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CRISIS DEL CORONAVIRUS

Más de un millar de ancianos en las Islas solicita ayuda a través de la app 'Covida'

El Archipiélago lidera el uso de esta herramienta que pone en contacto a las personas mayores con voluntariado que se encarga de realizar sus compras

De izquierda a derecha, Eduardo Fierro, Jon Ander y Haize Trueba. LP/DLP

El Gobierno de Canarias puso en marcha desde el pasado 17 de marzo la aplicación Covida, una herramienta qu e ofrece respaldo a las personas mayores o dependientes para que confíen en otras la realización de sus compras de alimentos o medicinas y no tengan que abandonar sus domicilios, durante la pandemia de Covid-19. El programa -disponible para sistemas operativos Android e IOS- ha sido lanzado en un total de 12 comunidades autónomas, siendo Canarias la primera en ejecutarlo y la que más inscritos reúne. Y es que en su corta vida ya suma un total de 983 voluntarios y 1.400 demandantes de ayuda, frente a los 1.253 y 1.772, respectivamente, que aglutina el conjunto estatal.

Eva Santana tiene 27 años y es una de las voluntarias que ha querido sumarse a esta iniciativa. Fue la noche del pasado miércoles cuando decidió registrarse en la novedosa app, que conoció a través de un amigo. "Llevaba tiempo buscando opciones para aportar mi granito de arena en esta crisis y me pareció una elección perfecta. Hay que tener en cuenta que muchas personas mayores viven solas y necesitan ayuda", indica esta administrativa, que reside en el municipio grancanario de Arucas.

La solicitud de auxilio no tardó en llegar y ya el jueves tuvo la oportunidad de realizar su primer cometido. Una alerta comunicaba que Jesús Acosta -un paciente oncológico de 68 años que vive en Tenoya- necesitaba ayuda para hacer una compra de fruta, papas y agua. "Una chica comentó que no se podía hacer cargo porque en su trabajo está en contacto con gente y Jesús acaba de someterse a una intervención. Entonces contacté con ella y me facilitó su teléfono", detalla. "Lo primero que hicimos fue hablar bastante", prosigue la voluntaria de Covida, "pienso que es fundamental que haya confianza mutua para que el servicio sea seguro y no surjan problemas".

En base a las palabras de la joven, Acosta mostró, en todo momento, una actitud muy amable y cercana. De hecho, insistió en que pasara primero por su domicilio para poder hacerle entrega del dinero . "Le dije que no era necesario y que ya arreglaríamos después. Así lo hicimos y la verdad es que no me equivoqué a la hora de confiar en él", resalta. Para después aclarar que, "entiendo que hay que tener cautela, pero él me transmitió muchísima seguridad".

Lo cierto es que la voluntaria tomó todas las precauciones necesarias para evitar poner en riesgo la seguridad de Acosta. "Hice la compra con guantes y eché alcohol encima de estos. Cuando llegué a su casa, él me tiró las llaves de su portal junto con el dinero de la compra sin preocuparse por ver la factura. Me cambié los guantes para manipular las llaves y subí para dejarle la mercancía, sin que estuviéramos en contacto en ningún momento", cuenta Santana.

La acción altruista provocó en la aruquense una "indescriptible" sensación de bienestar, pues, gracias a su intervención, una persona ya disponía de los alimentos que necesitaba para subsistir durante unos días. "Sentí que acababa de hacer una labor muy gratificante y que no había representado ningún sacrificio para mí", enfatiza. Si bien es cierto que reconoce que esta clase de gestos solidarios "deben ejecutarse todo el año y no solo durante la pandemia de coronavirus".

Decisión

Siguiendo esta línea, una de los aspectos que llama mucho su atención pasa por el hecho de que existan muchísimas personas jóvenes que podrían prestarse a realizar estos servicios y, sin embargo, no dan el paso. "Hace falta que exista una mayor colaboración. Estas personas podrían ser nuestros abuelos y nos gustaría que hubiera gente dispuesta a hacer esta clase de recados si nosotros no podemos", sentencia.

