Ha comenzado la cuenta atrás. Tenerife tiene dos semanas para frenar su curva de contagio, porque si no es así, el siguiente paso podría ser el confinamiento. Las nuevas medidas restrictivas establecidas por el Gobierno de Canarias, que entraron en vigor ayer, dejaron diferentes estampas en los municipios de Santa Cruz de Tenerife y La Laguna, los cuales se encuentran en el top 10 de las ciudades españolas con más incidencia. En los centros comerciales, controles en los accesos, con cuenteo manual, para evitar que se superara el 33% del aforo de clientes por planta y el 50% de coches en los aparcamientos; colas en algunos de ellos, como en el Carrefour Añaza, donde fue también necesaria la presencia de la Policía Local; calles de las zonas comerciales llenas de ciudadanos, aunque sin grandes aglomeraciones, para ultimar las compras navideñas; y el sector de la hostelería, uno de los más afectados por las restricciones, “intentado escapar de esta como podamos”, sirviendo comida a domicilio o solicitando licencias express para ocupar aceras o aparcamientos con terrazas.

El restaurante Tocuyo cuelga el cartel de cerrado y el lunes lo hará la cafetería La Carrera

Y es que entre las medidas aprobadas por la Comunidad Autónoma para estas dos semanas, además de establecerse el cierre de la Isla, la limitación de aforos en los centros comerciales, y el toque de queda a las 22:00 horas (excepto en Nochebuena y Nochevieja, que se amplía hasta las 00:30 y la 1:00), también se encuentran la prohibición de la actividad interior en bares, cafeterías y restaurantes, así como la reducción del aforo de las terrazas al 50%, con un máximo de cuatro comensales por mesa, aunque estos finalmente sí podrán ser no convivientes.

Algunos establecimientos de la restauración sin terrazas, sobre todo en Santa Cruz, optaron ayer por ocupar la vía pública con algunas mesas y sillas sin contar aún con permiso, “pues no podemos permitirnos cerrar las puertas”. También se dio el caso de locales que ampliaron las terrazas que ya tenían. A la una del mediodía, el Ayuntamiento capitalino ya había recibido más de 130 peticiones de negocios para poder ocupar la calle, de las que más de medio centenar necesitaban para ello invadir una plaza de aparcamiento. El Consistorio estaba otorgando las autorizaciones con la mayor rapidez posible. Fuentes municipales recordaron que para obtener el permiso correspondiente para contar con una nueva terraza o ampliar la ya existente es necesario presentar una solicitud a través de la web municipal (www.santacruzdetenerife.es), “tras lo cual los servicios municipales correspondientes delimitarán el área de ocupación”. 

Otros restaurantes y cafeterías amanecían ya con el cartel de cerrado por no tener terraza ni espacio posible en la calle para poder colocarla de manera provisional, como el conocido Bodegón Tocuyo, en La Laguna. Otros suspenderán su actividad en los próximos días, como la histórica cafetería La Carrera, ubicada también en Aguere. 

“En principio, cerraremos este mismo lunes. El fin de semana hemos abierto para sacar la última mercancía que nos queda. Ya estábamos mal, pero estas nuevas medidas han sido el remate para este negocio. No podemos hacer nada sin tener abierto el salón y con solo cuatro mesas en la calle. Nos quedaremos sin trabajo seis empleados y confíamos en que cuando esto pase, podamos volver a abrir las puertas”, explicó Manrique Suárez, uno de los trabajadores de la cafetería La Carrera, abierta en La Laguna desde el año 1974.

Santa Cruz también amaneció con algunos establecimientos con el candado echado, mientras que otros buscaban la fórmula de poder seguir haciendo caja. Estaban los que sacaron pequeñas mesas y las colocaron donde pudieron en las aceras, a pesar de que algunas eran estrechas; los que ampliaban sus terrazas, ocupando buena parte de la calle, y los que ya tenían permiso municipal para invadir una plaza de aparcamiento o para utilizar parte de la acera. Fue el caso, por ejemplo, de la cafetería Doña Banana, situada en el barrio de Añaza. 

