancanario lamentó "las políticas de austeridad y recortes que han limitado la actuación de los poderes públicos y del tercer sector" y consideró "urgente" garantizar una atención equitativa al conjunto de la ciudadanía para lograr "inclusión e integración", ya que "las personas con menores ingresos y las mujeres sufren peor atención".
Más de 120 ponentes y casi 450 comunicaciones participan en el encuentro geriátrico del Alfredo Kraus, cuyo programa científico se completa con siete simposios del área clínica, tres de la biológica y cinco de la social junto a talleres y cursos. Por ejemplo, la SEGG presenta durante el congreso la monografía Trastornos de la motilidad del tubo digestivo, desde el principio hasta el fin, elaborada en colaboración con Laboratorios Norgine, un estudio que concluye que la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) constituye el cuadro clínico más frecuente en la población mayor de 65 años y afecta a más del 20% de las personas a partir de los 70. La cita científica continúa hoy con una sesión plenaria sobre vulnerabilidad y fragilidad de las personas mayores.
