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LA ÚLTIMA DEL DíA

Ropavieja de bombillos

Existe un club de presidentes que aconsejan desde inyecciones de desinfectantes a ondas 'cuadráticas' contra el coronavirus

Bolsonaro, iluminado. REUTERS

Deben conocer que el presidente de Estados Unidos la ha vuelto a liar, dejando su coeficiente intelectual por los suelos tras oír la explicación de director de la División de Tecnología y Ciencia del Departamento de Seguridad Nacional, Bill Bryan, en plena rueda de prensa, en la que ilustraba que el coronavirus "muere rápidamente" una vez expuesto a la luz solar. Tras esa afirmación a Trump se le cortocircuitó lo que quiera que tenga de relleno para la peluca sugiriendo investigar el cómo meter luz solar dentro de un cuerpo humano para fulminar al inquilino. Pues con una ropavieja de bombillos.

Se ve en la foto la cara del señor Bill Bryan, al que por un momento se le bajan los plomos, pero no acaba ahí la iniciativa investigadora de un presidente que comanda el mayor poder atómico del planeta, ya que al oír luego la palabra desinfectante y su poder para también aniquilar a Covid, sugiere inyecciones de esos mismos desinfectantes, y de ahí al supositorio de Zotal no queda más que otra rueda de prensa.

Trump no está solo en esto de medio higo para el kilo de pandemia. Es como un teleclub que no distingue ni de fronteras ni ideologías pero sí de neuronas, y en que figuran entre otros elementos como Bolsonaro en Brasil, López Obrador en México, el Hijo de Chávez, en Venezuela o el británico Boris Johnson, uno de los fundadores, pero que se borró de la pandilla cuando entendió en sus propias carnes de qué iba realmente el tema.

Bolsonaro, aparte de ser portador de una sospechosa tos que va exhibiendo en las concentraciones que convoca, también lo es de dos teorías, una para el común de sus paisanos y otra para él propiamente de él. La primera es que la naturaleza de sus administrados es inmune a todo lo que le caiga encima, incluso cuando le cae un protodictador, al establecer, palabras textuales, que "el brasileño tiene que ser estudiado, porque no se contagia. Se le puede ver saltar en una alcantarilla, bucear, ¿verdad? Y nunca le pasa nada. Yo creo que hay mucha gente que ya se ha contagiado y ya tienen los anticuerpos que ayudan a que no siga proliferando". Pero si a pesar de ello el propio presidente quedara en infestación tampoco le pasa nada "por mi histórico de atleta, no tendría que preocuparme, no sentiría nada, como mucho una gripecita o un resfriadito". Cabe señalar que dirige un país de 210 millones de habitantes que, para colmo, tiene el privilegio de haber parido la bossa nova.

López Obrador, aunque en menor medida, también tiene su aquello. Solo 24 horas después de que su propio Ministerio de Hacienda pronosticara una caída de su Producto Interior Bruto para este año del 4 por ciento, sentenciaba en su cotidiano La Mañanera, que es por donde empieza el día, que el coronavirus "nos ha venido de maravilla".

Su teoría es que la pandemia se va a ir en un plis plas y de ella " vamos a salir fortalecidos, y vamos a salir fortalecidos porque no nos van a hacer cambiar en nuestro propósito de acabar con la corrupción", de lo que se deduce que a Covid entre más corrupto es el ser que acoge el cuerpo en el que se filtra mejor cuanto peor, mejor. O al revés. Señalar que México tiene unos 126 millones de habitantes, y todos queremos que los siga teniendo a pesar de López y a pesar de todo.

La siguiente parada hacia al sur se encuentra en Venezuela, ahora novena isla desde que La Graciosa es la octava. Nicolás Maduro se ha apuntado a las teorías de un 'científico' muy popular en el país llamado Sirio Quintero, 'especialista' en nanotecnología, virología, bacteriología, parasitología, inmunología e informática, y que apunta a la lógica creación del coronavirus como vector del bioterrorismo, pero en grado mayúsculo, como "expresión de la más alta capacidad científica y tecnología alcanzada por los núcleos de poder imperial", cojan aire que sigue, "en su prontuario bioterrorista con la liga de fábricas de armas bacteriológicos bajo la fachada de laboratorios de investigación". Y más, porque ese diseño apunta "específicamente órganos de las razas chinas y las etnias latinoamericanas".

Se supone que un artefacto tan sofisticado tendría que combatirse con armas igualmente complejas, y Quintero las tiene: Son cinco vasos diarios durante doce semanas, -es decir un total de 420 vasos, con lo cual también arregla la cistitis-, de pócimas de malojillo, sea lo que sea el malojillo, combinado con limón amarillo, no del verde, y miel de abeja. Otra opción que deja es someterse a un chisme que emita ondas cuadráticas, en caso que existiera tal dispositivo: "sería suficiente una frecuencia de 1737 Mhz durante solo 62 segundos".

Ojo, ni uno más porque explotaría el mundo, si es que no ha explotado ya y no nos hemos dado cuenta.

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