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Canarias elabora un mapa de riesgos de microalgas tóxicas para frenar su impacto

El cambio climático y el tráfico marítimo eleva la presencia de especies invasoras en aguas del Archipiélago y aumenta la incidencia de enfermedades como la ciguatera

Dos millones. Mimar está liderado por la Viceconsejería de Lucha contra el Cambio Climático del Gobierno de Canarias, con la cooperación de la Dirección General de Pesca, así como las de Cabo Verde, Madeira, Senegal y Mauritania, las dos universidades públicas canarias, el ITC, la sociedad Gestión del Medio Rural de Canarias y el Banco Español de Algas. Financiado con cerca de dos millones de euros por Interreg y el programa MAC 2014-2020, ahora comienza la siguiente fase del proyecto, Mimar+. En las fotos, Rogelio Herrera (i) y otro momento del Congreso 'Cambio global en la región macaronésica' celebrado la semana pasada en la ULPGC. lp/dlp

Canarias trabaja en la elaboración de un mapa de riesgos de microalgas tóxicas, que identifique las áreas en las que aumenta la presencia de las mismas como consecuencia de los efectos del cambio climático, y de la actividad humana. El objetivo de esta acción, que se enmarca dentro del proyecto europeo Mimar que lidera el Gobierno de Canarias, es desarrollar protocolos de actuación comunes en toda la región de la Macaronesia para frenar el avance de estas especies.

"En estos momentos tenemos una gran variedad de especies tóxicas de microalgas, y estamos analizando y ultimando resultados para elaborar un mapa de riesgos. Estudiamos la dinámica de cada una de las especies, cómo florece, dónde se asientan, qué problemas puede tener, y empezaremos ahora a desarrollar protocolos para el control y seguimiento de las mismas, como ya lo estamos haciendo en el caso de la ciguatera", indicó Rogelio Herrera, coordinador del proyecto Mimar, quien apuntó el Mar de las Calmas en El Hierro, como una de las zonas donde se localizan más floraciones o blooms de microalgas tóxicas y ciguatoxinas.

Condiciones favorables

Herrera apuntó que la llegada de microalgas tóxicas no es un fenómeno nuevo, sucede desde hace muchos años, bien porque algunas son nativas de las Islas, o bien porque llegan con las mareas, la basura, los plásticos, y el tráfico marítimo... Sin embargo, con la subida de las temperaturas, se ha detectado un mayor asentamiento de las mismas en las aguas del Archipiélago. "Ahora lo que pasa es que al tener unas temperaturas más cálidas derivadas del cambio climático, esas especies son capaces de asentarse y de reproducirse. Encuentran condiciones más favorables para el crecimiento de sus poblaciones, y se produce lo que llamamos floraciones o blooms".

El proyecto Mimar ha detectado el incremento de especies exóticas en aguas del Archipiélago, lo que está provocando una mayor incidencia de enfermedades como la ciguatera. Algunas de las mismas, también amenazan el ecosistema canario, por su carga tóxica. "Hay especies que proliferan mucho, tapizan completamente el fondo, matan a organismos que están debajo de ellas, y expulsan a los organismos que hay en determinadas hábitats", apuntó Rogelio Herrera.

Como ejemplo citó la Lyngbya, una de las causantes de la gran pérdida de la población de sebadales canarios. "Es una cianobacteria identificada desde 2008 en Fuerteventura y Lanzarote. Sus poblaciones han seguido creciendo cada año, apareciendo en Gran Canaria, en Tenerife y este año en El Hierro. Ha afectado a los sebadales desde Tenerife a Lanzarote", apuntó el doctor en Ciencias del Mar, técnico del Servicio de Biodiversidad de la Viceconsejería de Lucha contra el Cambio Climático del Gobierno de Canarias.

El proyecto MIMAR describe la Macaronesia en general y Canarias en particular como la región con mayor diversidad de especies potencialmente tóxicas del mundo. En este sentido, han identificado a cerca de 200 especies introducidas entre Canarias y Madeira, a través del tráfico marítimo fundamentalmente, que constituyen un riesgo de invasión.

Según explicó Herrera, los puertos principales del Archipiélago con tráfico internacional, son la vía de entrada de esa especies asociadas principalmente a las plataformas pretrolíferas y a los grandes buques. "Todavía no hemos visto que ninguna de esas 200 especies hayan desplazado a otros organismos, si bien la capacidad invasora la tienen muchas de ellas. Si se sigue introduciendo con frecuencia, se puede producir problemas de ecosistemas, y si la temperatura del mar sigue en aumento, se asentarán y reproducirán en gran cantidad".

En este sentido, el especialista mencionó cuatro tipos de corales que se han introducido y ya han empezado a expandirse fuera del puerto. "Aún no es un problema aquí, pero en otros lugares del mundo si lo han sido".

Tras finalizar el proyecto Mimar, cuyos resultados fueron difundidos la pasada semana, ahora se inicia una segunda fase, Mimar+, con acciones para salvaguardar la biodiversidad del Atlántico centro-oriental; y para la creación de un observatorio marino de toda la región de la Macaronesia, que permita registrar un seguimiento global de las floraciones algales.

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