Pero la satisfacción es recíproca. Así lo garantiza Jesús Acosta, quien también se muestra "encantado" con las facilidades que brinda este servicio. El recurso lo conoció a través de la televisión y, rápidamente, procedió a tramitar su inscripción a través del Teléfono de Atención de las Personas Mayores de Canarias, atendido por el Teléfono de la Esperanza -900 707 020-, que también gestiona estas peticiones. "Mi experiencia ha sido maravillosa y se la recomiendo a toda la gente que se encuentra en una situación igual o similar a la mía. Vivo solo y contar con personas así es digno de agradecimiento", aprecia.

Además, reconoce que seguirá haciendo uso de esta herramienta, pero, a ser posible, prefiere que sea Eva Santana la que se encargue de sus recados. "Le pedí su teléfono personal para poder contactar con ella directamente. Sin duda, ha tomado todas las medidas necesarias para no tener contacto directo conmigo y me ha demostrado muchísima seriedad y responsabilidad", manifiesta el vecino de Tenoya. "Estamos atravesando unos momentos muy difíciles", acentúa, "por lo que es fundamental que nos ayudemos para que todos podamos salir adelante".

En este sentido, los datos desvelan una excelente acogida en el Archipiélago. "En las Islas se ha producido una óptima coordinación con el Ejecutivo autonómico, lo que nos ha permitido concederle una mayor difusión", explica el canario Eduardo Fierro, uno de los desarrolladores de este software. Para después agregar que, "esto es, precisamente, lo que queremos replicar en todas las comunidades autónomas".

La acción ha sido posible gracias a Kuvu, una empresa con sede en Bilbao en la que este joven de 26 años y natural de Fuertevenura ocupa el cargo de director ejecutivo, y de la que también forman parte Jon Ander y Haize Trueba . Fue a través del programa de convivencia intergeneracional -que opera en el territorio peninsular- donde observaron la necesidad de emprender medidas para proteger a los más vulnerables de esta crisis sanitaria. "Es fundamental que la población de riesgo permanezca en sus casas en estos momentos. Afortunadamente, hay muchas personas solidarias que están dispuestas a hacerles los recados", indica Fierro.

Según detalla, el acceso a esta herramienta es muy sencillo. Basta con disponer de un smartphone para poder proceder a la descarga de la aplicación. Una vez realizado este paso, sería necesario facilitar el número de teléfono y, como medida de seguridad, aportar una serie de documentos personales para que puedan ser verificados. A partir de entonces, será posible pedir u ofertar ayuda.

"El sistema enviará una notificación a las personas que prestan ayuda y que se encuentren en un rango máximo de 60 kilómetros. Desde que el individuo acepte la solicitud podrá comunicarse con la persona mayor por vía telefónica para saber qué necesita y la aplicación recogerá todos los datos relativos a su ubicación", sostiene. Más tarde, se evaluará la experiencia con el servicio.

Asimismo, el profesional pone de relieve que el uso de esta herramienta exige el cumplimiento de unos protocolos que van de la mano de unas óptimas condiciones de seguridad e higiene. A esto hay que sumarle que solo pueden realizarse las actividades que figuran en el real decreto aprobado por el Gobierno. "Hay que cumplir con lo establecido y no se admiten otras acciones", recalca.

En base a las palabras de Fierro el desarrollo de Covida solo llevó un fin de semana y contó con el apoyo de la empresa Squareetlabs -que se encargó del desarrollo tecnológico de la plataforma- y de Regula, que asumió el servicio de verificación de documentos. "Además, hemos contado con el respaldo de muchas personas en el ámbito de la comunicación, del diseño y de otros sectores", celebra el joven. "Estamos ante un problema muy grave que requiere de un esfuerzo conjunto para poder ofrecer una respuesta satisfactoria, por lo que esperamos seguir creciendo en todas las comunidades y así tener mayor alcance", destaca el creador de Covi da.

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