“La verdad es que tenemos que agradecer al Ayuntamiento de Santa Cruz que nos haya dado la posibilidad de conseguir permisos rápidos para instalar terrazas, pues muchos establecimientos de la capital no contábamos con ellas, y las medidas del Gobierno canario nos obligaba a cerrar. Gracias al Consistorio, mis hijos podrán comer durante esta Navidad. Las restricciones del Ejecutivo han sido muy duras, no han pensado en que tenemos familias. Es que hablo de ello y no puedo contener las lágrimas. Muchos amigos míos han tenido que cerrar sus negocios. No sé cómo vamos a escapar de esta, como Dios nos ayude y trabajando el doble. Por supuesto que sabemos que las medidas son necesarias, pero no entendemos por qué castigan al sector de la hostelería. Y es que además, el toque de queda se ha adelantado a las 22:00 horas, por lo que en mi caso tengo que cerrar a las ocho para que me dé tiempo de llegar a casa”, cuenta Luci Camacho, encargada de Doña Banana

Precisamente, en este barrio chicharrero se formaron ayer largas colas para acceder al Centro Comercial Añaza Carrefour, por los controles de acceso, a través de cuenteo manual por parte de los vigilantes de seguridad, para no superar el 33% del aforo de clientes en cada planta ni el 50% de vehículos en los aparcamientos. Los ciudadanos que se encontraban en la cola mostraban su resignación. “Tendremos que adaptarnos y tener paciencia, no nos queda otra, pues estamos en una situación muy complicada, con muchos contagios en la isla de Tenerife. Si tenemos que esperar un poco para entrar en los centros comerciales, pues lo haremos. Todas las medidas que se establezcan para frenar la propagación del coronavirus me parecen bien. Pero todos y cada uno de nosotros, debemos ser conscientes de lo que está pasando, pues lo siguiente será el confinamiento”, apuntó Cristina Espinosa, una vecina de Santa Cruz que esperaba en la calle para poder acceder a Carrefour.

También se encontraba allí Paqui Martínez, una vecina del Sur de la Isla, que también ha aceptado con resignación las nuevas restricciones aprobadas por el Gobierno de Canarias. “Lo único es que no tendría que haber venido un sábado a comprar, porque hay mucha gente. De resto, tenemos que adaptarnos, es lo que toca. El objetivo debe ser que los contagios bajen para poder empezar 2021 con fuerza y con salud, y olvidarnos de este año”, señaló Paqui Martínez, quien indicó que afortunadamente ya le quedaba poco por comprar, porque “para estas fiestas de Navidad y Reyes he decidido adelantarme, por lo que pudiera pasar”.

A Isabel López, también vecina de Santa Cruz de Tenerife, aunque acepta que “no queda otro remedio que cumplir las nuevas medidas”, estas le parecen “desproporcionadas e injustas”. “El Gobierno canario no puede castigar más a unos empresarios que a otros. Yo me pregunto por qué se están cerrando bares y restaurantes y, sin embargo, los centros comerciales están llenos de gente. Las restricciones deberían ser más equitativas. Y también creo que las decisiones se deberían haber tomado con bastante más antelación. Estas llegan tarde y por eso están siendo tan duras”, manifestó.

Mientras unos aprovechaban para ultimar las compras correspondientes a estas fiestas, otros preferían disfrutar de una conversación en una terraza. En la mayoría de los casos, estas estaban llenas, tanto en Santa Cruz de Tenerife como en La Laguna, e, incluso, en algunos establecimientos, ciudadanos esperaban de pie para poder ocupar una de las mesas. Y es que el aforo de las mismas se ha reducido al 50% y solo pueden ocuparlas cuatro personas como máximo. 

“Al menos, el Gobierno de canarias ha eliminado la prohibición que se había establecido en un primer momento, de que no se pudieran sentar juntos no convivientes”, señaló Mónica Marrero, vecina de La Laguna. Por su parte Daniel Clavero y Flora Marrero, también vecinos de La Laguna, aprovecharon para solicitar al Ejecutivo que “dicte normas más claras, porque algunos ciudadanos nos hemos confundido un poco”. 

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En las calles de las zonas comerciales abiertas de Santa Cruz de Tenerife y de La Laguna, este año sin villancicos ni mercadillos, también se generó alguna que otra cola para acceder a determinadas tiendas, aunque, en general, no se produjeron aglomeraciones. “Yo decidí salir a comprar a la una del mediodía, porque sé que no hay mucha gente, y la verdad es que lo he hecho todo muy rápido y sin problemas”, indicó María Lorenzo. 

Y entre las numerosas personas que subían y bajaban por las principales calles comerciales de ambos municipios buscando regalos, se encontraban también aquellos que tan solo querían aprovechar el día para pasear. En la calle Castillo, en la capital chicharrera, un hombre de avanzada edad con un peculiar gorro de Navidad y rostro serio llamaba la atención de todos aquellos que pasaban por su lado. Él Solo miraba al frente, disfrutando de su paseo. El coronavirus Covid 19 ha dejado a la isla Tenerife sin la Navidad de siempre, la de los encuentros familiares y comidas entre amigos, la de los abrazos y brindis. Aún así, muchos se niegan a confinar también el espíritu navideño.